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La guerra siria relega al olvido el drama de millones de refugiados

La gravedad de la crisis siria que, después de cuatro años provocando una incesante avalancha de refugiados en sus países vecinos, ha golpeado muchas conciencias estas últimas semanas ha relegado también al olvido el drama de millones de refugiados en todo el mundo. Iraquíes, afganos y eritreos, entre otros, comparten éxodo con los sirios.


En Munich no hay gente compasiva que les saluda al llegar, solo encuentran silencio y a la Policía, que les lleva a un campamento improvisado para registrarles. No son sirios, son iraquíes, pero no se quejan.

Ahmad y Alia, una joven pareja iraquí, cruzaron la frontera alemana con su bebé de cuatro meses, Adam, después de arriesgarlo todo para llegar a Europa, lejos de las bombas de Bagdad, en un viaje infernal de 2.500 kilómetros a través de la ruta de los Balcanes tras cruzar desde Grecia a Macedonia, por el que pagaron 9.000 euros.

Esta pareja, que no recuperó la alegría hasta llegar a Viena, no ha recibido prácticamente ninguna ayuda durante su larga odisea, en la que consiguieron evitar a los guardias fronterizos, durmieron en la calle, esquivaron a ladrones y negociar con contrabandistas sin escrúpulos.

Decidieron dejar su país después de que una explosión les hiriera cuando se encontraban en un restaurante y de que los islamistas impidieran a Alia continuar sus estudios universitarios y le amenazaran de muerte por no llevar hiyab. Dudaron en seguir viaje cuando vieron el destartalado barco al que un contrabandistas les ordenó subir para cruzar el mar Egeo.

Ahora, en Colonia, hacinados pero afortunados, decidirán si se quedan en Alemania o siguen a Países Bajos, donde tienen familia, pero les resta aún una larga espera. Solo confían en que «al menos alguno de nuestros sueños se haga realidad».

Enterrados en Kerbala

También eran iraquíes al menos dos de los niños que murieron en el mismo naufragio en el que perdieron la vida el pequeño kurdo Aylan Kurdi, su hermano Ghaleb y su madre Rehan, y otras siete personas. Los cuerpos de Zainab, de 12 años, y de Haidar, de 8, llegaron ayer a Bagdad y fueron enterrados en la ciudad santa chií de Kerbala.

«Grité el nombre de mis hijos, pero no me respondieron», dijo la joven madre, también llamada Zainab Abbas, recordando el hundimiento. En medio de las olas tuvo tiempo de tocar la mano de su hija, pero no pudo salvarla.

La familia Abbas viajó a Estambul y de allí a Bodrum, desde donde zarparon hacia la isla griega de Kos para naufragar poco después en aguas del Egeo. Sus padres y un tercer hijo pudieron ser rescatados.

«Todo el mundo hablaba de esa ruta, así que decidimos tomarla en busca de una vida mejor», dijo la madre. Han vuelto a Irak después de que sus esperanzas se las tragara para siempre el mar.

No han sido los únicos. Entre enero y agosto de 2015, más de 9.000 iraquíes han realizado esa peligrosa travesía para huir de la guerra y el hambre. En ese mismo periodo, 3.000 personas han muerto en el mar Mediterráneo, donde el flujo de refugiados que llegan a Grecia e Italia sigue siendo incesante.

Italia es la puerta elegida por los miles de eritreos que escapan del régimen dictatorial de Isayas Aferwoki, en el poder desde hace 22 años. Eso cuando consiguen salir de Etiopía, su primera parada.

«Queremos irnos»

Los eritreos son el tercer grupo más numeroso en intentar llegar a Europa, después de los sirios y los afganos. «Queremos irnos. Adonde sea», afirman unos jóvenes que matan el tiempo en una tienda de campaña en el campamento de Hitsats, en Etiopía, a pocos kilómetros de la frontera común.

Eritrea, uno de los países más pobres de África y que se independizó de Etiopía en 1993, figura a la cola en materia de libertades políticas, de expresión o en derechos humanos básicos.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) registró en 2014 más de 33.000 refugiados eritreos en Etiopía, número que crece constantemente. Cada día cruzan la frontera entre 200 y 300 personas, una cifra que solo se reduce en la temporada de lluvias, según la autoridad etíope encargada de alojar a los refugiados.

En el campamento de Hitsats nadie piensa en volver a Eritrea, pero los visados y el estatuto de refugiado se conceden con cuentagotas. Solo unos 1.000 eritreos refugiados en Etiopía podrán reinstalarse en EEUU o Canadá gracias a Acnur. El Estado francés, Noruega y Suiza, los únicos países europeos que ofrecieron plazas, solo acogieron a 12 personas el año pasado.

Pero la mayoría no se detienen, Etiopía es una salida y punto de partida hacia EEUU, Canadá y Europa, a donde llegan a través de Italia y donde tienen más posibilidades de obtener el derecho de asilo.

Deportados afganos

Parecida suerte comparten afganos, bangladesíes, rohingyas o somalíes, entre otros. En el caso de los afganos, además de los miles que huyen de la guerra y la miseria, cientos de jóvenes emigrados a Europa en su infancia o adolescencia a Europa son deportados cada año a su país, un lugar que no reconocen como propio y del que siguen escapando una y otra vez.

Según Acnur, Afganistán fue en 2014 el país con más niños refugiados del mundo, ya que de los 34.300 menores no acompañados que demandaron derecho de asilo, más de 8.600 fueron afganos. Al menos 87.042 afganos han sido deportados desde 2003 desde 44 países industrializados.

La Comisión Europea pidió ayer a los miembros de la UE que se repartan 160.000 refugiados y que sean «audaces» en su respuesta a la peor crisis migratoria en décadas en Europa. Presentó su propuesta de reparto por cuotas, a la que se opuso el británico David Cameron, que insistió en que su país solo acogerá a 20.000 refugiados en los próximos cinco años, pero no a los que están ya en Europa sino en los campos de refugiados de los países vecinos de Siria.

Regreso a Palestina

En este contexto de crisis migratoria, el presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abbas, ha apelado a la ONU para que obligue a Israel a permitir que los refugiados palestinos en Siria puedan volver a Palestina en lugar de buscarse la vida en busca de un refugio seguro. Recuerda que 80.000 ya han abandonado Siria, donde aún quedan 480.000 palestinos. «Más de la mitad han sido desplazados de sus campos de refugiados y el 95% necesita asistencia humanitaria para sobrevivir».

 

La CAV espera recibir un millar de exiliados y Nafarroa, cerca de 200

Lakua prevé acoger a un millar de refugiados. Así lo avanzó ayer el portavoz del Ejecutivo jeltzale, Josu Erkoreka, que explicó que ese cálculo provisional se ha realizado tomando como referencia los baremos aplicados por Unión Europea, que ha asignado 14.931 exiliados al Estado español. En cuanto a la distribución por herrialdes, el 52% de esas personas irán a Bizkaia, el 33% a Gipuzkoa y el 15% a Araba.

Erkoreka, que compareció ante los medios tras reunirse con representantes de las tres diputaciones, de Eudel y de los consistorios de Bilbo, Donostia y Gasteiz, destacó que todas las instituciones de la CAV «están en condiciones de poder recibir e insertar a estas personas en el tejido social con normalidad y sin una alteración traumática del funcionamiento de los servicios públicos».

De todos modos, las instituciones presentes en la cita ayer acordaron crear un comité operativo interinstitucional que tenga por objeto diseñar un «esquema general de respuesta» a la crisis de los refugiados, «tanto en la fase de acogida como en su posterior integración». Este grupo de trabajo, que mantendrá hoy un encuentro con las ONGD, también creará un registro único de equipamientos y recursos.

Asimismo, elaborará un programa de sensibilización social para informar a la sociedad sobre el «reto» que supone dar cobijo a los refugiados. Además, se dará cuenta de la experiencia del pueblo vasco, que en numerosas ocasiones ha tenido que acogerse al estatuto de refugiado.

Por su parte, el vicepresidente de Derechos Sociales de Nafarroa, Miguel Laparra, afirmó ayer que la comunidad foral podría acoger a cerca de 200 exiliados, una cifra también provisional a la espera de que en próximos días se concreten cuáles serán las variables por las que se acuerde el reparto entre el conjunto de las comunidades autónomas.

Y lamentó la falta de información sobre cuál va ser la financiación que aportarán la Comisión Europea y el Estado español para el alojamiento y la manutención de los refugiados, que podrían permanecer una larga temporada en Hego Euskal Herria. «El Gobierno de España se compromete a aportar fondos, pero no sabemos qué cuantías», indicó tras señalar que «no se está contando con las comunidades autónomas».

Por último, el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, hizo ayer un llamamiento a familias, parroquias y comunidades religiosas a acoger a refugiados a través de Cáritas, que coordinará la acogida y pondrá los recursos a disposición de los organismos oficiales.Ion SALGADO

 

Cuotas de la CE

Alemania: 31.443

Austria: 3.640

Bélgica: 4.564

Bulgaria: 1.600

Chipre: 274

Croacia: 1.064

Estado español: 14.931

estado francés: 24.031

Estonia: 373

Finlandia: 2.398

Letonia: 526

Lituania: 780

Luxemburgo: 440

Malta: 133

países bajos: 7.214

Polonia: 9.287

Portugal: 3.074

República checa: 2.978

Rumanía: 4.646

eSlovaquia: 1.502

ESlovenia: 631

Suecia: 4.469

TOTAL: 120.000