La Ponencia de Autogobierno es por ahora un pantanal
La constitución de la Ponencia de Autogobierno se aprobó el 20 de febrero de 2014 por un acuerdo entre PNV y PSE, en un pleno en el que ambas formaciones se cruzaron reproches sobre cuestiones fundamentales de dicha ponencia. Ha pasado un año y medio desde entonces y sus componentes no han hecho otra cosa que reproducir el trabajo de consulta a expertos que la Comisión Especial Sobre Autogobierno hizo ya en 2002 y cuyas transcripciones, conclusiones y acuerdos están recogidos en un libro de 1.361 páginas de letra solo apta para vistas juveniles o que acaben de pasar por la regulación correctora del oculista. Y todavía quedan por llegar los informes solicitados a los gobiernos de Lakua y Madrid, aunque este último ya ha dicho que con los suyos no cuenten, a pesar de que los pidió el PP.
Quiere esto decir que antes de que los grupos se adentren en los trabajos políticos, queda todavía por efectuar la labor técnica de recoger lo expuesto por todos los expertos consultados en este año y medio, compendiar la documentación solicitada a otras instituciones y organismos, agruparla, clasificarla, ponerla en manos de los ponentes y esperar a que decidan qué hacer con todo ello.
Añadan al cóctel que para cuando el Parlamento de Gasteiz inicie su periodo de sesiones, con el Pleno de Política General del 24 de setiembre, estaremos con el plebiscito catalán a brincos y en puertas de la campaña oficial de las elecciones con las que Mariano Rajoy nos va a obsequiar en estas Navidades para acompañar al turrón. Y aunque el resultado de las urnas se conozca en vísperas del sorteo de la lotería, muy claros tendrían que ser para que los Reyes Magos lleguen con un gobierno para la Moncloa, por lo que las negociaciones se alargarán hasta febrero o más allá.
Así hasta que no se aclare qué pasa primero en Catalunya y después en la Moncloa, con la cantidad de sobresaltos políticos que puede haber en ese periodo, nadie puede esperar que la Ponencia de Autogobierno del Parlamento de Gasteiz va a ponerse a trabajar en serio.
¿Y después? Tampoco.
Primero, porque haciendo cuentas y entre una cosa y otra nos hemos puesto ya en marzo de 2016, año en el que volverá a haber elecciones autonómicas en otoño, si no se adelantan. Y en segundo lugar, porque la Ponencia es fruto de un acuerdo entre PNV y PSE, e Idoia Mendia ya está advirtiendo de que antes de entrar en profundidades sobre el autogobierno hay que esperar a que se aclare la propuesta de reforma constitucional que dice que va a proponer Pedro Sánchez.
Sin tener una bola de cristal, se puede anticipar que la Ponencia de Autogobierno servirá, a lo sumo, para que cada grupo parlamentario puede esbozar cuál sería su propuesta de nuevo o viejo estatus, y que los trabajos quedarán a continuación suspendidos por la convocatoria de nuevos comicios autonómicos.
Y en ese contexto, como ha ocurrido cíclicamente, es previsible que cada cual hará bandera electoral de su proyecto y resulta más que probable que el PNV vuelva a proponer un programa ambicioso. Como el que presentó Iñigo Urkullu en 2012, en el que hablaba de que en este 2015 habría ya un texto articulado de nuevo estatus que sería sometido al refrendo de la ciudadanía, y en el que prometía también una Ley de Participación Ciudadana.
Según recoge textualmente su programa electoral, «EAJ-PNV se compromete a elaborar una ley que regule las consultas a la ciudadanía como un instrumento de práctica, profundización e innovación democrática. La normativa regulará aquellas materias sobre las que la ciudadanía tiene derecho a ser consultada y qué procedimientos deben ser utilizados en cada caso». Sin embargo, alcanzado el Gobierno, esta Ley de Participación Ciudadana se cayó del calendario legislativo del Ejecutivo de Urkullu, al igual que la fecha del 2015 y la referencia al refrendo.
De momento tampoco se sabe nada de la promesa electoral del PNV de que en paralelo al trabajo de la Ponencia y para su apoyo, «bajo el auspicio de la Presidencia del Gobierno Vasco, se desarrollarán unas jornadas internacionales y un proceso participativo para poner en común propuestas e iniciativas vinculadas al nuevo modelo constituyente pretendido».
Todo lo anterior invita por tanto a pensar que la Ponencia de Autogobierno es, hoy por hoy, un pantanal en el que, en lugar de avanzar, cualquier propuesta quedaría paralizada a la espera de otros tiempos electorales.