Militantes del PCE-EPK y allegados de los fallecidos acudieron en primer lugar al cementerio de Irun para depositar una ofrenda floral sobre el panteón en el que  descansan los restos de estas personas y posteriormente se desplazaron hasta Pikoketa para celebrar un modesto acto en el mismo lugar donde fueron hallados los cadáveres,  a pocos metros del caserío contra cuyas paredes fueron fusiladas.

El escritor Miguel Usabiaga –sobrino de uno de los ejecutados, el militante comunista de 17 años Bernardo Usabiaga–, relató los   acontecimientos, cuando un grupo de milicianos y milicianas apostado en Pikoketa para la defensa de Irun fue sorprendido mientras desayunaba, capturado y fusilado inmediatamente por las tropas franquistas y los requetés provenientes de Nafarroa.

Usabiaga insistió en la importancia de recordar a este grupo de mujeres y hombres que defendían la legalidad democrática y que «no eran soldados profesionales, sino voluntarios comunistas de Irun, muy jóvenes la mayoría de ellos, y un pequeño grupo de carabineros leales a la República».

En el acto participaron Santi Jiménez y Haizea Garay, concejales de  Ezker Anitza-IU en los ayuntamientos de Irun y Donostia, respectivamente, y el portavoz de esta misma organización en el Parlamento de Gasteiz y secretario general del PCE-EPK, Jon Hernández.