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Proceso de diálogo entre las FARC y el Gobierno colombiano

Santos destaca que los tribunales no pueden ser impedimento para la paz

La Justicia no puede ser impedimento para alcanzar la paz. Este es uno de los mensajes lanzados por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien consideró que cualquier decisión adoptada en este sentido generará controversia, pero reivindicó el apoyo internacional para salvar los obstáculos. En la misma línea, el exjefe de Gobierno César Gaviria abogó por ampliar a toda la sociedad el modelo de justicia transicional.


La justicia no puede ser impedimento para la paz. Este es uno de los principales mensajes que lanzó el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en un encuentro organizado ayer en Madrid por el diario «El País» en el que compartió intervención con el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García Margallo, y el exjefe de Gobierno español Felipe González. Pese a los matices quedó claro que los dos representantes de Madrid apoyan al líder del Ejecutivo colombiano, quien desarrolla conversaciones con las FARC en Cuba y dio detalles sobre algunos de los retos a los que ha tenido que enfrentarse en los últimos meses, como la posición de la Justicia, el papel de las víctimas de la violencia o la importancia del contexto regional.

La conversación también sirvió para dejar en evidencia el doble rasero que se emplea a la hora de abordar el conflicto colombiano y el vasco, ya que los líderes políticos españoles rechazan aplicar en Euskal Herria las recetas que se promocionan en Colombia. Aunque la única referencia explícita fue de González, quien rebatió la tesis del PP de que nunca se estableció diálogo con ETA. «No engañe», dijo, sin citar al antiguo jefe del PP, y afirmó que también en Colombia «todos han dialogado» para lograr la paz.

«En Colombia todos lo han intentado», manifestó González, quien citó también el proceso de Transición española como ejemplo de pacificación, aunque recordó que los hijos y nietos de las víctimas del fascismo siguen reclamando justicia. El papel de los tribunales constituye una de las claves abordadas en el debate de ayer. Bogotá aboga por desarrollar una fórmula de justicia transicional que permita a todas las víctimas conocer qué ocurrió, pero sin consecuencias penales, sobre todo teniendo en cuenta que EEUU reclama a diversos líderes de las FARC. Así lo había explicado en una entrevista con el diario de PRISA publicada ayer y en la misma idea insistió en la conferencia. «Cualquier decisión será controvertida», consideró, afirmando que el proceso de paz en Colombia será el primero que se desarrolle bajo las normas que emanan del Tratado de Roma y la Corte Penal Internacional. Un pacto que, como recordó Felipe González, solo afecta a la mitad de los habitantes del planeta, ya que países como EEUU o Rusia han decidido no firmarlo. «Seremos respetuosos con los tratados y la Constitución», aseguró Santos, quien aseguró que uno de los objetivos clave es lograr «el máximo de justicia con lo que permita la paz», al tiempo que se respetan «los parámetros internacionales».

Víctimas en La Habana

Si algo dejó en evidencia la intervención de Santos (que visitó Madrid por sexta ocasión desde que ocupa la jefatura de Gobierno en Colombia) es que buena parte de los nudos de resolución dependen de la voluntad política. En este sentido, y para evitar posibles reticencias, explicó que ha permitido que sean representantes de víctimas las que se desplacen a La Habana e informen a ambas partes sobre sus puntos de vista. «Fue una decisión audaz y criticada, la de permitir a las víctimas que fueran directamente a la Habana a escuchar y hablar con las dos partes. Si queremos respetar sus derechos, ¿quién mejor que las propias víctimas pueden expresar qué derechos quieren que sean respetados?», argumentó el presidente colombiano, que puso como principio el de «verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición».

La importancia de la justicia transicional va en la línea de lo publicado por el expresidente César Gaviria en un artículo en «El País». En el texto, el antiguo jefe del Ejecutivo de Bogotá reivindicaba que este modelo se aplique no solo a combatientes, sino también a sociedad civil o empresarios. «Es justo que los no combatientes reciban pena no privativa de la libertad a cambio de su reconocimiento de los delitos cometidos, de su solicitud de perdón y de su voluntad de reparar a las víctimas», remarcó. «La paz que estamos buscando es una decisión política colectiva que debe adecuarse a las nuevas reglas internacionales, sin que ellas prevalezcan sobre nuestra voluntad y deseo de paz», señaló. Santos fue un paso más y consideró que para lograr una paz «a largo plazo» es imprescindible poner en marcha políticas de equidad.

Comunidad internacional

En este sentido, el apoyo de la comunidad internacional aparece como una pata clave del proceso. Ahí aparecen las dos líneas propuestas por el ministro de Exteriores García-Margallo, que abogó por un fondo fiduciario para Bogotá y una misión de observación en «política exterior y sociedad civil». El apoyo económico ya se ha puesto en marcha en la República Centroafricana y Siria, mientras que el grupo de apoyo ya se desplegó en Indonesia. «Colombia es candidata para ambas», dijo Margallo, que llegó a ironizar afirmando que «ya hemos puesto nuestro dinerito» cuando Santos remarcaba la importancia del aval monetario.

Santos también destacó el papel de Cuba. «Ha sido un país muy entusiasmado desde el comienzo», destacó, poniendo en valor las conversaciones desarrolladas en La Habana (a donde se desplazarán mañana cinco altos cargos militares para negociar un alto el fuego bilateral). En este ámbito, el presidente colombiano remarcó el interés del Gobierno de Raúl Castro «en promover el proceso porque le ayuda a proyectarse internacionalmente». Un rol que ha ayudado al cambio de política promovida por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Ben Ami advierte contra una «justicia fundamentalista»

El vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz, exministro de Exteriores israelí y embajador de Israel en el Estado español entre 1987 a 1991, Shlomo Ben Ami, remarcó que «la paz divide a las naciones porque hay que pagar un precio, en cambio, la guerra las une». Advirtió que «la justicia si es fundamentalista puede ser un obstáculo para la paz». Recordó, en este punto, la postura defendida por el exarzobispo sudafricano Desmond Tutu a favor de «una justicia restauradora no basada en la penalidad o el castigo». «Se trata de garantizar que no haya víctimas futuras, de buscar penas alternativas a la cárcel. Para algunos será aterrador ver a miembros de las FARC en el Congreso, pero es el precio a pagar que estoy seguro contará con el apoyo de la comunidad internacional», incidió Ben Ami. Por su parte, Jonathan Powell, exjefe de gabinete de Tony Blair de 1995 a 2007 y negociador británico en el norte de Irlanda de 1997 a 2007 y uno de los principales impulsores de la Declaración de Aiete, destacó que «los procesos de paz han tenido éxito donde había un claro liderazgo político». Alertó, en este sentido, de que «en Colombia existe un problema de crispación y oposición», en alusión al rechazo frontal del expresidente Alvaro Uribe y de su Centro Democrático.

«El público quiere que haya paz, pero no impunidad. En todo proceso hay que tomar decisiones impopulares y difíciles que, para ser aceptadas, deben ser presentadas como un paquete, no individualmente. Ello requiere liderazgo político», manifestó.

Advirtió también que «la firma del acuerdo no llevará aparejada la confianza entre las partes. La verdadera confianza se pondrá en marcha cuando se empiecen a implementar lo acordado». GARA

Cinco generales y un almirante viajan a La Habana para hablar del cese al fuego

El presidente Juan Manuel Santos anunció que hoy viajarán a La Habana cinco generales y un almirante en activo para reunirse con los delegados de las FARC-EP en el marco de las reuniones que mantendrá la subcomisión técnica para abordar el fin del conflicto armado y un cese bilateral de las hostilidades.

«Estamos llegando al momento de iniciar la discusión sobre el cese al fuego bilateral. Por primera vez en la historia, cinco generales y un almirante viajan a la mesa de conversaciones y eso es un paso transcendental», subrayó entrevistado en los desayunos de TVE. Posteriormente, en el foro por la paz en el que disertó junto al expresidente español Felipe González y el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, precisó que el cometido de estos altos mandos militares será llegar a acuerdos sobre «desarme, desmovilización y reintegración».

Santos defendió la decisión de incorporar al proceso desde un inicio a las Fuerzas Armadas. «¡Qué mejor que los propios combatientes para hablar del fin del conflicto! Por eso, decidí informarles desde el primer momento, incluso, en la etapa secreta del proceso de diálogo», remarcó el mandatario colombiano. «Y, por primera vez en un proceso de estas características, hay un representante de la Policía Nacional, Oscar Naranjo, y del Ejército, el general en retiro Jorge Enrique Mora, en la mesa de conversaciones como negociadores plenipotenciarios del Gobierno. Eso a las Fuerzas Armadas les da participación y confianza», insistió.

El domingo, el enviado especial de EEUU, Bernie Aronson, se reunió en La Habana con las delegaciones del Gobierno y de las FARC. Según filtraciones, uno de los principales temas de discusión fue la situación del guerrillero Simón Trinidad. GARA