Daniel Sturridge revitaliza a Inglaterra ante Gales
A última hora, como parece ser la única forma en esta Eurocopa, el delantero Daniel Sturridge ha sacado a Inglaterra del fenomenal enredo en que se había metido frente a los galeses (2-1) y que la iba a dejar pendiendo de un hilo en su último partido frente a Eslovaquia.
El jugador del Liverpool, acribillado por las lesiones esta temporada, ha sido el auténtico revulsivo de un equipo que no conseguía hacer mella en la portería galesa pese a dominar el partido de cabo a rabo.
Casi a trompicones, con más fe que regates, Sturridge ha tirado una diagonal en el área gracias a un balón que le había llegado de rebote y ha logrado embocar un tanto que da virtualmente la clasificación a los «pross».
En el estadio más británico de Francia, el Bollaert-Delelis de Lens, a una hora más propia de la Premier League, Inglaterra y Gales han dejado un derbi que no pasará a la historia pero que ha tenido intensidad y donde ha vuelto a brillar el golpeo de Gareth Bale.
Inglaterra ha demostrado desde el saque inicial que iba a llevar la iniciativa del partido, con armas diferentes a las que tradicionalmente se asocian a su fútbol.
Esa apuesta sobrevenida por el toque –quién sabe si impuesta por el seleccionador Roy Hodgson o por sus propios jugadores, más predispuestos para la combinación que para el combate aéreo– ha llevado a menudo a Rooney casi entre sus dos centrales para sacar el balón jugado desde atrás.
Mientras, la disposición táctica de Gales no invitaba a engaño. Nueve gladiadores por detrás del balón, con libertad para la carreras de Bale y Robson-Kanu y con la llegada desde segunda línea de Ramsey y de Allen.
Chris Coleman ha alineado desde el inicio al recuperado Ledley, una apuesta por blindar el centro del campo.
Nunca ha dado la impresión de que los ingleses interpretaran bien cómo meter mano al muro galés, salvo en los numerosos golpes francos y saques de esquina de los que han dispuesto y a los que se han encomendado
En el minuto 7, en una de las pocas jugadas en que han podido correr, Kane ha metido un balón en profundidad para Lallana, que ha centrado a Sterling, quien ha golpeado fatal delante del portero y ha mandado el cuero a las nubes.
Ha sido casi un espejismo, porque a partir de entonces en toda la primera parte apenas han vuelto a coger la espalda de un galés.
Inglaterra solo ha vuelto a acercarse a balón parado, con sendas oportunidades de Cahill y Smalling, que ha detenido el recuperado Hennessey, en el primer caso, y que ha salido fuera por muy poquito, en el segundo.
Entre medias, han reivindicado una mano dentro del área del galés Davies, que parecía involuntaria y que el alemán Brych ha decidido no castigar.
Gales esperaba su oportunidad y esta se le ha presentado poco antes del descanso, cuando Bale, que apenas había tenido influencia sobre el juego hasta entonces, ha soltado su zapatazo en una falta a unos 30 metros de la portería.
El balón ha ido con potencia pero no excesivamente escorado, y Hart, que ha llegado a tocar la pelota con los guantes, podía haber hecho más para detener el gol galés, que ha llevado la locura a su hinchada, menos numerosa pero infinitamente más animosa.
El paso por el vestuario le ha sentado bien a Inglaterra, pero aún más el cambio de sistema operado por Hodgson, que ha dispuesto un 4-4-2 tras haber salido con un 4-3-3 y ha sentado a sus dos jugadores más discutidos en la previa, Kane y Sterling, para dar la oportunidad a Vardy y Sturridge.
La salida de este último y, posteriormente, de Rashford le dio ha dado dinamismo al ataque inglés, que ha pasado a encerrar a Gales, que apenas ha pisado el campo contrario en toda la segunda mitad.
A falta de buen fútbol, salvo el que sale casi siempre de los pies de Wayne Rooney, Inglaterra ha apelado en esta ocasión al carácter y la intensidad que le habían faltado en su primer partido frente a Rusia.
Con Walker y Rose convertidos casi en extremos y Sturridge ofreciéndose entre líneas como socio en todas las jugadas, los ingleses lo han intentado de muchas maneras, pero en pocas ocasiones han conseguido crear peligro verdadero.
Así ha sido hasta que, dos minutos después de la prolongación, en la estela de los goles de Berezutski, Payet, Griezmann o Piqué, Sturridge ha deshecho la igualada.
Todavía ha tenido tiempo Bale de mandar un cabezazo muy cerca del arco de Hart, pero el 2-1 ya no se ha movido del marcador.