Un clavo saca otro clavo, y por fortuna para este Athletic mañana hay partido de Copa y con la eliminatoria a favor. En buena lid debería decirse que está resuelta tras el 2-4 en Balaídos, pero habrá que jugarla. Más incógnitas entraña la respuesta del aforo que se ocupe en el estadio tras la serenata de pitos del domingo, donde nadie salió indemne. Ayer más de uno ya andaba cabilando cuándo fue la última vez que San Mamés chifló a alguno de los suyos: a Iraizoz en aquella lamentable actitud de parte del público, a Amorebieta tras ser cambiado por Bielsa ante el Rayo allá por enero de 2013, a Fernando Llorente en su última campaña con el billete para Turín ya en el bolsillo... Reacción de la parroquia rojiblanca que no es del agrado de nadie, pero que significa un nítido mensaje a sus jugadores y al propio técnico.

La situación, sino alarmante porque estamos a falta de una jornada para el ecuador liguero, sí es muy preocupante por las sensaciones que emanan del equipo en conjunto y algunos jugadores en particular. Visto el panorama, casi podríamos hablar de una de esas temporadas de transición, si no fuera porque el Athletic está inmerso en una Copa con un itinerario asequible en condiciones normales, y una Europa League que apetece y mucho, pero que como las tornas no cambien puede sepultar a más de uno. Y aún y todo, que nadie descarte un buen resultado el sábado en Villarreal, aunque solo sea porque enfrente habrá un rival que no esperará a los rojiblancos.

La derrota ante el Córdoba en San Mamés, colista en esos primeros días de diciembre, no solo fue inesperada, sino que en perspectiva fue un sopapo a la confianza del grupo. La plantilla quizá volvió a dudar, como lo había hecho al inicio de la campaña. El repunte que parecía ya un hecho se truncó y con él esa certidumbre. Ante la Real en Anoeta se mejoró, se sacó un punto, pero de nuevo frente al Atlético, a pesar de dar la cara, se la partieron. Uno se habría acogido al juego, pero parece que el 1-4 minó aún más esa frágil moral. Se vio ante el Deportivo, un batacazo mayúsculo y de nuevo inesperado por todos, incluidos ellos mismos y su entrenador. Balaídos, un partido de Reyes por la cantidad de regalos defensivos, fue casi un accidente, porque ante el Elche quedó patente que no hay recursos ante rivales que van a defenderse y esperar su oportunidad.

Laporte el que más pases da

Resulta llamativo, pero ante Córdoba, Deportivo y Elche, Aymeric Laporte ha sido el jugador que más pases ha contabilizado en cada uno de esos partidos: ante los andaluces fueron 92, frente a los gallegos 60 y contra los levantinos 66 -y Etxeita el segundo, con 65-, y eso en un equipo donde la tónica los últimos años es que Iraola por su banda, o en su defecto De Marcos como ante la Real y el Atlético, lideraran esa estadística de por dónde comienza el juego.

El Athletic se topa con contrarios encerrados y se atasca. Como en la medular no hay clarividencia, Ernesto Valverde ha optado por el balón en largo, la mayoría de veces a ninguna parte. Un botón: Laporte lleva sumados 76 balones buenos en largo y 91 fallidos, aunque seguramente la mayoría de esos últimos lo están siendo últimamente, demasiado precipitado en sus lanzamientos arriba. Aunque peores registros llevan compañeros suyos: Etxeita ha fallado hasta la fecha 28 balones en largo por 15 acertados, y no digamos Balenziaga, 21 buenos y 44 errados.

Juego directo ante la cerrazón del oponente, una manera también de minimizar errores en zonas de riego que ya han penalizado bastante, una alternativa a esa falta de confianza de algunos hombres... El hecho de que los últimos minutos de un `jugón' como Beñat hayan sido en A Coruña, después de haberse quedado en blanco ante Real y Atlético, dice mucho -a no ser que no le vea con `punch'- del tipo de juego por el que apuesta, o no apuesta, Txingurri en estos momentos.

Villareal, una oportunidad

El once ante el Elche fue el de gala y con Guillermo como opción atacante en la enfermería, solo Viguera y ahora mismo San José -¡primer suplente del Athletic que marca en esta Liga!- por su idilio con el gol le sirven de revulsivo a Valverde. Si tenemos en cuenta que echar mano de Toquero debería ser anecdótico, que Beñat vuelve a no contar, que Ibai Gómez está para aportar muy poco, que Unai López lo mismo entra que sale, el panorama se antoja desalentador, máxime cuando hay hasta seis jugadores en plantilla -el propio Gaizka, Sola, Aurtenetxe, Morán, Bustinza y Aketxe- que no cuentan para nada. Y a eso se le añade que no hay visos de fichajes que insuflen cierto aire.

Ernesto Valverde tiene un verdadero problemón. Una plantilla que se le queda corta por la falta de confianza en parte de sus hombres, unos jugadores en los que confía y que no terminan de dar la talla, y un grupo cuya mentalidad, su grado de madurez, ha vuelto a resquebrajarse como antaño.

La de mañana ante el Celta es una buena oportunidad para sacar la cabeza, ganar en credibilidad para consigo mismo y encarar, alejados del malestar de San Mamés, el choque ante el Villarreal como el de Mestalla, en donde se jugó bien y empató, o en Getafe o incluso en Anoeta. Un clavo saca otro clavo ¿no?