Mosquitos frente al elefante
Con una plaza abarrotada, José Luis Elkoro recibió un entrañable homenaje en un acto emotivo y con un manesaje claro en forma de metáfora: al igual que un enjambre de mosquitos logra hacer moverse a un elefante, los vascos unidos pueden derrotar la impotencia frente a la prepotencia española.
Se dice que que mover un elefante no es tarea sencilla. Tampoco es fácil mover a un Estado que nos niega como pueblo y se niega a reconocer, como paso previo a la justicia y a la reparación, su complicidad en gravísimas vulneraciones de derechos fundamentales de las personas. Ayer, sin embargo, en Bergara se manifestó una voluntad unitaria de intentarlo, de moverse todos juntos para que todo se mueva, de, como dijo el escritor Stefan Zweig, «unirse para hacer, para ser el enjambre de mosquitos que haga mover al elefante».
Fue un acto con una idea clara: juntos podemos mover la rueda de la paz y de la unidad del pueblo vasco. Se reivindicó la necesidad de aglutinar, de buscar puntos de encuentro, de no abusar de nuestro «gen tribal» y de no hablar solo con los que piensan igual para hablar más con los que piensan diferente. De construir todos juntos Euskal Herria de la única forma en que puede hacerse: en libertad, desde el respeto a su pluralidad y de todos los derechos de todas las personas.
En el escenario central, acompañados por un grupo de instrumentos de cuerda y con el logotipo de la plataforma “Mugituko da!” al fondo, Jose Luis Elkoro estuvo acompañado por su esposa, Mari Carmen Aiastui, y por un elenco de personalidades que no quisieron perderse la oportunidad de felicitarle. El primero en tomar la palabra fue el exalcalde de Arrasate en el posfranquismo, José Antonio Altuna, ‘‘Txatillo”, que recordó la importancia que tuvo el Movimiento de los Alcaldes, la «ilusión y alegría» que desató en el pueblo y subrayó la necesidad de «recuperar aquel espíritu». Le siguió el conocido periodista Mariano Ferrer, que evocó cómo se cruzó su vida con Elkoro en el posfranquismo y luego en la plataforma 18/98. Todos los alcaldes de Bergara arroparon también a Elkoro desde el estrado y en su intervención mostraron su alegría por tenerlo nuevamente en el pueblo y su esperanza de que, superando diferencias, la cooperación se imponga sobre la competencia.
Le siguió el excalde de Laudio Pablo Gorostiaga, recientemente excarcelado, y rebosando un humor que contagió a la plaza se presentó como el «político más chaquetero de Euskal Herria» –en alusión a todas las siglas que se han tenido que cambiar desde la censura franquista hasta llegar a EH Bildu tras pasar por la ilegalización–. Remarcó la idea de la constancia, de seguir y si uno se cae volver a levantarse, «hasta llenar la botella de la libertad de Euskal Herria, que todavía está medio llena, pero hubo un tiempo no tan lejano en la que estaba vacía».
El catedrático de Derecho y exdirector de la UNED de Bergara Juanjo Alvarez tomò posteriormente la palabra y transmitió mensajes de apoyo y de adhesión del que fuera obispo de Gipuzkoa, Jose María Setién, que por motivos de salud no pudo estar presente, del exlehendakari Ibarretxe, que no pudo asistir al encontrarse en EEUU, y del académico e íntimo amigo de Elkoro, Pedro Miguel Etxenike, quien tampoco pudo acudir. Alvarez, miembro de la plataforma “Mugituko Da!” y clave en las gestiones para conseguir la prisión atenuada para Elkoro, tuvo duras palabras para la instrucción y la sentencia del proceso 18/98, «una auténtica aberración con el agravante añadi- do del menosprecio al euskara», y animó a seguir moviéndose, a unirse, «una idea noble y potente frente a la cuál no hay tiranos ni demo¡cracias orgánicas».
El abogado Miguel Castells, viejo compañero de fatigas de Elkoro, mostró «la inmensa alegría de ver que a mi amigo Jose Luis le al quitado por fin los hierros». Peio Ospital, miembro del duo Pantxoa eta Peio, acompañado por el grupo de instrumentos de cuerda de Bergara, cantó la canción de Telesforo Monzón “Zazpi Euskal Herriak bat egin dezagun”, coreada por un público emocionado.
«Apuesto por Otegi»
Tras entregar un ramo de flores a Mari Carmen Aiastui y a Juli Arregi, esposa de Arnaldo Otegi, una miembro de la plataforma leyó el escrito remitido desde la cárcel de Logroño. Un aplauso ensordecedor siguió a un mensaje corto, pero profundo y con pegada.
Elkoro agradeció a todos su apoyo, puso en valor la unidad que se ha activado en su defensa y se centró en dos ideas: «no será fácil, pero el camino es la constancia y la unidad» y «necesitamos líderes y tenemos al mejor: Arnaldo Otegi. Tengo toda la confianza y apuesto totalmente por él».
Un dantzari bailó un aurresku que los organizadores, en un bonito detalle, dedicaron a toda la gente que abarrotó la plaza de Bergara; personas de todas las edades e ideologías, de todos los gustos, en un ambiente de fraternidad y propósito común abertzale. A su manera y según sus posibilidades, dispuesta a ser mosquito para mover al elefante, para hacer mover a un Estado prepotente y aberrante.