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Sadar-Montilivi-Plaza del Castillo

Era el 22 de agosto, sábado, y estábamos en chancletas cuando Osasuna arrancó la liga en la Costa Brava. Aquel 0-2 al Llagostera apuntaba a que esta temporada igual sufríamos menos. El sábado será 18 de junio, a 18 días del chupinazo, y aún seguimos jugando, ganando y sobre todo disfrutando. Si lo importante no es el final, sino el camino, qué más se puede pedir.


El trayecto memorable de estos diez meses deja algunos datos que no merecen pasar desapercibidos. En ese Sadar al que ya no volveremos esta temporada, Osasuna ha jugado nada menos que 23 partidos y solo ha perdido tres (Alcorcón, Huesca y Girona en liga). En la grada este miércoles estaba todo un Thomas Tuchel, entrenador del Borussia. Visto el proyecto de futuro y el ambiente espectacular, venir a Iruñea es un caramelo para cualquiera: se vio en invierno con Urko Vera y en primavera con Fausto, al que el Alcorcón despidió antes de tiempo porque el año que viene será rojillo. Y sea en Primera o Segunda, pase lo que pase en Girona, tiene pinta de que la masa social crecerá, porque el osasunismo anda disparado y pasando de generación en generación.

Todo eso ya está. Queda saber si la fiesta para celebrarlo es la que siguió a la victoria ante el Girona, breve pero emocionante, o queda la apoteosis de la Plaza del Castillo (¿sábado de madrugada? ¿domingo tarde?). Lo merece la hinchada, el equipo y lo merece sobre todo su entrenador, artífice de todo esto.



 Motivos para creer no faltan, en lo anímico y futbolístico. Vamos allá. Osasuna lleva cuatro victorias consecutivas. Ha ganado los tres partidos del play-off, los tres. Sus dos últimas visitas, ante dos grandes como Oviedo y Nástic, han acabado 0-5 y 2-3. También ganó en Alcorcón, Zaragoza o Valladolid. En Tarragona se demostró fortaleza anímica plena para dominar el partido de cabo a rabo tras un 1-0 adverso en el minuto 6. Tenemos al mejor jugador de la categoría: Mikel Merino. Con De las Cuevas y Torres frotando la lámpara, es difícil que no salga algo genial en 90 minutos. En los últimos cuatro partidos Osasuna ha marcado 13 goles, a más de tres de media, así que alguno caerá en Montilivi. Con Manuel en el pivote y tres centrales, el rigor defensivo está garantizado. La plantilla está entera, hay recambios capaces de refrescar aportando (Unai, Berenguer, Olavide, Pucko o Urko). Y la presión por ganar no va más allá de las ganas de estar celebrándolo en la Plaza del Castillo; En Girona, donde el año pasado se escapó el ascenso entre los dedos dos veces, parecen más angustiados.

Aunque quizás lo mejor sea hacer justo todo lo contrario y atender al sabio de Campanas. No pensar. Gozar. Pase lo que pase, la Plaza del Castillo estará ahí.