Catalán acaba hundido y la reelegida no celebra el éxito
A Alberto Catalán le pudo la presión. Intentó enfrentarse a los medios, que le avasallaron tras conocer su derrota, y acabó llorando entre alabanzas hacia su partido.
El heredero de los poderosos líderes corellanos (José Luis Navarro Castuera y Miguel Sanz) ha perdido por la mínima, pero se ha quedado fuera ya de todo cargo de peso dentro de un partido al que ha dedicado toda su vida. Solo Sanz, que sigue en la Ejecutiva como expresidente, seguirá teniendo poder.
Yolanda Barcina intentó reconstruir puentes desde el primer momento, pues sabe que las listas abiertas se han comportado con enorme dureza, dejando sin nada a rivales con un enorme apoyo. Aseguró que quiere a Catalán en puestos directivos y se negó a celebrar su victoria, porque asegura que el único rival que tiene UPN son «los nacionalistas». Esta misma semana, la presidenta reelecta de UPN se refirió a los abertzales como «la jauría».
Catalán no fue capaz de recoger la mano que le tendió la presidenta reelecta cara a la galería. Eso sí, el presidente del Parlamento tampoco renuncia a seguir en UPN. «Este hombro como el de muchas personas que componían el proyecto de Alberto Catalán van a aportar todo lo que tengan, alma, corazón y vida para que los navarros tengan una lucecita al final del camino», proclamó.
Sin embargo, estas buenas palabras contrastan con el hecho de que no subieran al escenario a fotografiarse con los ganadores, así como la decisión de algunos integrantes de su sector de presentar una queja formal por el recuento de votos, amargando a la presidenta, que ya había dado su discurso triunfal. Esta queja (que no impugnación) lo dejó todo en el aire durante unas horas.
Catalán dice que está satisfecho porque el Congreso no ha podido estar más «reñido» y UPN ha dado una lección de democracia. Pero las acusaciones lanzadas durante la campaña electoral de las últimas semanas hacen pensar que el futuro político de Catalán es bastante negro. Como presidente del Parlamento, el delfín de Sanz es una figura que no molesta y lo lógico es que continúe ahí, pero está claro que no volverá a gozar ni del favor ni de la confianza de la actual dirección del partido.
El derrotado era una garantía de entendimiento con la única fuerza en la que puede apoyarse UPN para mantener un Gobierno sólido: el PSN. En su discurso de reelección, Barcina llamó a retomar las negociaciones con Roberto Jiménez, pero ya avanzó que serían solo apoyos puntuales y no un acuerdo global como el que les llevó a compartir el fallido gobierno de coalición. La presidenta recordó que el PSN es un aliado estratégico, pero dijo que su intención es pactar con todas las fuerzas que comparten la Constitución y el Amejoramiento.
Básicamente, dio vía libre a acuerdos serios con el PP (y quién sabe si a reeditar una alianza electoral para las elecciones en Nafarroa que, independiente de cuándo sean, se prevén muy ajustadas).
Para unir, lemas antiabertzales
Barcina insistió en mirar hacia el futuro y en caminar siempre para adelante. Intentó levantar los ánimos, y lo logró con su discurso antiabertzale. Definió a su partido como un «rompeolas» frente al «anexionismo vasco» y conminó a los suyos a «no ceder ni un metro», porque está segura de que los abertzales lo recuperarán.
La presidenta intentó vender su triunfo por la mínima como una victoria de su partido frente a las formaciones abertzales. «Los únicos derrotados son los que querían vernos más débiles», añadió. E intentó vender la idea de que UPN ha ganado entereza tras la «convulsa» cita de ayer. A su juicio, UPN salió del Baluarte como «una formación fuerte que va a mirar hacia adelante».
Sin embargo, Barcina solo ha conseguido resolver un lío en el que se había metido UPN por sí mismo y, probablemente, el partido parecería más cohesionado si hubiera sido capaz de llegar a un entendimiento previo. Ahora, la frustración del bando perdedor, así como el hecho de que haya vencido la corriente más incómoda para el PSN, le vuelven a dejar en una situación complicada.
Mientras, los últimos casos de corrupción que parecen afectar a la cúpula del partido siguen sin resolverse. En este punto, el principal afectado es Miguel Sanz, a quien el secretario de Caja Navarra señaló como el artífice del polémico sistema de dietas. Y la presidenta de UPN también convocó reuniones cuyo único fin parece el de repartir dietas. De ser así, podría haber cometido una irregularidad.