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Entrevue
Maren Mantovani
Coordinadora de Relaciones Internacionales de Stop The Wall

«Israel gana matando palestinos, porque prueba armas y se lleva el dinero de la reconstrucción»

Es italiana y actualmente reside en Brasil, pero durante los ocho años que vivió en Ramallah, Maren Mantovani tuvo la oportunidad de conocer a fondo la realidad palestina e implicarse en sus luchas, especialmente contra el muro de apartheid. Ha hecho un alto en su visita a Euskal Herria para hablar con NAIZ de la situación en Gaza, del nuevo Gobierno palestino de unidad nacional y de la campaña BDS.

Maren Mantovani, coordinadora de Relaciones Internacionales de Stop The Wall. (Monika DEL VALLE/ARGAZKI PRESS)

Lo sucedido con esta entrevista es una buena muestra de las trabas cotidianas que afronta la población palestina. Jamal Jumá, coordinador de la campaña Stop The Wall, debía compartir mesa con Maren Mantovani en Bilbo, pero las autoridades jordanas, en colaboración con Israel, le prohibieron el acceso a su territorio –pese a tener recién renovado el pasaporte jordano–.

Paz con Dignidad y Biladi, las asociaciones organizadoras de la visita de ambos activistas, vinculan este obstáculo a la pretensión de silenciar a Jumá y su labor de denuncia contra el muro del apartheid y los asentamientos ilegales.

Ante la imposibilidad de Jumá de viajar, es Mantovani quien asume la responsabilidad de dar cuenta de la realidad palestina en la gira de Euskal Herria. Nos explica la lucha que están llevando a cabo contra el muro y para que las empresas se nieguen a hacer en Cisjordania obras que favorezcan la ocupación. Y también nos ofrece su reflexión sobre la actual situación en Palestina.

Hace escasos días pudimos ver una imagen histórica: la visita del Gobierno de unidad a Gaza. ¿Qué significado y qué trascendencia tiene esa fotografía y la propia formación del Ejecutivo?
Israel y sus aliados llevan más de 60 años trabajando para separar al pueblo palestino. No solo para crear varias facciones políticas, también más directamente para separar al pueblo palestino, ya sean los que viven bajo ocupación en Gaza o en Cisjordania, sean los refugiados o sean los palestinos ciudadanos de Israel. Que en este contexto se esté buscando la unidad es siempre una cosa positiva.

En el ámbito político, hay que ver cómo afronta ese Gobierno los desafíos que tiene ahora, que no es solo la reconstrucción de Gaza. No se puede pensar que la reconstrucción de Gaza es la solución a todos los problemas que hay ahora: la existencia de la cárcel a cielo abierto más grande del mundo.

Israel está aprovechando la masacre en la Franja para ocultar lo que está sucediendo en Cisjordania, donde se está acelerando la limpieza étnica y la colonización. No solo están intentando destruir Gaza, sino que utilizan la Franja como laboratorio para después intentar convertir también Cisjordania en una cárcel.

Evidentemente, ahí un Gobierno de unidad nacional tiene retos muy grandes.

Todos coinciden al situar la reconstrucción de Gaza como una prioridad.
Cuando se habla de la reconstrucción de Gaza, hay que tener en cuenta cuánto dinero se destina para ello pero también quién está ganando con todo esto y para qué lo está haciendo. Si la reconstrucción forma parte de un ciclo de ‘masacre-reconstrucción-masacre’, siempre son los mismos los que están ganando y los que están perdiendo y muriendo.

Lo que Israel está diciendo, casi sin oposición internacional, es que la reconstrucción supone una amenaza para su seguridad nacional y que los materiales tienen que ser israelíes para garantizar que no van utilizarse de manera impropia.

Esto significa que Israel gana matando palestinos, porque pudieron probar nuevas armas que están vendiendo en todo el mundo y que, además, con la reconstrucción vuelven a llevarse todo el dinero.

¿Cómo ven los palestinos la propia formación del Gobierno de unidad? ¿Esperanza o escepticismo?
El escepticismo es el término más apropiado ahora mismo. Las propuestas respecto a medidas diplomáticas no son muy prometedoras. Hablan de proponer al Consejo de Seguridad un marco con plazos concretos para poner fin a la ocupación israelí, pero todos sabemos que eso no va a acontecer.

Creo que incluso quien ha hecho la propuesta sabe que no es realizable, aunque solo sea por el veto de Estados Unidos.

En una situación así, hay que ver si este Gobierno es capaz de ampliar la lucha y, sobre la base de la legislación internacional, acudir a la Corte Penal Internacional y recurrir a todas las posibilidades que tengan a mano para responsabilizar a quien comete crímenes contra el pueblo palestino.

Habría que remarcar también la actitud de los países que, por ejemplo, aportan dinero para la reconstrucción de Gaza mientras mantienen grandes contratos armamentísticos con Israel. ¿Qué se puede hacer en este ámbito?
En primer lugar, hay que desarrollar una campaña contra la participación de los gobiernos en este ciclo de masacres y reconstrucciones. Hace falta que los gobiernos asuman sus obligaciones para con la ley internacional y esto significa que no pueden dar asistencia y ayuda a crímenes de guerra, sean estas agresiones militares como en Gaza o el muro israelí o las colonias.

Además, tenemos que hacer campañas de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), no solo dirigidas a los gobiernos, sino también a las empresas que están trabajando con Israel o con otras compañías israelíes, o a las universidades o bancos.

El BDS ha obtenido grandes avances en los últimos años. Pero aún muchas entidades rechazan llevarlo a cabo argumentando que no se puede discriminar a nadie solo por el hecho de ser israelí. ¿Hace falta una mayor labor de concienciación?
Para empezar, hay que dejar claro que no se discrimina a nadie por ser israelí. Ese no es el tema. Pedimos boicot, sanciones y desinversiones para iniciativas, instituciones y empresas que están implicadas en desarrollar, facilitar o apoyar la ocupación de Palestina.

Es un régimen de apartheid. Deben entender que no se trata de un Gobierno malo que no nos gusta y que tenemos que esperar a unas nuevas elecciones. Se trata de un problema sistémico, de todo un régimen.

Eso no quiere decir que todos los israelíes sean malos, sino que existe un sistema que hay que derrumbar.

Es ese sistema el que, precisamente, nos lleva a ver imágenes de israelíes que llevan sus sofás a las colinas para ver cómo bombardean Gaza igual que si estuvieran en el cine…
Exactamente. Estas personas no nacen así, crecen así en este sistema. Si desde las escuelas hay un currículum que enseña el odio a todo lo árabe y a los palestinos, y después se está obligado a hacer el servicio militar, y después hay unas televisiones y una universidad que no enseñan nada más que a odiar a los diferentes, es evidente que se está creando una sociedad que ha perdido buena parte de su propia humanidad.

Recientemente, Suecia se ha convertido en el primer país que, como miembro de la UE, se mostraba dispuesto a reconocer un Estado palestino. Esta misma semana, el Parlamento británico ha pedido a su Gobierno que haga lo propio. ¿Son síntomas de que algo está cambiando a raíz de la última masacre contra Gaza? Seguro que ha cambiado y está cambiando mucho. Cada vez se entiende más qué es lo que está pasando allí y también el crecimiento de la solidaridad es continuo.

Iniciativas como el reconocimiento del Estado de Palestina son expresión de este sentimiento, pero así no se arregla uno de los problemas fundamentales que existen a nivel global y con los gobiernos europeos. Lo que hay que solucionar es la contradicción que se crea cuando con las palabras apoyan a Palestina y piden respeto a los derechos humanos y, al mismo tiempo, están ayudando a la ocupación económicamente y militarmente.

También es importante entender que Palestina no es un Estado y es peligroso pensarlo porque da a Israel la legitimidad de atacar y de decir que hay un problema entre iguales, porque no lo es.

Es, todavía, un pueblo completamente ocupado, expulsado y reprimido, por lo que esos reconocimientos no son más que postulaciones de lo que se quiere ver. Ahí hay que trabajar. Decir lo que se quiere ver no sirve para nada.

El tiempo corre en contra de los palestinos, que cada vez están más divididos, aumentan las colonias, ven cómo avanza el muro y sus recursos están siendo expoliados. ¿Hasta qué punto dificulta todo esto el establecimiento de un futuro Estado palestino viable?
Creo que eres muy optimista. Los hechos sobre el terreno muestran que Israel destruyó la posibilidad de un Estado palestino ya hace muchos años. Eso es evidente cuando se ve el mapa de Palestina.

Lo que Israel hoy está haciendo es construir su visión de los bantustanes. Están aplicando las mismas estrategias, estructuras e infraestructuras que en Gaza para construir ghettos en Cisjordania y dividirla. Ahora lo que estamos haciendo es luchar contra estos bantustanes y la pregunta es cuánto tiempo tiene Israel para terminar ese trabajo, la discusión es distinta.

Han acelerado sus trabajos porque han empezado a entender que no les queda mucho tiempo, porque el BDS tiene ya, no solo efectos políticos o microeconómicos, sino que está teniendo consecuencias macroeconómicas y en las posturas de los gobiernos europeos. Israel sabe que el actual crecimiento del BDS no le deja mucho tiempo, por lo que este también es un mensaje para nosotros.

Israel es quien nos dice que el BDS está funcionando.