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El Gobierno de Colombia y el ELN inician la fase pública de las conversaciones de paz

El Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) han acordado el inicio de un proceso formal de diálogos de paz basado en una agenda de seis puntos, tras más de dos años de conversaciones exploratorias.

Saludo entre los jefes de las delegaciones del Gobierno y del ELN, Frank Pearl y Antonio García. (Federico PARRA/AFP)

«El Gobierno y el ELN han decidido instalar una mesa de negociaciones con el fin de suscribir un acuerdo final para acabar con el conflicto armado y buscar una Colombia en paz», ha anunciado el jefe de la delegación del Ejecutivo, Frank Pearl, en una comparecencia solemne junto al equipo de la guerrilla en el Ministerio de Exteriores de Venezuela.

Pearl ha indicado que, «reconociendo que la paz es un bien supremo de toda democracia», el objetivo es «poner fin al conflicto armado, erradicar la violencia de la política, ubicar en el centro a las víctimas y avanzar hacia la reconciliación activa mediante la participación activa de la sociedad en la construcción de una paz estable y duradera».

Las partes instalarán «una mesa de negociaciones pública» y permanente en Ecuador, aunque las conversaciones «directas e ininterrumpidas entre el Gobierno y el ELN» se celebrarán tanto allí como en Venezuela, Brasil, Cuba y Chile.

En las sesiones habrá un máximo de diez negociadores por delegación –cinco titulares y cinco suplentes– y se celebrarán conforme al tiempo y a los temas pactados conforme a un "reglamento de funcionamiento de la mesa de conversaciones".

En esta mesa los interlocutores «ejecutarán con la mayor celeridad y rigurosidad» una agenda de paz de seis puntos: participación de la sociedad, democracia, transformaciones, víctimas, fin del conflicto e implementación.

Seis puntos

En el primer punto –participación de la sociedad– las partes buscarán la implicación de los colombianos en «la construcción de la paz» a través de iniciativas y propuestas como parte de «un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista, que permita elaborar una visión común de la paz que propicie las transformaciones necesarias».

Con la «democracia para la paz», Gobierno y ELN desarrollarán «un debate» sobre las soluciones propuestas por la sociedad para «los problemas que afectan a su realidad» y «el tratamiento de los conflictos», lo que derivará en «un marco normativo» con «garantías para la manifestación pública».

En el punto sobre las «transformaciones para la paz», acordarán «un programa transformador para superar la pobreza y la contaminación ambiental», además de «planes alternativos integrales con un enfoque territorial» para las comunidades excluidas.

En el cuarto punto, las partes intentarán «poner en el centro» a las víctimas de la guerra colombiana mediante el reconocimiento, la verdad, la justicia y las garantías de no repetición. «El conjunto de estos elementos fundamenta el perdón y proyecta la reconciliación nacional», ha recalcado Pearl, que ha leído un comunicado conjunto.

«En el fin del conflicto armado (quinto punto) el objetivo es erradicar la violencia», ha explicado. Se trata de pactar «un alto el fuego bilateral» y «propiciar el tránsito del ELN a la política legal». También incluye «esclarecer el fenómeno del paramilitarismo».

Por último, la Casa de Nariño y la insurgencia diseñarán «un plan general de ejecución» de lo pactado, que se basará en lo acordado en esta materia en los demás puntos de la agenda de paz, y establecerán «mecanismos de control, seguimiento y verificación con participación de la sociedad y de la comunidad internacional».

Transparencia

Pearl ha subrayado que las partes han convenido en proporcionar «información objetiva y equilibrada al país sobre los avances de la mesa de negociaciones» a través de una serie de instrumentos que incluyen una página web.

A este respecto, ha detallado que las delegaciones de paz podrán hacer comunicaciones conjuntas o individuales a la sociedad colombiana «cuando lo consideren conveniente», aunque siempre «conservando la confidencialidad» de las discusiones bilaterales.

Los negociadores han contemplado también una «pedagogía para la paz» para «crear un ambiente favorable» al proceso y la creación de «un fondo con recursos procedentes de la cooperación internacional» para financiar estos esfuerzos.

Coordinación con las FARC

El jefe del equipo negociador del Gobierno ha anunciado, además, que «una vez hecho público este proceso se establecerán mecanismos con la mesa de La Habana para hablar (con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC) sobre los temas que requieran coordinación y sincronía».

En un principio, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, pretendía negociar la paz con las FARC y el ELN conjuntamente, pero no ha sido posible porque el diálogo con la primera guerrilla está a punto de concluir.

Las dos guerrillas –las más importantes de Colombia– han expresado en numerosas ocasiones su deseo de armonizar sus actuaciones, pero al mismo tiempo han destacado sus diferencias.

De esta forma, la Casa de Nariño y la segunda guerrilla de Colombia han puesto fin a dos años de «diálogos exploratorios y confidenciales» que han transcurrido entre el 24 de enero de 2014 y el 30 de marzo de 2016 entre Venezuela, Ecuador y Brasil.

«Expresamos nuestra especial gratitud con los gobiernos» de estos países, que, junto a Noruega, ejercerán de garantes en el proceso de paz, mientras que Cuba y Chile harán de acompañantes, ha dicho Pearl. «El apoyo de la comunidad internacional es esencial», ha destacado.