Daniel Vázquez: «Se trata de retratar la realidad a través de su caos»
El director de cine analiza cómo el cine documental musical ha filmado la música y los recursos estéticos utilizados para este fin.
A lo largo de estos cincuenta años, el documental musical, «que se considera como un género propio», se ha desarrollado con diferentes técnicas estéticas. En sus comienzos, relacionado y basándose en el llamado ‘Cine en Directo’, que nace también en los años 60 con la película ‘Primary’, sobre las primarias de J.F.Kennedy, en donde participaron buena parte de directores que más tarde serían los pioneros del documental musical. Fue innovador porque este tipo de cine, ya sea el documental musical o el cine en directo, «rompieron con ese estancamiento de planos, para mostrar lo que no se veía, lo que había detrás.- remarca Vázquez- Se trataba de estar en el momento en el que sucedían las cosas, retratar la realidad a través de su caos». El documental musical fue el heredero del cine en directo.
Este tipo de documental ha pasado de ser una especie de subgénero que surgió en la década de los 70 a vivir actualmente un proceso de estandarización e institucionalización, convirtiéndose en un género propio: «Cualquier grupo musical, ya sea malo o bueno, tiene su propio documental para sacarlo en DVD o para promocionarse». En 1967 aparece el conocido documental ‘Don´t Look Back’ sobre Bob Dylan, conocida como la primera película de este nuevo género. «Nos encontramos con un cine que es capaz de retratar la experiencia creativa personal de la música». Unido a unos elementos sociales, se crea un cine experiencial. «Podemos decir que el documental musical nace en relación a movimientos contra-culturales», señala el docente. El movimiento Hippie, los movimientos sociales en contra de la guerra de Vietnam son hechos muy relacionados con la música, una característica de este cine «que luego se pierde».
El director remarca que este género prestaba atención a la música en directo, no buscaba retratar iconos, aunque después de estos documentales muchos se hicieron iconos. La obra de referencia con respecto a este género es el documental de Woodstock, del año 1969, «considerado un monumento a la música y a lo que ocurrió en ese festival.- explica el cineasta- Tiene un carácter antropológico e improvisado». El director asegura que este film, junto a éste género, surgió de la nada gracias a que los creadores «no sabían lo que estaban haciendo, y es en ese momento cuando se inventa algo nuevo, al romper con el esquema del cine documental e incluir el sonido en directo», algo que no se había hecho hasta ahora.
El documental musical ha sufrido también una «especie de degradación» por la influencia televisiva, a pesar de haber nacido de la propia televisión, que lo convirtió en un verdadero género cinematográfico pero que «gracias a ella se ha visto degradado al incluir en ese formato de ‘voz en off’, con un montaje absolutamente anodino», destaca el fundador de la revista ‘Casi cine’. Este documental, a pesar de estar bastante asentado a nivel comercial, no está muy definido a nivel académico, «no se encuentran libros sobre este tema, es un ámbito poco trabajado por ser un término un poco resbaladizo», explica el cineasta.
En la década de los 80-90 el género sufrió cambios bruscos lo que trajo diferentes formatos; surgió el videoclip, «que había estado dentro del propio documental musical, integrado en la película.- cuenta Vázquez- Y luego ese videoclip se convierte en una pieza aparte, comercial, y con un carácter publicitario». La aparición del DVD e Internet rompen con la idea de que «el cine tiene la capacidad única para filmar eventos en directo.- cuenta Vázquez. En ese momento el cine experiencial de los 60 pierde su interés». El docente señala que el cine empieza a fijarse en elementos más dramáticos, «ya no interesa la música como tal», y comienzan a filmarse documentales sobre la experiencia «oscura o trágica» de bandas ya famosas e «icónicas».
Iconos fantasmales
Ahora las películas o documentales musicales se dedican a retratar a «iconos muertos», como a Kurt Cobain o Amy Winehouse. «En los últimos tres años hemos encontrado documentales referidos a estos músicos fallecidos en circunstancias dramáticas.- destaca el cineasta- Se trata de mitificar a través de lo negativo». Los problemas de pareja, las drogas, las peleas… se convierten en el eje principal de la creación de estas piezas. Con el cine directo, antecesor inmediato del documental musical, buscaba retratar a los músicos vivos; «ahora interesa más los muertos», finaliza Vázquez.