La alarma saltó cuando en 2013 se detectó que los números no cuadraban en las cuentas de Sustraiak Fundazioa y el Ayuntamiento de Basauri advirtió que no estaba dispuesto a afrontar el déficit que se le invitaba a cubrir. De 2009 a 2013, el Consistorio aportó con cargo a los presupuestos municipales 1,2 millones de euros a una entidad a la que, bajo el gobierno de PSE y PP, derivó en su totalidad la promoción del euskara y la cultura vasca -no estaban «cómodos» en su gestión-, además de las colonias urbanas de verano, aunque con el retorno del PNV a la Alcaldía perdió campos de actuación que recuperó la institución local.

La constitución de Fundación Sustraiak se produjo en marzo de 2009 a instancia del Gobierno municipal presidido por Loly de Juan (PSE) y, un mes después, el Pleno refrendó el acuerdo de colaboración. Además de la aportación de aproximadamente 1,2 millones de euros, se cedió un local a la fundación para que estableciera su sede social. No fue hasta abril de 2010 cuando se inscribe en el registro de fundaciones de la CAV. Hasta diciembre de 2011 se fueron sucediendo las rúbricas de los convenios anuales y, en 2012, a raíz de las negociaciones presupuestarias de PNV con EH Bildu, los soberanistas exigieron al equipo de gobierno que reclamara que una empresa externa auditora las cuentas anuales.

A consecuencia de esta iniciativa, se ha descubierto recientemente que la creación de esta fundación no contó con el aval del Departamento de Intervención. Los técnicos emitieron un informe en abril de 2009 en el que se indicaba que «no existían ni información ni datos objetivos que avalasen la eficación económica» para la creación de la citada entidad apadrinada por el Ayuntamiento. Dicho documento, a juicio de EH Bildu, echa por tierra los motivos esgrimidos por la jefatura del Área de Relaciones Ciudadanas para justificar que Sustraiak se encargará de cometidos que eran propios del Consistorio como es el fomento y apoyo al euskara y la cultura vasca en Basauri.

En julio de 2013, en vez de cumplir con lo establecido en el convenio, el Gobierno municipal del jeltzale Andoni Busquet presentó a la oposición unas revisiones económicas de las cuentas de 2010 y 2011. En setiembre, la coalición comienza a analizarlas y solicita junto con el PSE la comparecencia del presidente de la fundación ante la comisión de Cultura, Euskara y Educación. A partir de ahí, se suceden las peticiones de información y, sorpresivamente, en febrero de 2014, el presidente de Sustraiak acude al citado foro, donde declara que «anualmente» presentaban las cuentas ante el Protectorado de Fundaciones del Ejecutivo de Lakua.

Dar carpetazo a un asunto turbio

Un mes después, solicitan la constitución de una comisión de investigación y conocen que, desde un año antes, no había representante municipal en el patronato de la fundación. De noviembre de 2014 a enero de 2015 se fijan las comparecencias y el funcionamiento del comité y, para el día 21 de enero, se votan las conclusiones. El informe no satisface a EH Bildu que acusa a PNV, PSE y PP que pretender «dar carpetazo a un asunto turbio», en el que no hubo ningún control.

Los soberanistas consideran que no se han aclarado las «fundadas» sospechas de mala gestión y presunto uso irregular y falta de control de fondos públicos. Entienden que el convenio con Fundación Sustraiak fue una «mera subscontratación». Por ejemplo, se desconoce por qué se pagaron 130.000 euros en dietas y la razón por la que la fundación contrató a miembros de su patronato. Tampoco se pasa por alto que la empresa TXG Consulting percibiera alrededor de 380.000 euros en concepto de «gerencia y administración, o dudas que levantan contratos con firmas como Vidiser y Verbax, cuyos trabajos no dieron los resultados que se prometieron, con desembolsos de 14.000 y 53.000 euros, respectivamente.