«Antes que unionista y que conservador soy demócrata, y por eso estoy aquí». Esta frase la ha repetido hasta la saciedad Ian Duncan, europarlamentario escocés del Partido Conservador que lidera el equipo de observadores que ha aterrizado desde Bruselas para comprobar cómo se desarrolla el proceso participativo en Catalunya. Su perfil le convierte en símbolo de otra forma de resolver los conflictos, la escocesa, con el referéndum aceptado por Londres del 18 de setiembre. Frente al búnker de Madrid, Duncan, que forma parte del mismo grupo político en Bruselas que el PP, reiteraba ayer su condición de «demócrata» y, en la presentación del equipo que lidera, insistía en que «votar no es ni puede ser un crimen, sino el inicio de un proceso». Todo esto lo aseguraba antes de que la Fiscalía Superior de Catalunya anunciase ayer trámites para identificar a los responsables de los colegios y el proceso a instancias del Fiscal General del Estado. «La jornada es un reto, pero debe ser entendida como el inicio de un proceso», remarcaba Duncan, ajeno a la eterna amenaza.

Al ejercer como portavoz del equipo, Duncan, en conversación con GARA, centraba su discurso en el mensaje democrático. Y ponía su propio caso como ejemplo. Él, que ha reivindicado que Escocia siguiese ligada a Londres, pone en valor el proceso desarrollado durante los dos años precedentes a la cita con las urnas. «He defendido la unidad del Reino Unido y creo en ella, pero en lo que más creo es en la determinación del pueblo de Escocia», subrayaba. En su opinión, «los últimos dos años de debate se ha abordado cada aspecto sobre nuestro futuro: el económico, el cultural, social, educación». Un debate que trascendió al «sí» o «no» sobre la plena soberanía y que, a su juicio, tuvo la virtud de extenderse a toda la ciudadanía. «El debate no se reducía al Parlamento, sino que afectaba a cada persona». Para el eurodiputado conservador, ha sido un método que fortalece la democracia. «Se dio energía a la gente, se le informó y luego confiamos en la gente. Eso es lo que debería ser una democracia».

«No interferimos»

Sobre la posición de Madrid, el eurodiputado escocés trata de mantenerse cauto. De hecho, rechaza dar detalles sobre el mensaje que ha trasladado a los miembros del PP con los que se entrevistó por la mañana, dentro de su trabajo de interlocución. «Mi rol y el de mis colegas es como observador, saber qué está ocurriendo y transmitirlo. Las conversaciones que he mantenido con los diferentes partidos políticos se han centrado en el proceso y no en interferir en los asuntos políticos», explicaba ayer.

No obstante, sí percibe que existe otra forma de hacer las cosas (en referencia al Gobierno Rajoy) y considera que el «diálogo» debe ser fundamental ante la demanda soberanista catalana. «Espero que a partir de mañana se desarrolle una nueva relación entre Barcelona y Madrid. Soy un demócrata y, como tal, creo que debería pensarse en la gente. ¿Cómo quieren ser gobernados? ¿A qué futuro aspiran? Es una labor que nos corresponde a los políticos».

A los europarlamentarios que conforman el grupo de observadores de la foto (el primero a la derecha es Ian Duncan, entrevistado en esta página) se unen otras delegaciones. Así, más de un centenar acuden en nombre de una comisión internacional. Y la CUP ha invitado a movimientos y partidos de izquierda de Europa y Latinomamérica.