El chupinazo de una nueva Iruñea
LA ALEGRÍA inmensa en la Plaza del Ayuntamiento acompañó todos los actos de la investidura de Joseba Asiron, primer alcalde de izquierdas y abertzale de Iruñea. Las canciones de la plaza resonaron por los salones del Consistorio. Y Asiron y los ediles de las fuerzas del cambio bajaron a la calle a decirle que ahora el Ayuntamiento es suyo.
«El alcalde de Iruñea tiene mucha ilustración. Sabe tocar el txistu y se llama Asiron», fue uno de los temas que con más fuerza pegaron ayer en la Plaza del Ayuntamiento de Iruñea. Aunque el gran triunfo fue el “Agur, UPN, agur, agur” (entonado como “Alé Osasuna”), con una mano en lo alto haciendo el gesto de la despedida a modo de coreografía. También sonaron clásicos de Xabier Lete y bastante repertorio txaranguero. En definitiva, una mezcolanza sin demasiado criterio de una masa embebida por el júbilo en un ambiente que recordaba, y mucho, a los sanfermines.
La plaza no descansó ni para dejar que se escuchara entero el discurso de Asiron tras la investidura por la pantalla gigante. Lo mismo se arrancaba en aplausos que empezaba a dar pitidos. Sobre todo, si se asomaba algún rostro conocido de UPN. Era un ruido que contagiaba alegría por los sombríos salones del Consistorio, que tenía ayer un aire caduco con sus maceros y policías con cascos empenachados y trajes de gala. Unas formalidades que contrastaban con la imagen de varios concejales, que acudieron en camiseta y vaqueros. Es más, ni Aranzadi ni I-E recogieron la insignia que se les hace entrega al convertirse en concejales, por considerarlo un gasto superfluo.
Los de protocolo tenían orden de no dejar salir al balcón. Quizá porque no querían exaltar aún más al gentío, o porque no deseaban una foto tan parecida a la del 6 de julio. La plaza estaba hasta los topes, aunque sin llegar a sentirse la marabunta del chupinazo. Eso sí, la instantánea emocionaba igual, porque donde San Fermín es únicamente rojiblanco, ayer estaban de todos los colores. Hubo también banderas: la navarra sin corona, la ikurriña y la republicana.
El bastón es del pueblo
Asiron se asomó un momento al balcón, después de hacerse con el bastón de mando. Lo mostró a la plaza, les señaló y les dijo que era suyo. «Zuentzat, zuentzat», les decía. Para colmo, ese gesto coincidió con las declaraciones del alcalde saliente, Enrique Maya, a los medios. Como era de esperar, en cuanto la plaza vio a Asiron en el balcón desde el que se lanza el chupinazo, estalló en vítores que derivaron en un “UPN Kanpora!”.
En la sala de prensa, Maya tuvo que parar porque no se le oía. «Mirad qué hay que aguantar. Están gritando que UPN se vaya a la calle», se lamentaba. Cuando la cosa se calmó, Maya prosiguió. No habría pasado el minuto cuando tuvo que volver a detenerse, porque el gentío clamaba eso de que Asiron sabe tocar el txistu. Al final, acortó el discurso y se fue. Eso sí, después de insistir en su mensaje del miedo, diciendo que se materializa «la peor pesadilla que pueden soñar los pamploneses».
Maya no fue la única víctima de la ruidera. Asiron tampoco pudo responder con normalidad a los medios, porque el sonido de la txaranga podía a los altavoces de la sala de prensa. El nuevo alcalde quiso dedicar sus primeras palabras, precisamente, a todos los que no han votado cambio. «En estos cuatro años van a ver cómo el discurso del miedo se caerá por su propio peso», prometió el alcalde.
El cambio plural
En cuanto superó el trámite de la prensa, Asiron salió a la plaza por la puerta grande del Ayuntamiento, normalmente cerrada. Llegó levantando el bastón de mando como cuando un deportista alza un trofeo logrado con mucho esfuerzo. Después se subió a una tarima, junto con representantes de las fuerzas que gobernarán con él. Desde allí y, en euskara, quiso recordar a todos los que han estado décadas trabajando por ese cambio. Y en especial, a aquellos que después de tanto trabajo no lo han podido ver. Asiron dijo que todo los presentes tienen en mente a alguien así, alguien que se merecía haber conocido que algún día esa otra Iruñea conseguiría imponerse.
El cambio ha llegado y es multicolor. Asiron dirigirá un gobierno en el que participan cuatro partidos: EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi e I-E. Entre todos sumaron los 14 apoyos que Asiron necesitaba. Maya recibió diez votos (los de UPN), mientras que los tres del PSN votaron a su propia candidata.
Itziar Gómez (Geroa Bai) dirigió sus declaraciones a felicitar a la ciudad y a aseguró que «la ciudadanía tiene que ser el motor del cambio». Ana Lizoain (Aranzadi) se comprometió «a ayudar a los que han sufrido la crisis para que su sufrimiento acabe cuanto antes» y recordó a Miren Peña, militante de LAB de la PAH, que se suicidó consumida por la crisis. Asimismo, Edurne Egino (la única concejal de I-E) aseguró que hay un «intenso deseo de cambio» y se comprometió en la lucha por la aconfesionalidad y por priorizar la acción social.
Por su parte, la derecha también convocó una protesta,. Apartadas hasta el Paseo Sarasate (más allá de la tómbola de Cáritas), se juntaron varias decenas de personas, buena parte de ellas de edad avanzada. Apenas hubo rostros conocidos en esa protesta, salvo algún miembro de las juventudes del PP. Sí que se dejó ver Carlos García Adanero, de UPN, que más bien pareció verse en un compromiso al ser reconocido cuando pasaba circunstancialmente por allí.