La desaparición de «Popo» Larre es una «herida abierta» treinta años después
Se cumplen 30 años del tiroteo en las Landas que desembocó en la desaparición de «Popo» Larre, nunca aclarada por las autoridades francesas. Toda una «herida abierta», según denuncia Autonomia Eraiki, que ha dado cuenta de los actos convocados para continuar denunciando esta inequívoca acción de guerra sucia sobre la que tres décadas no han echado tierra. Hoy tendrá lugar un homenaje en Heleta, su localidad.
Se cumplen hoy 30 años desde que Jean-Luis Larre, Popo, fuera visto por última vez con vida. Ocurrió el 7 de agosto de 1983, tras un enfrentamiento armado de la organización Iparretarrak (IK) y agentes de la Gendarmería, en el que un policía francés resultó muerto. Testigos vieron cómo Popo Larre, en su huida, se internaba en un bosque cercano al camping de León. La Policía francesa desplegó al instante un gran operativo en la zona, en el que participaron helicópteros, equipos de rastreo de tierra, perros adiestrados y efectivos especiales en un cerco policial bautizado «Plan Epervier». La interrogante, «Non da Popo?», no tardaría en llegar y sigue sin respuesta hoy.
Habían pasado ya 17 años sin mediar investigación oficial profunda sobre la desaparición cuando en marzo de 2000 arrancaba en París el juicio por el «caso León», impulsado por la insistencia de la familia del policía fallecido en esclarecer los hechos del 7 de agosto de 2003. A lo largo de esos 17 años, cinco magistrados tuvieron en sus manos el sumario y no dieron un solo paso.
En el proceso se juzgó y condenó a Filipe Bidart, Gabi Mouesca y Ttotte Etxebeste, pero de forma llamativa se retiró del proceso a Popo Larre, el único vasco que se encontraba imputado en el sumario.
La incógnita sobre el paradero de Larre no dejó de aflorar en aquel peculiar proceso judicial. Sus allegados asistieron a la eliminación de elementos probatorios, que se redujeron a 37 de un total de 167, a las contradicciones en las que incurrieron en sus testimonios agentes militares y policiales, y a evidencias palmarias de que el tribunal hizo todo lo posible para que no se celebrase un juicio. Ello siguió alimentando los temores de la familia, convencida de que no había ningún interés por esclarecer la desaparición, cuando todas las miradas seguían puestas en el cerco policial que siguió a la huida del joven de Heleta después de que se produjera el tiroteo.
El cadáver encontrado en León
Uno de los negros capítulos de aquel proceso judicial tiene que ver con la reiterada petición de exhumación de un cadáver identificado como Pascal Dumont, un chaval de 15 años desaparecido quince días después del tiroteo. La Policía identificó como Pascal Dumont un cadáver aparecido el día 27 en una playa cercana a León. La familia Dumont negó desde el principio que aquel cuerpo que la Policía tardó menos de tres cuartos de hora en identificar fuera el de su hijo.
El padre, Germain Dumont, testificó que la Policía le había presionado para que reconociese la identificación de su hijo y fue contundente al afirmar que el cadáver que le mostraron no se correspondía con el de Pascal, ni por edad, ni aspecto físico, rasgos o detalles como el bañador que vestía. Tanto es así que la familia Dumont hizo constar en la tumba la leyenda: «Aquí descansa un desconocido que nos fue impuesto el 27-VIII-83 por la Gendarmería, la Justicia y los cuerpos médicos».
Aun así, el tribunal rechazó la petición de exhumación, que no llegaría hasta cinco años después. Habían pasado 20 años desde la desaparición de Larre cuando un magistrado de Burdeos autorizó el estudio de los restos. Se encontraron entonces con que el nicho había sido profanado meses antes.
En un proceso salpicado de interrogantes en torno a cuestiones como por qué al día siguiente del tiroteo no aparecía la fotografía de Popo Larre en los carteles que publicó la Policía, siendo el único militante que había sido identificado, también se pidieron explicaciones sobre por qué la Gendarmería no comenzó a recoger testimonios hasta dos días después de los hechos. Hasta entonces solo habían obtenido la descripción dada por el gerente del camping y la del gendarme herido.
El ujier llama a «Popo» Larre
Los allegados de Larre aún tendrían que asistir a otro hiriente momento en el juicio. Ante la extrañeza mostrada por la defensa de que el tribunal no se hubiera molestado en investigar el paradero de una persona clave como Popo, el presidente del tribunal respondió ordenando al ujier que preguntase en alto por Jean-Louis Larre en la misma sala y en los pasillos.
Treinta años después, Heleta recuerda hoy a Larre. Autonomia Eraiki ha llamado a participar en este acto y en el homenaje del próximo día 27 de octubre en Makea.