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Entrevue
Juan antonio moreno y silvia venegas
directores del documental «boxing for freedom»

«La de Sadaf es una historia de búsqueda de libertad y dignidad»

El documental «Boxing for Freedom», escrito y dirigido por Juan Antonio Moreno y Silvia Venegas, de la productora Making DOC, narra la vida de la joven afgana Sadaf Rahimi, una de las mejores boxeadores de Afganistán. Un largometraje que retrata el empeño y lucha de una chica que, a sus 13 años, decidió ser boxeadora desafiando todas las tradiciones.


«Para luchar contra su destino, Sadaf se convirtió en la mejor boxeadora de Afganistán». Así arranca el documental «Boxing for Freedom» de la productora Making DOC, especializada en cine documental y social. Sus creadores, Juan Antonio Moreno y Silvia Venegas, presentaron ayer este trabajo a favor del empoderamiento de las mujeres en el Festival Internacional de Derechos Humanos de Ginebra, que se celebró en paralelo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Se trata de su primer largometraje. Entre sus trabajos anteriores destacan «Kosovo, la última cicatriz de los Balcanes» y «Los hijos de Mama Wata», rodada en Sierra Leona.

Exiliada en Irán con su familia, Sadaf Rahimi regresó a Afganistán tras la expulsión de los talibanes en 2001. Con trece años, ella y su hermana Shabnam se unieron al recién creado equipo de boxeo femenino, convirtiéndose en la mejor boxeadora de su país.

¿Qué les llevó a realizar este documental y a centrarlo en la historia de esta joven afgana?

Juan Antonio MORENO: En 2011 produjimos una película documental de un periodista sobre Afganistán, lo que nos permitió conocer diferentes historias de mujeres, la mayoría refugiadas durante el régimen talibán que habían regresado al país en 2001 tras la entrada de las tropas estadounidenses en Kabul. Vimos en esa nueva generación de mujeres afganas historias de empoderamiento, de lucha, de emancipación... y así conocimos a Sadaf Rahimi. Nos sedujo desde el primer instante por su personalidad, por su familia... y comenzamos a grabar con ella. La de Sadaf es, sin duda, una de estas historias de lucha, de superación, de búsqueda de libertad y dignidad. En Afganistán, no es habitual que las mujeres miren a un hombre a los ojos o le den la mano. Ninguna chica me miraba ni a mí ni al resto del equipo, que eran hombres; sin embargo, Sadaf sí lo hacía. Ese detalle ya denota que es una chica completamente diferente al resto.

Silvia VENEGAS: No es solo una mujer boxeadora; posee una gran capacidad movilizadora y es el espejo en el que se miran otras muchas jóvenes, que ven con admiración su lucha por el derecho, por ejemplo, a estudiar. Sus amigas del barrio la ponían de ejemplo ante sus padres para que les permitiesen ir a la escuela: «Sadaf viaja al extranjero y no le pasa nada; boxea y no le pasa nada; va a la escuela y no le pasa nada».

¿Qué le lleva a elegir esta modalidad deportiva?

S. VENEGAS: Hubo dos factores clave que la empujaron a decantarse por el boxeo. Durante su exilio en Irán, practicaba deporte en el colegio. A su regreso a Afganistán, tuvo la suerte de contar en su escuela de Kabul con una profesora que motivaba a las alumnas a realizar algún tipo de deporte. Un día llegó el entrenador del equipo de boxeo femenino que estaba intentando crear. Junto a su hermana y a otras dos chicas acudió a una charla al estadio olímpico. A ello se suma la admiración que Sadaf sentía hacia Layla Alí, la hija de Mohamed Alí. Al ver un combate suyo, se percató de que las mujeres podían jugar a boxeo y le atrajo la idea. En esos momentos solo tenía 13 años, pero era tan grande su deseo de boxear que acudió a la charla.

J.A. MORENO: No es muy habitual ni en Kabul ni en el resto de Afganistán encontrarse con chicas como Sadaf y, menos, que hagan deporte.

Tras haber realizado varios trabajos en Afganistán, ¿cómo describirían el país?

J.A. MORENO: Me parece un país fascinante. Esa atracción hacia Afganistán fue otra de las motivaciones para hacer este documental. Por motivos de seguridad, no he tenido la posibilidad de moverme por el país. Los talibanes están dentro de la propia capital por lo que grabar es muy difícil. Fue muy complicado hacerlo en exteriores. Las medidas de seguridad son extremas; para entrar en un supermercado o cualquier otro establecimiento, debes pasar por varios controles. He de decir también que en medio de esa paranoia y miedo colectivo, nos sentíamos como si estuviéramos en un oasis. Sadaf contagiaba a todo el equipo con su vitalidad y entusiasmo, aminorando la sensación de peligrosidad. También nos ayudó el hecho de contar con la colaboración de una antropóloga y socióloga española que estaba realizando en la Universidad Americana de Kabul una tesis sobre la violencia en Afganistán y que nos hizo de intérprete. Necesitábamos a alguien que hablase la lengua de Sadaf, el dari, además de inglés, y que conociese a la perfección el país. Esta persona jugó un papel muy importante en el acercamiento a Sadaf.

¿Qué supone para vosotros que el documental se estrene el Día de la Mujer y en un escenario tan significativo como el Festival Internacional de Derechos Humanos de Ginebra?

S. VENEGAS: Es un reconocimiento a la lucha de Sadaf que, pese a las amenazas e insultos que reciben tanto ella como su entorno familiar más inmediato, sigue viviendo en Afganistán. Además de la proyección del documental, se ha programado la tertulia «Cuando las mujeres afganas salen de la sombra». Que el documental sirva para promover el debate sobre la situación de las mujeres en un país como Afganistán es muy importante.