09 FéV. 2015 Un buen Athletic, un mejor Barça Los catalanes, en un momento de juego dulce, golearon exhibiendo un buen fútbol a un equipo rojiblanco que nunca le volvió la cara al partido a pesar del marcador adverso. Unos enormes Messi y Neymar fueron demasiado para la entrega de los bilbainos. Joseba VIVANCO ATHLETIC 2 BARCELONA 5 Convicción. Pep Guardiola decía que es lo único que vale la pena, a lo que siempre hay que agarrarse. Y es lo que anoche tuvo y nunca le faltó a un Athletic que no renunció a nada pese a verse superado por un muy buen Barcelona que parece haber vuelto por sus fueros, liderado por un gran Messi y un Neymar desequilibrante. Poco se le puede reprochar a los rojiblancos pese a la abultada y dolorosa derrota; quizá que le faltó juego y le sobraron kilómetros, pero ante un plantel azulgrana de dulce poco más puedes ofrecer. Al menos, no perder nunca la cara al resultado adverso, como su público, que a pesar de lo que reflejaba el luminoso, terminó celebrando, quién sabe, si algo bueno que esté por venir. Lo de ayer es agua pasada. Podía pasar y pasó. Pero tampoco hay que darle más vueltas. El mensaje de ¡Athletic, Athletic! con el que se despidió al equipo lo dice todo. Nada que ver con la lastimera imagen de otros partidos. La comunión ha vuelto. Que sea para quedarse, porque lo que les espera al equipo es más que estimulante para todos. Prolegómenos de partido grande en San Mamés, rugidos en la grada, canto a capella del himno de Carmelo Bernaola, enfrente los Messi, Neymar y compañía, Muniain que se abraza con el astro argentino antes del pitido inicial, y tras este, un Athletic que salió a no dejar jugar a los culés pero quizá se olvidó de jugar él. Pero o era lo uno o era lo otro, eso parecía. Al minuto diez el Barça ni se había aproximado por el fondo norte, Messi caminaba sobre un resbaladizo césped, los rojiblancos presionaban muy alto, el graderío saludaba el primer córner a favor, Aduriz le pegaba picado alto... Y entonces apareció él. Una inocente mano de Muniain cerca del área, Messi que golpea normalito y la barrera bilbaina desvía lo justo para que a Iraizoz no le dé tiempo a reaccionar y frenar ese balón. Sopapo. Inmerecido hasta entonces ese 0-1, los de Luis Enrique se adelantaban sin haber hecho lo más mínimo, mientras al Athletic no le quedaba sino seguir corriendo y corriendo, y fallando y fallando casi cada pase, como si el balón les quemase en los pies. No le quemó a Aduriz, que remató un centro de Muniain pero ahí estaba Bravo, el menos goleado de la Liga. Fueron entonces minutos de dominio blaugrana, con una inmejorable ocasión de Luis Suárez cuyo cabezazo enmendó esta vez Iraizoz firmando el paradón de la temporada en San Mamés. Fue un aviso. Minutos después, el uruguayo no fallaba y rubricaba una contra iniciada por él y asistida por Messi, el que camina. Demasiado mazazo para un Athletic correoso al que a punto estuvo de caerle el tercero si en lugar de Xavi hubiera sido otro el que encarara a Iraizoz. Los catalanes pasaban a dominar la pelota, a circular, Messi dejaba su lateral para las cabalgadas de Alves y se venía adentro. El Barcelona de los medios es ahora el Barcelona de los delanteros. Disfrutan, se lo pasan bien. Decía el periodista argentino Dante Pazieri que «ni todas cortas ni todas largas. Todas cortas es fulbito. Todas largas es rugby». Pues ese es este Barça. Toca en corto y en largo. En corto y en largo. Y Messi decide lo uno y lo otro. La fortuna y sutileza de los azulgranas para rematar le faltaba a un Athletic que volvía a aprovechar otro despiste de la zaga rival en el área pequeña para que Aduriz, de nuevo, la tuviera, pero esta vez no era Bravo sino la base del poste la que evitaba el gol. Y si contra un equipo como este ni siquiera la fortuna está de tu lado, malo. Con el marcador empinado, el Athletic volvió de vestuarios con nuevos bríos y aunque fue el Barcelona el que rondó el tercero en esos instantes iniciales, el que la tuvo fue el chaval Unai López -la opción en la media punta que eligió Valverde ayer-, que remató fuera en el segundo palo, con todo para él. El Barça tenía la pelota, el Athletic ponía la convicción. Y esa presión, ese querer ir, esa casta, propició que en un buena jugada de ataque Aduriz rematara, Bravo repeliera y Mikel Rico llegara para fusiliar a la red. San Mamés estallaba. Era el minuto 59, con mucho por delante y todo era posible. La grada entonaba el «Jo ta ke!», el público se echaba encima, pero la reacción duró lo justo. Jugada vertiginosa de los culés, Messi que golpea un centro lateral y De Marcos lo introduce en su portería. La alegría en la casa del pobre, ya se sabe... El partido entró en una vorágine futbolística, ideal para cualquier espectador neutral que siguiera el partido por televisión. Fuera corsés. Fútbol por el fútbol, y en ese poner la otra mejilla, el Barcelona terminó partiéndosela otra vez al Athletic. Esta vez, Neymar culminaba otra jugada de ataque de un Barcelona imparable, que se gusta, se quiere, se agrada, se agiganta. Pero este Athletic tiene otro talante. Ha recuperado sensaciones, poco a poco, partido a partido. Y no le perdió la cara. Y en eso llegó Aduriz, su gol número cien, golazo cruzado, raso, que batió a Bravo. Locura en el marcador, arreón de moral que volvió a resquebrajarse con la roja directa, merecida, de Etxeita, por una dura entrada a la altura de la rodilla de Luis Suárez. A la baja del central para Granada se une la de un Balenziaga que tuvo que ser sustituido por problemas físicos. Demasiado lastre con un cuarto de hora por jugar, tiempo suficiente para que Messi siguiese haciendo de las suyas y guiase a Pedro hasta el quinto que cerraba el marcador. No hubo tiempo para mucho más, salvo para que la grada se siguiese encrespando con un Mateu Lahoz del que luego Mikel Rico diría que «le gusta mucho hacer ver como que controla el partido, aunque no lo controle». Y ayer se le descontroló. Pero, más allá del colegiado, o del abultado marcador, quedan las sensaciones. Y esas apuntan a que el equipo vuelve a competir. Ahora llega la Copa, el miércoles, en casa y San Mamés mandó anoche un claro mensaje con su ánimos. El Barça es historia. La Copa no. Se puede. «No ha sido un mal partido si quitamos el resultado» Ernesto Valverde admitió sin reparos que el Barcelona es un equipo «extraordinario y superior a nosotros» pero no por ello ni por el 2-5 pensó que sus jugadores hicieran un mal partido. Al contrario. «El marcador muy abultado no lo refleja. El partido ha discurrido por un camino en el que nos han penalizado. Creo que hemos competido bien. Hablamos de jugadores que no sé, es muy difícil jugar ante ellos. El año pasado les ganamos pero, éste, ellos han acertado y nosotros no hemos podido acertar. Para nosotros no ha sido un mal partido si quitamos el resultado». El entrenador rojiblanco no cree que les pasaran por encima: «He puesto una alineación que pensaba que podía sacar algo, pero con estos es difícil. No creo que este resultado nos penalice, el público además ha sabido reconocer el esfuerzo del equipo», señaló. Valverde ya piensa en la Copa: «El miércoles tenemos otro, no hay mucho margen. Es un partido ilusionante». Admite que se le acumulan los problemas. La duda de Xabi Etxeita para el próximo sábado por sanción, «ha sido una sorpresa ver la roja», la baja de Laporte sancionado para el miércoles en Copa. El cambio de Balenziaga por molestias musculares y además «nos ponen malos horarios».