03 FéV. 2015 KOLABORAZIOA De Auschwitz al Califato El sionismo trataba de diluir la acepción de pertenencia nacional, imponiendo artificialmente la acepción política del judaísmo como referencia de identidad nacional. Gabirel Ezkurdia Politólogo y analista internacional El 27 de enero se conmemora el 70 aniversario de la liberación de Auschwitz por parte del heroico Ejército Soviético, fábrica de exterminio emblemática de la Solución Final nazi, que durante décadas ha tenido como correlación políticamente correcta el concepto «Nunca más». La Solución Final se aplicó contra comunistas y judíos desde el minuto uno de la invasión de la URSS y, pese a ser gestionada en secreto, era conocida ya en verano de 1942 por los gobiernos occidentales gracias a informes de la resistencia. Aun así, pese a la supremacía aérea anglonorteamericana, nunca se optó por la destrucción de las infraestructuras que permitían el funcionamiento de los ya entonces documentados campos de exterminio. Es más, pese a publicarse en prensa occidental su existencia, en 1945 millones de personas asombradas decían desconocer el «Holocausto». En 2015 vivimos un paralelismo demoledor en el que millones de personas, con doble pecado por el acceso históricamente inigualable a la información, siguen como en 1945, ignorantes, ajenas o silentes ante las masacres genocidas del Estado Islámico, totalmente equiparables a los pogromos de los einsatzkommando de las SS en el oeste de la URSS desde el año 1941. No es excepcional. Durante siete décadas la autoproclamada supremacía moral occidental del «nunca más» ha demostrado con creces su falaz catadura ética. Desde 1945 han sido decenas las matanzas genocidas que han sufrido millones de personas del mundo en aras de intereses geopolíticos espurios. Grandes Lagos, Oriente medio, Balcanes, Sudeste asiático, Sudamérica... pocos rincones del planeta han quedado exentos de las hieles genocidas en nombre de la libertad, la democracia, la paz o los Derechos Humanos. Pero ¿cómo es posible que el terrible «ejemplo de Auschwitz» derivase en una falacia sin par del terror mundial? Es obvio que la responsabilidad criminal del nazismo como vanguardia operativa del capitalismo en «la Solución Final» y la «Guerra Total contra el comunismo» es incuestionable, pero durante 70 años pocos han explicado las claves de la trastienda de esa geopolítica del Capital. Así es, el nazismo fue sin duda el ariete del Capital contra el avance del comunismo tras la crisis del 29. Por eso, conocidos capitalistas occidentales (algunos de religión judía) financiaron y promovieron el movimiento hitleriano (la noche de los cuchillos largos eliminó toda posible deriva nacional-revolucionaria). Pero sobre todo, el nazismo fue el instrumento ideal del entonces incipiente sionismo, marginal entonces en Europa, para vertebrar el bíblico proyecto de construir un Estado hebreo en Sión. Tema tabú donde los haya y silenciada génesis explicativa trascendental. En 1930 la inmensa mayoría de los judíos en el mundo eran asimilacionistas, es decir, entendían el judaísmo como una realidad religiosa y no nacional, ni racial (ignorante absurdo nazi ). Los judíos europeos, norteamericanos, sudamericanos, africanos o asiáticos... se sentían nacionalmente alemanes, polacos, soviéticos, norteamericanos, argentinos, iraníes, etíopes... de religión judía. El sionismo trataba de diluir esa acepción de pertenencia nacional imponiendo artificialmente la acepción política del judaísmo como referencia de identidad nacional. El poco éxito de su discurso les llevó entonces a aliarse con el antisemitismo genérico que odiaba prejuiciosamente a los judíos por el mero hecho de serlo y les negaba su respectiva identidad nacional original. Así, el sionismo fue el mejor adjudicatario de los sentimientos antisemitas nazis. Pocos conocen el plan financiero Haavara que en 1933 el Estado nazi cumplimentó con el movimiento sionista para judeizar la Palestina británica, la petición de alianza militar sionista-nazi en 1941 contra La Pérfida Albión del grupo terrorista sionista Stern o la colaboración necesaria de los Consejos judíos de los ghettos en las deportaciones. El sionismo, legal hasta 1938, aprovechó la deriva genocida del nazismo para deshacerse de millones de judíos no creyentes en Sión y de sionistas de izquierda incómodos como los resistentes de Varsovia, porque el objetivo del sionismo no era salvar a los judíos, sino lograr el Estado de Sión como decía Ben Gurión. 70 años después, tras décadas de imposición, expulsión, ghettización y matanzas de árabes al albor de la colonización de Palestina, el sionismo promueve y aprovecha otra entente cordial con presuntos enemigos suyos -el yihadismo takfirista- para romper y balcanizar los países que cuestionan Israel y atacar a los enemigos del proyecto estratégico pansionista: Eretz Israel, del Eúfrates al Nilo. El sueño de Theodor Herltz planificado sobre el terreno en la actualización del Plan Yinon de 1982 asumido por su gran aliado norteamericano como el Plan «Nuevo Oriente Medio Ampliado» de Peters 2006 y demás anexos y actualizaciones se cuece en el horno Sirio-iraquí... iraní. Postdata. La no invitación del presidente de Rusia y la expresa invitación de Poroshenko, banderitsi de la junta de Kiev, es la guinda del despropósito moral e histórico en el que han convertido la memoria de Auschwitz y sus millones de víctimas inocentes y libertadores.