El testigo pasa de los euskaldunes a los que recuperan el idioma
La carrera en favor del euskara ha llegado a su ecuador después de una intensa noche en Lea-Artibai y Busturialdea. En Lekeitio, le habían preparado un pequeño homenaje a Edurne Brouard, responsable de Korrika durante muchos años. Ella, avergonzada, trató de escapar corriendo, diciendo que no quería ningún reconocimiento, y terminó entre abrazos, recibiendo el aplauso de la organización y de los lekeitiarras.
A las 6.00, cuandó aún no había amanecido, los alumnos del barnetegi de Forua se han calzado las zapatillas y han corrido hasta Bermeo, unos 10-12 kilómetros, en un ambiente muy bueno y entre mucha gente, con el impulso de los ánimos, aplausos y gritos de la gente.
Más tarde, en Larrauri, los corredores han podido calentarse desayunando chocolate caliente con bizcochos, preparado por vecinos de todas las edades de este barrio de Mungia, como es costumbre desde los comienzos de Korrika. Así, le han hecho frente mucho mejor a la lluvia y el frío. Desde Larrauri hasta Mungia, donde un montón de niños han salido a la carretera como un rayo, acompañados por sus profesores y con los petos realizados por ellos mismos. Durante la mañana ha sido notable la presencia de los pequeños en distintos pueblos, como Laukiz y Urduliz. Ha sido emocionante verlos tan motivados. Como dice Juan Mari Juaristi, un vecino de Urduliz, el euskara es nuestro idioma y hay que llevarlo adelante. Señalando la parte de arriba del bar frente a la plaza, donde estaba la escuela, relató los castigos sufridos por no saber castellano. Ahora, mirando a todos esos niños que se refugiaban en los arkupes del Ayuntamiento, ansiosos para participar en Korrika, se puede decir que el euskara tiene futuro.
La carrera ha llegado a su ecuador, el kilómetro 1.250, en Sopela, al mediodía, donde se ha hecho una pequeña celebración con champán. Ya se ha completado la mitad del camino de Urepele a Bilbo.
Un poco más tarde, en Erromo, se ha corrido un kilómetro especial, dedicado a Joseba Kanpo, uno de los creadores de Korrika, y Lurdes Artetxe, trabajadora de AEK, fallecidos en 2013. En la anterior edición, hace dos años, Kanpo completó el mismo kilómetro en homenaje a su pareja, Artetxe, y dos meses más tarde falleció. Hoy, han llevado el testigo Urtsa Errasti, compañero de Kanpo y otro de los fundadores de esta iniciativa, y los hijos de Kanpo y Artetxe, Maddi y Lander. «Físicamente ellos no están, pero el testigo que han creado sigue aquí», han declarado estos