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¿Qué hay de otras fuentes de energía?

El petróleo es la principal fuente de energía en el mundo, pero no la única. A otras energías fósiles, también en declive, cabe añadir el importante papel a desempeñar por las renovables. Sin embargo, ni unas ni otras son capaces, en la actualidad, de suplir la energía aportada por el crudo.

Parque eólico del monte Oiz. (Jon HERNAEZ/ARGAZKI PRESS)

El 92% de la energía que se consume en el planeta proviene del petróleo, el carbón, el gas y el uranio. Son energías fósiles e, igual que el crudo, las otras tres también alcanzarán su pico de producción en un corto plazo. La prestigiosa revista ‘Nature’ situó el cenit de la energía conseguida a través del carbón en algún momento de la presente década, mientras que Oil Depletion Center calcula el pico del gas entre el año 2020 y el año 2040. Por cierto, también afirman que las técnicas de ‘fracking’ para obtener gas no convencional –como se quiere hacer en Araba– son poco más que un parche de poca duración con graves consecuencias medioambientales.

Para los defensores a ultranza de la energía nuclear como alternativa, además de los riesgos que implica y el problema de los residuos generados, cabe señalar que diferentes expertos sitúan el pico de la producción de uranio entre los años 2015 y 2035, mientras que los proyectos similares impulsados con plutonio no han sido más que caros fracasos. Hay que tener en cuenta, además, que una quinta parte del uranio que se consume hoy en día en el mundo –y la mitad del que se consume en EEUU– proviene de misiles rusos desmantelados, en el marco del programa ‘Metagons to Megawatts’, que expira el año que viene y que Rusia ya ha anunciado que no renovará.

Sin ser fuentes de energía, cabe destacar que otras materias primas importantes han llegado también al pico de su producción o están cerca de hacerlo. Es el caso del oro, cuya producción declina desde el año 2010, o del cobre, imprescindible en las redes eléctricas y cuya producción podría alcanzar el cenit en 2018.

¿Y las renovables? Los expertos señalan, indiscutiblemente, que el futuro pasa por ellas. Pero también por sus limitaciones. Para empezar, destacan que actualmente las renovables están enfocadas mayoritariamente a la producción eléctrica, cuando en el Estado español la electricidad no supone más que el 21% del consumo energético final. ¿Qué con hacer el restante 79%?

Ni llenando todos los montes de molinos, los campos de paneles solares y los ríos de presas se alcanzaría, aseguran los especialistas, la energía equivalente a la consumida actualmente. En un informe desarrollado por varios expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se llegaba a la conclusión de que el Estado español podría ser sostenible a través de las energías renovables, pero para ello tendría que poner en marcha una transición que comportaría entre dos y tres décadas de esfuerzo equiparable a una economía de guerra. Todo para llegar después a una economía estable y estacionaria, es decir, sin crecimiento. Los argumentos vuelven, por lo tanto, al decrecimiento.