Iñaki TELLERIA
Final de Copa

El Athletic decidió despertar de su letargo cuando más falta le hacía

El Athletic jugó su mejor partido de la temporada cuando más lo necesitaba. Los jugadores exhibieron sus mejores virtudes el día que podían meterse en una final -se juegue donde se juegue- que no desvía la atención de la preocupante competición liguera hasta finales de mayo. Fue un resultado balsámico para la autoestima de una plantilla que vaga como un fantasma errante y que mañana recibirá al Real Madrid con otra cara, aunque luego se la partan.

Vagando como va por la Liga -lejos de los puestos que dan acceso a Europa y tratando de alejarse de los de descenso como quien huye del diablo-, con el desgaste que le ha supuesto la Champions y la Europa League, sin mostrar un esquema de juego definido y generando incluso dudas sobre su capacidad física, la plantilla del Athletic necesitaba dar un puñetazo en la mesa, decir «hasta aquí hemos llegado» y demostrar que no se les había olvidado jugar a esto, tal y como fueron capaces de hacer la temporada pasada o hace tres.

Eligieron el mejor día para desatarse. Una vez en semifinales de Copa, jugar la final solo supone un partido más. No tendrán que preocuparse por ello hasta finales de mayo, lo que les permitirá centrarse en el día a día y en subir puestos en la clasificación. Por ello, el lugar para sacar lo que llevan dentro era Cornellá y el día, el 4 de marzo.

Valverde tuvo que prescindir de Laporte y optó por meter a Gurpegi en el centro de la defensa, a pesar de que el de Andosilla salió tocado del partido contra el Torino y se vació en Eibar. Adelantó a Iraola al centro del campo -el lugar en el que ofrece su mejor versión-, mantuvo los galones a San José y apostó por Williams arriba aunque también estaba Aduriz. La apuesta salió perfecta y los jugadores rindieron a un nivel que ya se conocía de antaño y que mantenían aletargado.

La clave pudo estar en la concienciación o en la asunción de responsabilidades. Ejemplo de esto fue la respuesta de Valverde cuando, por la noche, una emisora española le preguntó por el «error» de De Marcos al hacer, al poco de empezar el partido, una falta merecedora de la tarjeta que le impedirá jugar la final. El entrenador, sin dudar, afirmó que De Marcos hizo «lo que tenía que hacer» y lo explicó diciendo que el jugador alavés estaba tan metido en el partido que no pensó en una hipotética final sino solo en que tenía que interrumpir el avance del jugador del Espanyol. Vamos, entrega en estado puro.

A vueltas con la sede

En relación a la final y como se está convirtiendo en habitual en los últimos años tras empeñarse la Federación Española en no designar a principios de temporada el campo que albergará la final, Athletic y Barcelona no saben dónde se van a encontrar.

A día de hoy, el recinto que más opciones tiene es Valencia, una vez que su alcaldesa hizo ayer la petición y visto que a los campos de más aforo que el de Mestalla (55.000 personas) les ponen objeciones de todo tipo. El Barcelona no quiere el Camp Nou, el de mayor aforo, para que su casa no sea escenario del akelarre del Athletic. Por su parte, el Real Madrid no tiene intención de dejar el Bernabéu, a pesar del interés de los dos contendientes, porque no quiere que su máximo rival pueda levantar allí la Copa.

El Olímpico de Montjuic y el Calderón están descartados porque AC/DC toca la víspera en uno y al día siguiente en el otro. Otra opción es el estadio de La Cartuja de Sevilla (60.000 personas), pero, además de su lejanía, está muy deteriorado por falta de uso y requiere una inversión importante.

Otra opción sería San Mamés (53.00o), pero el Athletic no está por la labor. Quiere movilizar a sus aficionados con un desplazamiento que dé más entidad a la final y prefiere evitar los sarpullidos que levanta la presencia en el palco del monarca español presidiendo el partido.

Por otra parte, y en cuanto a la jornada de ayer, la plantilla llegó a Lezama a primera hora de la tarde y los jugadores se ejercitaron en una suave sesión de recuperación. En el grupo de los titulares no estuvieron ni el portero Iago Herrerín, que sufrió una lesión en el recto anterior del muslo derecho, que le mantendrá de baja algunas semanas, ni tampoco Williams, que se quedó en el interior.

En el otro grupo, formado por suplentes y no convocados, destacó la presencia del guardameta del filial Alex Remiro, que se perfila como el sustituto de Herrerín hasta su recuperación.

Valverde ha citado a sus jugadores para hoy a las 18.00 horas para la última sesión antes de enfrentarse al Real Madrid, un compromiso en el que no estarán los lesionados Herrerín, Iturraspe y Bustinza, además del sancionado San José.