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Entrevue
Laura MINTEGI
Candidata de EH Bildu a Lehendakaritza

«Es urgente tomar las riendas de nuestras vidas y nuestro país»

Presenta un currículum académico y personal inhabitual entre quienes en esta y otras elecciones han optado a llegar a Ajuria Enea. Carece de experiencia en la política institucional y partidaria, aunque siempre ha estado comprometida con Euskal Herria y las luchas por la libertad y la justicia. Se define como una persona política como deben serlo todas las de izquierda.

Laura Mintegi, candidata de EH Bildu a Lehendakaritza. (Luis JAUREGIALTZO/ARGAZKI PRESS)

Candidata a lehendakari. Laura Mintegi confiesa que era «imposible» de imaginar hasta hace unos meses. Pero, además, lo de candidata a lehendakari no es solo el título que le otorga la coalición a la que representa, sino que existe la posibilidad de que llegue a gobernar. Mintegi es la mayor de los candidatos y la que mejor curriculum académico tiene. Es concienzuda y severa consigo misma. Sonríe con naturalidad y es extremadamente cariñosa, educada y amable. Una apariencia que algunos políticos y periodistas no parecen perdonarle, pues siempre se empeñan en reseñar que hay un pasado de lobo bajo su piel. Lo dicen quienes nunca la conocieron hasta hace cuatro días.

¿Qué hace una persona «de la calle» cuando le ofrecen ser candidata a lehendakari?
Primero asustarse y segundo tomar una decisión rápida, porque tampoco tenía mucho tiempo. No lo dudé mucho. En 24 horas tomé la decisión. Era consciente de que estamos en un punto de inflexión importante. Llevaba un tiempo pensando en las enormes oportunidades que se han abierto a este país con el fin de la violencia de ETA –otras siguen– y en que cada cual tenía que aportar desde donde pudiera. Cuando se me dio la oportunidad de aportar desde aquí, decidí que era la hora de comprometerse.

El resto de candidatos ha hecho toda una carrera en su partido antes de llegar a serlo. Usted ni lo  pensaba.
Hay un abismo entre la ciudadanía y la clase política al uso, lo que la desprestigia. Queremos hacer una política nueva y hacerla de otra forma. EH Bildu tiene en su ADN el espíritu de participación. No solo porque la coalición está formada por cuatro fuerzas que en una época estaban distanciadas entre sí y hoy en día han conseguido llegar a consensos, sino porque todo nuestro programa está cuajado de ideas para que la ciudadanía pueda participar. Pensamos que la política hay que hacerla ensamblando las instituciones y la calle.

¿Está siendo fácil trabajar como representación de esas cuatro fuerzas diferentes?
Suelo decir que «el proyecto nos hace». No es una suma de siglas, sino un proyecto común que se pone por encima de los intereses partidarios. Es muy enriquecedor porque cada formación tiene unos acentos distintos, pero que son complementarios. Creo que nos es más fácil llegar a capas amplias de la población, porque estamos dando un mensaje muy plural, ofreciendo un modelo de país.

¿Una escritora de lehendakari?
No es tan extraño. En muchos países ha habido escritores, poetas, que han llegado a presidentes de gobierno. Algunos escritores nos comprometemos con la sociedad y no hay tanto salto de comprometerte con tu país, con tu tierra, desde la literatura y la cultura a hacerlo desde la política. Pienso que las gentes de izquierdas hacemos siempre política, estemos donde estemos.

¿Por qué sería usted una buena lehendakari?
Porque tengo voluntad de sacar adelante este país. Lo quiero mucho. Me importa. Porque sé trabajar, en equipo sobre todo. Y porque toda mi vida he gestionado equipos humanos plurales, muy distintos. He tenido la voluntad firme de avanzar teniendo en cuenta todas las opiniones. Es algo que llevo haciendo toda mi vida. Pienso que puedo aportar eso y puedo aportar también una cultura de diálogo y de llegar a acuerdos. Es algo que sé hacer y he tenido resultados positivos durante treinta años. No pretendo saber más que nadie, sino ser el aglutinante de que personas que tienen diferentes puntos de vista y valores sean capaces de ver el punto de vista de otro y, aunque no lo compartan, lo respeten.

¿Para ser lehendakari hay que ganar las elecciones?
La experiencia nos dice que ha habido de todo. Yo defiendo que hay que respetar la voluntad de la ciudadanía y tiene que gobernar la formación que tenga más representación parlamentaria.

¿Cuáles serán los primeros pasos de EH Bildu si gana?
Buscar acuerdos, no solo para cuestiones puntuales, sino para construir un país que tiene que finiquitar primero este ciclo de violencia que está sin acabar y, segundo, tiene que crear una nueva sociedad donde se respete la opinión de los otros y se busquen puntos de confluencia. Creo sinceramente que somos la única garantía de poder conseguir una convivencia después de un proceso de violencia.

Pero en el pleno de investidura hay que conseguir más votos que el resto de candidatos. ¿Cuáles son sus planes?
Apelar a la conciencia de país del resto de las fuerzas. Hay que superar las miopías políticas. En el tema nacional tendremos mayores coincidencias con los partidos que se dicen nacionalistas, y en el tema social, con los de izquierda. Realmente lo que me preocupa es que el partido supuestamente de izquierdas que ha estado gobernando ha aplicado políticas de derechas. Por tanto, tengo cierta prevención de que realmente quieran coincidir con EH Bildu.

Usted desveló la existencia de un pacto entre PNV y PSE que estos han negado...
Lo han negado con la boca pequeña porque saben que lo tienen. Esto es grave por dos motivos. Hacer un acuerdo sin saber qué fuerza va a ser la que recabe la confianza de la población es una falta de respeto a la ciudadanía y una burla a la democracia. Por otro lado, es grave porque están diciendo que tienen un mismo modelo para gobernar juntos. No importa nada lo que digan ni los programas, lo que les preocupa es ocupar poder para hacer lo que han venido haciendo siempre.

¿Tienen pruebas de lo que dice?
Sí, pero voy a ser discreta y no voy a dar nombres.

Ya ha dicho que si llega a Ajuria Enea lo primero que va a hacer será escuchar. ¿Qué sería lo último que haría?
Defraudar a la ciudadanía. Si me he comprometido a dar soluciones, voy a hacer todo lo posible por darlas. Evidentemente hay imponderables, hay dificultades, vivimos en un mundo globalizado y los poderes económicos están ahí, no podemos ignorar esa realidad. Pero lo que puedo asegurar es que voy a hacer todo lo que está en mi mano, con un equipo muy preparado. Si de algo estoy orgullosa no es de ser candidata a lehendakari, sino de encabezar un equipo impresionante.

¿Por qué EH Bildu presentó el equipo de gobierno no solo antes de las elecciones, sino antes incluso que los candidatos?
Por pura honestidad política. Queríamos decir qué es lo que queríamos hacer y con qué gente contábamos. No queremos ocupar espacios por ocupar, sino hacer. En la propia formulación del gobierno ya dábamos unas pautas de nuestra política.

El equipo tiene una vicelehendakari que sería la responsable del Departamento de Igualdad de Oportunidades y Participación. Normalmente hay una vicepresidencia económica y otra política.
Es que queremos hacer una política participativa, tiene una confluencia entre la política y la ciudadanía. Somos gente de la calle y queremos hacer así la política. Tenemos un modelo más cercano al de Europa del norte, donde los ministros van en bicicleta al Ministerio, viven en casas alquiladas con una austeridad enorme. Es tal el concepto que nuestra sociedad tiene de los políticos que ya hay quien me está diciendo «ahora te olvidarás de mí». Me asombra esa expresión. Nuestro modelo es otro y por eso se explica que haya una vicelehendakari que se encargue de igualdad de oportunidades, participación, juventud y género.

Pero la gente dice que ahora lo que importa es la crisis...
Efectivamente, y es lo que nos importa también a nosotros y nosotras, y traemos una batería de propuestas. Planteamos que el trabajo que existe hay que repartirlo y el que no existe hay que crearlo. Y para eso hay que conseguir dinero. En los lugares en los que gobernamos, ofreciendo fórmulas. En Gipuzkoa, con el impuesto de grandes fortunas se esperan recaudar más de ocho millones de euros. Hay que atajar el fraude fiscal, que está en 2.500 millones de euros, es decir, todo el presupuesto de la Consejería de Educación. Con las tímidas medidas que se han tomado en Gipuzkoa, ya ha habido en el IRPF una recaudación de seis millones más que el año pasado.

El Gobierno no tiene competencias en materia fiscal.
Hay que introducir medidas correctoras en la Ley de Territorios Históricos para que el Parlamento pueda fijar unos criterios generales de recaudación, unas normas básicas. También hay que eliminar duplicidades y fijar bien las competencias de cada institución. Por ejemplo hay competencias de las diputaciones de las que los ayuntamientos se hicieron cargo en épocas de bonanza y que ahora no pueden asumir. Hay cosas que replantear, pero creemos que la arquitectura institucional actual tiene sentido y muchas virtualidades.

¿Hay que recortar?
Hay que recortar en cuestiones que no tienen utilidad social y que no son prioritarias en una situación de crisis. Tenemos medidas a corto y largo plazo. Todo nuestro programa está plagado de medidas transicionales: somos conscientes del tipo de sociedad al que queremos llegar, pero también de la situación actual de la que partimos. No podemos implantar una serie de medidas ahora, cuando no tenemos competencias. Hay medidas que se pueden tomar ya, como la moratoria de grandes infraestructuras y el recorte de privilegios.

¿Qué son privilegios?
Privilegios son, por ejemplo, los sueldos de parlamentarios y cargos públicos, que son desorbitados. Ya anunciamos que pediremos reducirlos, como hizo Bildu cuando llegó a los ayuntamientos.   Y, por cierto, se encontró con la oposición y el impedimento de otras fuerzas políticas. En algunos casos ha sido imposible reducirlos. También planteamos la retirada de dietas no justificadas de los parlamentarios. Las dietas, contra factura. Por ejemplo, los parlamentarios no cobraban paro pero tampoco cotizan. Proponemos que seamos como el resto de trabajadores públicos. Y hay otros recortes que hay que hacer a largo plazo, que suponen avanzar hacia la independencia, como son los que afectan al Cupo. Estamos pagando 813 millones de euros al año al Estado, que en gran parte van al Ejército, a la Guardia Civil, a la Casa Real, y que son los capítulos que menos recortes están sufriendo. Y parte de ese Cupo va también al pago de la deuda ilegítima que está impidiendo la creación de empleo. El Gobierno de Rajoy está planteando recortes para pagar el rescate de los bancos alemanes. El pago del Cupo es más que todo el presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa y ese dinero lo estamos metiendo en un agujero negro, para pagar una deuda impagable, en lugar de poder invertirlo aquí.

¿Cómo le van a decir a Madrid que no le van a pagar el Cupo?
El Cupo es uno de los capítulos que hay que negociar con Madrid. Pero quizá, en algún momento dado, nos tendremos que plantear una posición de desobediencia civil o de pase foral, algo que en absoluto descartamos. Es que el Estado español ha tomado la opción política de pagar la deuda en lugar de hacer frente a otras necesidades, y para eso hasta cambiaron la Constitución, y todos los presidentes de comunidades, incluido el lehendakari, lo han aceptado recientemente para sus autonomías. O salimos de esa dinámica o no vamos a conseguir nunca reducir los niveles de paro. Y no nos podemos fiar de que tenemos datos mejores que otras comunidades, porque estamos avanzando rápidamente en el empeoramiento. Si no conseguimos frenar el paro y si no conseguimos que la riqueza que generemos se quede aquí, estamos en una dinámica de naufragio.

Escuchándole se diría que en cuanto lleguen al Parlamento van a plantear una declaración de independencia...
Si estuviera en mi mano, lo haría. Pero todos los procesos tienen su propia evolución y tienen sus fases. Y a mi me importa más hacerlo bien que rápido.

¿En qué fase estamos ahora?
En la de llegar a acuerdos con el resto de las fuerzas y de poner sobre la mesa un derecho que está reconocido por la Declaración de Derechos de la ONU que el Estado español firmó y que los estados democráticos lo ejercen. Lo estamos viendo. Queremos recabar apoyos en esta línea, no solo porque seamos independentistas, sino por las razones económicas que acabo de citar.

El Estado español no es muy ducho en aplicar los convenios internacionales que firma...
Lo hemos visto con recientes sentencias del Tribunal de Estrasburgo. El Estado español no sé si puede calificarse de democracia. Si lo es, es de muy baja calidad. Es urgente retomar las riendas de nuestras vidas y de nuestro país. Hay que aplicar grandes dosis de pedagogía, por una parte, y por otra parte tiene que ser un proceso sostenible, sin marcha atrás. Hay ejemplos, como Quebec, de que si lo planteas y no sale, eso te retrasa quince años. Si no se hace bien, te puede retrasar. Pero también hay veces que hay que hacer la apuesta y saber ver el momento político. Si no se da un paso valiente y decidido en un momento dado, a veces las oportunidades se pasan. Estamos en una coyuntura importante y este puede ser el momento.

Se cumple un año del anuncio de ETA de poner fin a la lucha armada. ¿Que reflexión hace en lo personal y en lo político?
En lo personal, como muchas otras personas del país, compartí una sensación de alegría moderada. Conocimos una alegría de euforia unos años antes y como vimos que aquello no salió adelante, todos quisimos contenernos, como quien se enamora pero pone prevenciones a ese sentimiento por miedo al fracaso. Hemos ido tomando confianza y seguimos con la alegría y la ilusión. Pero somos personas maduras y vemos las dificultades. Nos han tocado los dos estados más reaccionarios, jacobinos y retrógrados de todo Europa. Pero también sabemos que esto no tiene marcha atrás. Llevará más o menos tiempo, pero esto va a terminar en una situación de convivencia y de paz. Ahora, un tema tan sensible como el de las víctimas y los presos tiene dificultades. El tema de los presos está compartido por toda la sociedad. En la manifestación de enero vi votantes de todos los partidos, salvo del PP y de UPyD. El Gobierno español se equivoca si cree que puede seguir apretando la llave en este asunto para achuchar a la izquierda abertzale, porque está hiriendo la sensibilidad del conjunto de la sociedad vasca.

¿Qué utilidad pueden tener las elecciones en este proceso?
Van a dar una visión clara de cuál es la fotografía de este país y que las sensibilidades soberanistas y de izquierdas no son marginales, sino que están en la centralidad. Por una parte va a haber una mayoría nacionalista y también una mayoría de izquierda, y EH Bildu es soberanista y de izquierda y va a estar presente en todas las mayorías. El Estado español va a tener que tomar nota de que EH Bildu, esa fuerza que ha tratado de ningunear, está en la centralidad de todas las mayorías. Va tener que tentarse la ropa. Nosotros y nosotras tenemos muy claro que el tema de la paz y el de la crisis económica son prioritarios. Y no vamos a cejar hasta que consigamos un país en convivencia. Vamos a poner toda la carne en el asador en este asunto. Nos va a tener día a día en el Parlamento y en la calle, y quizá en el Gobierno, con estos temas de manera permanente. Que tome nota. El hecho de que estemos en las instituciones no nos va a sacar de la calle. Tenemos una fuerza enorme.

El sábado en el BEC comentó que al día siguiente tenía visita. ¿Qué le dicen los presos?
Antes que nada quiero dejar claro que fui a visitar a un periodista, directivo de un periódico que cerraron hace años, que tiene una condena de cárcel de ocho años, y que su delito ha sido ser periodista y directivo de un periódico. Que toda la directiva está en la cárcel, como su director y su subdirectora. Que haya políticos en la cárcel por hacer política, y periodistas por ser periodistas, en Europa solo ocurre en España y Turquía.

Tras dejar constancia de esto, ¿qué le dicen los presos?
Los presos son conscientes de que ellos son aquellos a los que el Gobierno español está utilizando para presionar a la izquierda soberanista. Y tienen paciencia. Saben que van a ser los últimos. Que se van a ir consiguiendo otro tipo de cosas, y que lo último van a ser ellos. Contra los presos se están aplicando las medidas mas duras, incluso ilegales. El ministro de Interior confesó que incluso estaban prevaricando. Los están utilizando para intentar atenazar a una fuerza política que se sale del mapa. Quiero recalcar que Bildu se creó hace quince meses, y tiene la Diputación de Gipuzkoa y más de mil concejales en Euskal Herria. Hace un año se creó Amaiur y consiguió siete diputados, por encima del PNV. Y hace cuatro meses que se ha creado Euskal Herria Bildu y su candidata a lehendakari puede ser la que presida el Gobierno Vasco. Si no hacen presión por algún lado, las fuerzas soberanistas y de izquierda se salen del mapa. Y, en este momento, en el único lugar en el que pueden hacer fuerza es con los presos, porque los tienen encerrados y tienen la llave de la puerta. Eso lo sabe el Gobierno español y lo saben los presos.

¿Y qué les dice Laura Mintegi a los presos?
Que estamos con ellas, que estamos con ellos. Y lo saben. Que no les olvidamos. A veces, con la parafernalia de las campañas, da la impresión de que estamos a otra cosa, pero no. Estamos a eso, estamos a la crisis económica y estamos a la construcción de una sociedad vasca libre y justa.