INFO
Entrevue
Priscilla Hayner
Experta en justicia transicional y en Comisiones de la Verdad

«Lo más preocupante es que sigan las vulneraciones de derechos humanos»

Es autora y asesora independiente sobre justicia transicional, por lo que el jueves participó en la sesión especial convocada por la Diputación de Gipuzkoa. Cofundó el Centro Internacional de Justicia Transicional en 2001 y fue Directora de Programas hasta 2010. Es autora de numerosas publicaciones, entre las que destaca «Verdades Inexplicables. Justicia Transicional y el reto de las Comisiones de la Verdad». Reside en Ginebra (Suiza) y trabaja como asesora para numerosas ONG y fundaciones internacionales.

Priscilla Hayner. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)

La justicia transicional es la herramienta que ha allanado el camino a la resolución de muchos conflictos, y un concepto en boga en Euskal Herria por necesidades obvias, más aún en estas semanas de macrojuicios, detenciones y decisiones claves sobre la política carcelaria. La visita de Hayner a Donostia ofrecía la posibilidad de escuchar a una de las mayores expertas internacionales sobre el tema. GARA recabó su opinión tras la jornada en el Palacio de Aiete.

La pregunta que se le ha lanzado en esta sesión especial es si resulta posible implantar la justicia transicional en Euskal Herria. ¿Cuál es su respuesta? ¿Cómo se puede implantar si el Gobierno español no la quiere?
Claro que es posible. Hay que entender que la justicia transicional es un proceso que abre un abanico de posibilidades que sirven para afrontar el pasado, elementos que ayudan a tratar el tema de las víctimas o diferentes maneras de investigar la verdad. La idea sería que esta se implementara con la justicia convencional, que también es importante. En el caso del País Vasco, donde el Gobierno español no está por la labor de dar paso a todas esas posibilidades que ofrece la justicia transicional, pienso que lo ideal sería promover iniciativas en ese sentido, para que estas a su vez den lugar a otras.

Expertos internacionales como usted remarcan que la unilateralidad es la característica principal del proceso vasco. Pero, ¿hasta dónde cabe desarrollar ese impulso de una sola parte?
No creo que sea posible saberlo. En estos momentos, lo más importante es que la gente piense bien lo que quiere hacer. A la hora de resolver un conflicto político no es una cuestión imprescindible afrontar el pasado, pensar en todas las vulneraciones de derechos humanos que se han producido. Pero, en general, un país se siente mejor si ha llevado a cabo un proceso de estas características. No es fácil, pero puedo asegurar que para un país es más saludable.

Desde su experiencia de Euskal Herria, ¿qué cuestión le parece más preocupante? ¿La de las víctimas? ¿La de los presos? ¿La falta de adecuación jurídica a la nueva situación?
En general, lo más preocupante me parece el hecho de que las vulneraciones de derechos humanos continúen en la actualidad. Aunque no conozco de primera mano la situación actual, el hecho de que hoy en día persistan las vulneraciones de derechos me preocuparía mucho. Otra de las cosas que me inquieta es la falta de interés del Gobierno de Madrid. Soy consciente de la importancia que tiene en el País Vasco el tema de los presos, por eso no puedo entender que no se haya hecho nada para mejorar y respetar los derechos básicos de los prisioneros. Es una lástima, porque creo que es una buena oportunidad para fortalecer el proceso vasco.

Durante estos días se está juzgando a casi 80 vascos en Madrid por su actividad política. ¿Que obstáculo supone esto? ¿Por qué no tiene eco internacional y sí las que se producen en otros países?
Pienso que es difícil entender desde el ámbito internacional la situación política que se vive en el País Vasco. No es una situación evidente, clara, dado que no es una es una guerra convencional. Y sobre la repercusión que estos juicios puedan tener, no puedo opinar. Lo que sí creo es que a lo largo de un proceso de paz hay diferentes caminos y veo que algunos están caminando hacia la paz y otros no.

Cuando participó en el Foro Social, en el pasado mes de marzo, defendió «ser flexibles en el calendario y no acelerarnos». Sin embargo, ya han pasado dos años desde la declaración de Aiete...
Considero que es imposible querer llevar a cabo una serie de iniciativas en un corto plazo. Quizás se necesite tiempo para que la sociedad cambie, es por ello por lo que pido flexibilidad. Además, el contexto del País Vasco es único. Aquí no hay reglas, no hay una manera concreta de hacer las cosas. Durante los últimos dos años han cambiado muchas cosas y eso hay que reconocerlo. Puede parecer que el tiempo transcurrido es mucho, pero si lo comparamos con las décadas de conflicto que se han vivido, considero es una etapa corta.

La reconciliación es bastante evidente en la calle, pero no en el ámbito político. ¿Es normal que la sociedad vaya por delante de los políticos?
Creo que sí. Entra dentro de la naturaleza política tener diferencias y luchar por tus ideas, algo que es muy saludable. Considero que es más importante que la reconciliación sea más evidente a nivel popular, para que la gente conviva con total normalidad. Sin embargo, a nivel político eso no va a ocurrir. Van a continuar luchando cada uno por sus ideas, pero también es importante que todos los partidos reconozcan la importancia de fortalecer el nuevo ciclo político. Bloquear el proceso por una ideas políticas no aportaría nada.

Usted es experta en comisiones de la verdad. ¿Cree que es imprescindible en Euskal Herria, y cómo debería ser?
Creo que podría ser una idea interesante, que podría servir para diferentes cosas. Una comisión nombrada oficialmente sería lo mejor para investigar hechos del pasado, con tal de que su objetivo sea el de responder a las preguntas de por qué y cómo ha sucedido. Tras el debate que hemos tenido este jueves, tengo la impresión de que sería una forma útil de investigar y de escuchar a todas las personas que quieran hablar. Eso sí, está claro que tendría que ser algo construido específicamente para el País Vasco.