También antes, pero especialmente desde que la pala se trasladó al Bizkaia, Pablo Fusto se ha convertido en una especie de muro infranqueable para sus rivales, especialmente en las finales. En estos últimos tres años, tres han sido los rivales; Luján en 2012, Gaubeka en 2013 e Ibargarai en 2014, que han tratado de frenar la progresión del delantero bonaerense que, sin embargo, ni siquiera ha concedido un solo set en estas tres finales. El navarro Xabier Ibargarai repite este año consciente de que vuelve a partir como víctima, pero con la ilusión de revertir unos pronósticos adversos.

«Todos sabemos que él es el favorito claro, ha demostrado un nivel increíble y que es muy difícil ganarle, pero a ver si tiene un mal día y yo puedo hacer mi partido y dar la sorpresa», señaló el de Erratzu tras la elección de material que tuvo lugar ayer en la sede de la final.

El zaguero navarro ya sufrió la calidad de Fusto en dos ocasiones el año pasado, dos precedentes que le sirvieron para sacar sus conclusiones. «Estos partidos que juegas sirven de algo. El año pasado aprendí que, jugándole de tú a tú es muy complicado ganarle. En la semifinal intenté jugar como él, con todos los efectos y creo que no pude jugar más, me ganó 3-1, sufrí más que en la final y él hizo su juego. Fue él el que me movió a mí y este año a ver si puedo moverle yo».

Buscar debilidades

La teoría es clara, y todos los pelotaris conocen las aparentes debilidades del argentino, pero ninguno ha sido capaz todavía de explotarlas. «El único punto débil que tiene son los movimientos, que no es tan explosivo como otros pelotaris y que le cuesta entrar en calor. Será complicado, pero intentaremos llevar el partido por ahí», analizó.

Su condición de delantero también es un pequeño handicap para el cuatro veces campeón. «Este año ha jugado solo un partido y, por mucho que entrenes el saque, no es lo mismo que los partidos y creo que por ahí puedo tener una opción», explicó Ibargarai. «Otra clave puede estar en el resto, si no acierta a sacar, si no me mete mucha pared, como tengo dos manos, le puedo hacer daño si consigo cortarle a los pies y moverle un poquito más», explicó Xabier Ibargarai.

De todos modos, lo que no puede es esperar ninguna facilidad por parte de un Fusto voraz. «Saber que se me da bien este frontón y que juego bien las finales te da confianza, pero al final Xabi quiere ganar su primer mundial y yo quiero ganar el quinto, el cuarto seguido. Cada uno tenemos nuestros objetivos y yo quiero ganar diez seguidos. Ahora tres seguidos me parecen pocos y cuando saqué el primero me parecía un montón. Cuando te propones muchos objetivos nunca estás conforme», señaló el bonaerense.

Para ese objetivo, Fusto confía en un amuleto muy especial. Tras una muy mala racha con las herramientas, se le rompieron varias palas de manera consecutiva, ha encontrado una que le aguanta y que solo emplea en los partidos del Individual y en alguna final.