Borja VALLE SARASKETA
Entrevue
Carmelo CEDRÚN
Athleticen atezaina 1951 eta 1966 artean

«Podíamos haber ganado a aquel Milan pero bien»

A sus 84 años, el que fuera gran guardameta del Athletic en los cincuenta y sesenta del siglo pasado rememora la primera visita que el Athletic hizo en su historia a tierras italianas, en 1956, para disputar la entonces Copa Latina, antecedente de la luego Copa de Europa. Los leones ganaron al Niza y perdieron la final ante un poderoso Milan. Fue aquella una temporada para enmarcar.

Eal Athletic vuelve esta tarde a Italia, por segunda vez este curso. Hace casi 60 años jugaron en suelo italiano por primera vez. Y allí estuvo defendiendo la portería rojiblanca el gran Carmelo Cedrún. Así lo recuerda el mito.

Campeón de Liga con un punto de ventaja sobre el mítico Barcelona de Ramallets, Kubala, Segarra y Biosca, y diez sobre el Real Madrid de Di Stéfano, Zárraga, Muñoz y Gento, tercer clasificado. 48 puntos conseguidos, lo cual significaba récord de puntuación del campeón hasta ese año. Extrapolando estos datos a día de hoy, 88 puntos. ¿Algunos niños bilbaínos no habían visto perder al Athletic en San Mamés?

La temporada fue durísima. Éramos muy jóvenes y casi no nos lesionábamos. Y eso que únicamente jugábamos 13 o 14 jugadores. Se habían retirado Zarra, Panizo, Venancio y Manolín. La gente estaba contenta porque así podían jugar ellos. Hubo partidos durísimos como los disputados contra la Real Sociedad tanto en San Mamés como en Atotxa. A Eneko le expulsaron por pegar a Paz. Al Barcelona de Kubala les ganamos allí y en San Mamés cuando Gainza, que era un zorro, sacó rápido una falta. Recuerdo cuando ganamos al Valladolid en el último partido, nos montamos en un camión que nos llevó hasta el Ayuntamiento. Toda la Gran Vía llena de gente que nos tiraba flores.

Y para finalizar la temporada, campeón de Copa sin perder ningún partido, después de eliminar a la Cultural Leonesa, Osasuna, al campeón de Europa, Real Madrid, en semifinales y al Atlético de Madrid por 2-1 en la final.

Después de ganar al Madrid en semifinales jugamos la final contra el Atlético. Empezaron ganando ellos, 0-1. Tenían un jugador buenísimo que le pegaba a la pelota que la rompía. Estaba lloviznando. Le hizo una jugada a Garay y se quedó solo delante de mí y me metió gol. Luego Artetxe y Maguregui meterían los goles para nosotros. Quedamos campeones como el año anterior contra el Sevilla. Recuerdo que ese año el Eibar quedó campeón de aficionados.

El éxito liguero tuvo como premio la participación en la anteúltima edición de la Copa Latina, que se desarrolló en Italia. Después de la final y directamente desde Madrid cogieron el tren en la estación de Atotxa hasta Milán.

Los viajes entonces eran muy largos. No recuerdo aquél pero seguro que tardamos dos días o más en llegar a Milán. Nosotros estábamos muy contentos porque habíamos ganado la final de Copa. Luis Iceta, el mítico jugador del Athletic, era el delegado del equipo. Era muy serio y tenía muy mala leche. Nos controlaba que no bebiéramos mucho champán. Éramos muy jóvenes. Llegamos a Milán muy cansados, a un hotel precioso, de lujo. El Príncipe de Saboya. El Athletic siempre nos llevaba a hoteles muy buenos.

El torneo se disputó en la Arena Cívica de Milán, un estadio multideportivo que se había construido en época de Napoleón con forma de anfiteatro. Estaba en pésimas condiciones al haberse disputado días atrás una competición ecuestre y también una competición atlética. La lluvia que había caído había hecho el resto.

El estadio era muy bonito pero el terreno de juego estaba destrozado. Había baches por todos lados que se habían rellenado con arena y como llovía estaba casi impracticable. Para nosotros, que después de los partidos con los equipos madrileños estábamos agotados, nos venía fatal el estado del terreno.

El primer partido en su historia disputado en Italia por el Athletic fue contra el Olimpique de Niza, campeón francés. Ganaron ustedes 2-0.

El Niza tenía un equipazo pero nosotros hicimos un gran partido y en la primera parte les metimos dos goles. Markaida jugó un montón ese partido, defendía, atacaba... Estaba en todos lados. Todo el equipo corrió mucho. Al día siguiente estábamos muy cansados, lo cual nos perjudicó para el siguiente.

El Milan, vencedor de la otra semifinal, les esperaba en la final. Debido a las lluvias torrenciales el día anterior, el partido para dilucidar el tercer y cuarto puesto se retrasó hasta el mismo día de la final. Las sucesivas prórrogas entre el Benfica y el Niza hicieron que la final comenzara a las diez de la noche, por lo que jugaron con luz eléctrica, cosa inusual para ustedes en esa época.

El campo estaba destrozado por las lluvias y por el partido anterior. Nos era extraño jugar con luz eléctrica y tan tarde. Seguíamos cansados de los partidos anteriores pero nosotros ya estábamos felices porque habíamos ganado la final de Copa días antes. Creo recordar que había algunos jugadores algo lesionados, pero Daucik decidió que jugasen. Era como un premio por la temporada.

El equipo milanés contaba entre sus filas con excepcionales jugadores. Ahí estaban el portero Buffon, tío abuelo de Luigi Buffon; Maldini, padre de Paolo Maldini; Liedholm, el gran jugador sueco ganador de los Juegos Olímpicos de 1948; y la figura uruguaya Schiaffino. El Athletic alineó, como en los partidos anteriores, su once mítico y de gala: Carmelo; Orue, Garay, Canito; Mauri, Maguregui; Artetxe, Markaida, Arieta, Uribe y el veterano capitán «Piru» Gainza. Los ataques de las delanteras de ambos conjuntos fueron de una a otra portería con juego rápido y peligroso que gustaba a los espectadores. ¿Cómo lo recuerda?

Fue un partido raro. Estábamos muertos. Ni fútbol ni nada. Se nos subían las bolas por el esfuerzo realizado. Fue uno de los partidos que no pudimos jugar como el Athletic, aquel Athletic que ganaba a fuerza de correr y de luchar los noventa minutos. Y encima nos ponen a jugar contra el Milan, que tenía un equipazo. Y conseguimos empatarles a pesar de todo con un gol de Artetxe... Pero...

Había conseguido la proeza de empatar el partido pero ya no tendría fuerzas para más. Al final, 3-1, que tampoco hacía justicia a lo sucedido...

A pesar de la derrota nosotros seguíamos contentos. Lo importante fue ganar la final de Copa. Además, parecía como si los italianos tuvieran que ganar a la fuerza. Pero las pasaron canutas para ganarnos. Estábamos 1-1 y no podíamos más. Estaba todo el mundo agotado. Eneko tuvo dos oportunidades terribles. ¡Qué gran jugador era! Se peleó con todos los italianos. Arieta, junto a Zarra, el mejor delantero centro de toda la historia del Athletic. Les podíamos haber ganado pero bien, de verdad.

Al día siguiente, la expedición rojiblanca se trasladó a Roma para visitar al Papa Pío XII, quien les recibió en sus aposentos privados, y desde allí se trasladarían a Bilbao días después.

Tengo una foto con el Papa. Me impresionó. Era muy serio. Nosotros esperando, toda la borregada ahí, y sale por una puerta, todo de blanco. Me impresionó de verdad. ¡Qué impresión! El Athletic era muy religioso. Siempre rezábamos un Padre Nuestro antes de los partidos. Creo que todavía lo hacen los jugadores de ahora. Yo no sé si el Papa cantó el `Alirón' como decían las crónicas de entonces. Yo no le oí. Hablaba en italiano. A mí me impresionó la seriedad que tenía el tío.

Y al final el recibimiento en Bilbao por la Copa conseguida en Madrid fue como nunca se había visto en la Villa. Desde su entrada por Atxuri hasta el ayuntamiento, el camión que les trasladaba no podía casi avanzar del gentío que les había salido a recibir...

¡Qué recibimiento! Jo... En mi vida había visto una cosa parecida. Entrábamos por Atxuri. ¡Siempre por Atxuri! ¡Qué era aquello! Todavía tengo escalofríos recordándolo. Increíble. Menuda afición tenemos. No sé el tiempo que tardamos en llegar al ayuntamiento. No había visto una cosa igual. Yo, que era de un caserío de Orobio...