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DE REOJO

Idiomas


Una balanza puede ser un problema idiomático y el peso de un fracaso. Anabel Alonso no pudo hacer su postre en “Masterchef Celebrity” porque la balanza de cocina con la que pesaba las cantidades para su plato lo marcaba en libras y no en gramos. Y sucedió el desastre. Y lloró mucho. Y salió del concurso. Y uno encuentra que esto tiene que ver con un informe de un instituto europeo que dice que en el Estado español se está retrocediendo en el uso y conocimiento de idiomas. Y dice que es en Hego Euskal Herria donde mejor se habla el inglés, por ejemplo. Y donde menos se habla, ni se estudia ni se maneja ningún idioma es en Murcia y Extremadura. Y yo veo programas televisivos de todas las comunidades que tiene su canal con sus paisanos en el extranjero, lo que significa que si se necesita hablar un idioma se aprende. Pero las cúpulas de los partidos políticos no hablan idiomas. En democracia, ningún presidente del gobierno de España ha hablado inglés. Por eso ver a Puigdemont y sus consellers contestando preguntas en cuatro idiomas de manera solvente, deja en evidencia algo intangible, y es que si unimos lo de Euskal Herria y lo de Catalunya, tener dos idiomas de uso común ayuda a tener tres o cuatro, y que cuanto más sentimiento de identidad existe, más internacional se es. Los españoles, mucho españoles, son españoles porque solo saben español. Y muchas veces muy mal. Y tienen ese sentimiento imperial de que al existir más de trescientos cincuenta millones de seres humanos cuya lengua oficial y materna es el español, repartidos por el mundo, eso ya es suficiente. Su gen conquistador, colonizador no se ha regenerado y siguen amarrados a los versos de Calderón que fundamentan el nacional-catolicismo que nos lleva del latín al latón, sin lenguas extranjeras contaminantes con pensamientos libertarios.