19 MAR. 2015 KOLABORAZIOA Bizkaia desnuda el discurso antivertederos del PNV en Gipuzkoa Martin Anso y Garikoitz Plazaola Miembros de Eguzki Los miembros de Eguzki hemos terminado denunciado formalmente ante la Agencia Vasca del Agua, el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco y la Diputación de Bizkaia el depósito irregular de residuos plásticos que, como consecuencia de una grave negligencia, han ido a parar al bosque y al arroyo contiguos al vertedero de Artigas, convirtiéndolos poco menos que en una prolongación de este («Berria»). Ha pasado más de un mes desde que se produjeron los hechos, y las instituciones responsables no solo no han tomado medidas para devolver el paraje a su estado original, sino que ni siquiera parecen sentirse interpeladas. Son instituciones gobernadas por el PNV, el mismo que en Gipuzkoa pretende aparecer como el campeón del rigor en materia de vertederos, y protesta porque no se cierran, pero también cuando se cierran, como en el caso de Urteta. ¿Se imaginan el escándolo que hubiese montado si el vertido de plásticos, en lugar de en Artigas, se hubiese producido en Sasieta? (¿o si el brote de fiebre Q registrado en abril del año pasado en Berriatua se hubiera detectado en Lapatx?). El PNV es partidario de la incineración de residuos y, de hecho, ya ha dicho que, si llega de nuevo a gobernar en Gipuzkoa, volverá a poner en marcha el proyecto de Zubieta, aunque, eso sí, redimensionado a la baja. ¿Por qué? En primer lugar, porque aquel proyecto estaba sobredimensionado -al final han tenido que reconocerlo públicamente, aunque a regañadientes- y, en segundo lugar, porque la apuesta por el reciclaje realizada en Gipuzkoa en los últimos años, con todas sus contradicciones, ha llegado mucho más lejos de lo que hubieran deseado. Pero la incineradora no es una infraestructura muy popular, probablemente ni siquiera entre algunos de los ciudadanos a los que se ha atiborrado de prejuicios contra el puerta a puerta. Sobre todo en aquellos casos en los que tendrían la incineradora cerquita de casa, como en Lasarte-Oria, Usurbil y Andoain. Por eso el PNV trata de edulcorar su pretensión haciendo ver que la incineradora sería una «alternativa» a los vertederos, infraestructuras que tampoco nadie desea en su patio trasero. De ahí ese inusitado furor antivertedero del que hace gala en los últimos tiempos. Nosotros no nos vamos a cansar de decir que la supuesta dicotomía entre incineradora y vertederos es falsa. Es evidente para cualquier persona informada que las incineradoras requieren ineludiblemente de vertederos para sus escorias y cenizas, con la particularidad de que, dada la toxicidad de estas, se trata, o al menos debería tratarse, de vertederos especiales. Pero, si a alguien le queda aún alguna duda al respecto, no tiene más que mirar a Bizkaia, territorio en el que la gestión de los residuos urbanos pivota desde hace más de una década sobre la incineradora de Zabagarbi. ¿Han desaparecido por ello los vertederos? En absoluto. No solo no han desaparecido sino que existen planes para que sigan abiertos durante muchos, muchos años. De hecho, la Diputación de Bizkaia ha sacado a licitación hace apenas un mes las obras necesarias para acondicionar lo que llaman segunda fase de Artigas, que permitirá mantener el vertedero abierto durante 26,5 años más, es decir, ¡hasta 2041! («Deia»). Entonces, ¿ese antivertederismo del que hace gala el PNV es solo fachada? Pues claro, es de mentirijillas y se limita a Gipuzkoa, «casualmente», el territorio que más recicla. En Bizkaia, donde gobierna, no solo sigue manteniendo y ampliando el vertedero de Artigas, como hemos visto, sino que no muestra para nada ese rigor que reclama en Gipuzkoa. El vertido de plásticos que ahora hemos denunciado es un ejemplo de ello, pero peccata minuta si lo comparamos, pongamos por caso, con el vertedero de Las Lagunas, en Zalla, cuyo cierre solicitó formalmente el Ayuntamiento en abril del año pasado, tras detectar numerosas irregularidades, entre ellas, por cierto, el depósito de escorias de Zabalgarbi (Zalla). Ciertamente, una simple mirada a lo que pasa en Bizkaia despoja al PNV del antivertederismo con el que viste en Gipuzkoa la desnudez de su política proincineradora. El caso es no reciclar.