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Cameron dimite y deja al Reino Unido sumido en la incertidumbre

El primer ministro británico, David Cameron, asume su derrota en el referéndum al comprobar cómo la ciudadanía se decanta por salir de la Unión Europea (UE) y abandona el barco en un momento de enorme incertidumbre sobre el futuro económico y político del territorio. Permanecerá en el cargo hasta el Congreso de su partido, en octubre.


Pocos meses han pasado desde aquella llegada triunfal de David Cameron desde Bruselas, después de conseguir el acuerdo que con el que según él, se solucionarían las inconveniencias que el Reino Unido tiene con la Unión Europea. Cuatro meses después, aquel triunfador ante la férrea posición de Europa se marcha, dejando a medias el proceso que él mismo empezó cuando vio que la amenaza del UKIP se le podía venir encima. Ayer David Cameron caminó los pocos metros que separaban la puerta de la que será su residencia oficial hasta octubre del atril desde el que, flaqueado por su esposa, Samantha, anunció su decisión de dimitir.

Asumiendo su derrota, Cameron explicó que «la elección de la ciudadanía británica debe ser respetada y aquellos del lado de la derrota –en el que él mismo se incluyó– deberíamos ayudar a hacer posible el deseo que se ha expresado». Para ello, Cameron aseguró que seguirá en el cargo en los próximos tres meses y acudirá la próxima semana a la reunión del Consejo Europeo para explicar la decisión de la ciudadanía británica y la suya propia. Sin embargo, cuando haya que iniciar conversaciones para la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que prevé el abandono de la Unión de un Estado miembro, Cameron se echará a un lado y anunció que no será «el capitán del barco».

Tras seis años como líder del Gobierno conservador, Cameron se retirará en octubre coincidiendo con el Congreso de su partido, donde se elegirá a un nuevo líder. Su máximo rival en esta campaña, Boris Johnson, cuenta con la mayoría de las papeletas, así que se comenta que el exalcalde de Londres ha ganado por partida doble. Sin embargo, su reacción tan contenida tras conocer que su campaña había logrado el éxito perseguido fue bastante sorprendente. A Johnson se le vio demasiado calmado, sin prisa por romper lazos con Europa e incluso aseguró que la intención de dimitir del aún primer ministro era una «triste noticia».

Para Johnson, lo más cómodo era que Cameron pusiera en marcha los mecanismos legales de la salida de la UE, ya que, como él mismo explicó en más de una ocasión, «ha sido quien ha estado en contacto con las autoridades de Bruselas todo este tiempo con lo que podrá lograr unas mejores condiciones». El exalcalde, tan partidario de las declaraciones a la prensa en todo momento, abandonó su domicilio dejando plantados a los periodistas que esperaban en la puerta una valoración, para dirigirse a la sede de Vote Leave. Quizás prefirió hablar desde un «espacio amigo» en vista de que a las puertas de su casa en Londres se habían concentrado varias personas para abuchearle.

Ayer se evidenció la división en los territorios en el aspecto europeo. En total, el 52% del Reino Unido votó por el «Brexit», frente al 48% que apoyó la permanencia. Sin embargo, por territorios, en Escocia y el norte de Irlanda, la ciudadanía dejó clara su opción por continuar como miembros de la UE. El voto de Inglaterra fue, con el 53% de partidarios del Leave, decisivo para el resultado final.

Londres fue uno de los lugares donde la permanencia obtuvo más apoyos. Seis de cada diez votantes de la capital británica marcaron la casilla del Remain, en línea con otros núcleos urbanos como Manchester, Liverpool o Bristol. Sin embargo, la unión del voto de las zonas más rurales de Inglaterra fue decisivo para dejar sin voz a las grandes ciudades. Localidades como Boston, Mansfield o Thurrock lograron más de un 70% de apoyo de la salida de la UE.

Una situación similar se repitió en Gales, donde la capital, Cardiff ,contrasta con los deseos antieuropeístas del resto de municipios.

El perfil del votante en este referéndum ha sido bastante concreto. Según una encuesta publicada por la empresa YouGov, el 58% de la ciudadanía de más de 65 años se decantó por el «Brexit», frente al 64% de los jóvenes de entre 18 y 24 años que votó por la permanencia. Se añade además los años estimados que los electores deberán vivir con la decisión tomada (el «Brexit»): el perfil de votante pro-«Brexit» (de edad avanzada) vivirá una media de 16 fuera de la UE , y en cambio los votantes de la permanencia (más jóvenes) lo harán durante 69 años.

 

Los euroescépticos del UKIP ven su objetivo cumplido

Ayer fue día de celebración y fiesta en el movimiento euroescéptico. La formación de ultraderecha UKIP, que en las pasadas elecciones generales demostró que cada vez atrae a más votantes en el Reino Unido, celebró uno de los días más importantes de su historia. El propio Nigel Farage no era consciente del masivo apoyo que la ciudadanía iba a otorgar al «Brexit». El líder de la formación se mostraba desesperanzado al inicio del recuento del referéndum, porque según declaró horas antes a los medios de comunicación, estaba seguro de que «la victoria se la llevará la permanencia». Sin embargo, a medida que avanzaba la noche se fueron perfilando resultados que hicieron las delicias de sus seguidores, que se reunieron para seguir el recuento.

Poco después, Nigel Farage fue el primer líder político en valorar la victoria del «Brexit», flanqueado por varios simpatizantes de su partido, en un mensaje de claro corte antiinmigración y en el que aseguraba, entre aplausos de los presentes, que la Unión Europea está derrotada, para después anunciar extasiado que el país necesita «un nuevo Gobierno para el ‘Brexit’». Inevitable la pregunta de los periodistas: «¿le gustaría estar en ese Gobierno?» . No hubo respuesta del líder de ultraderecha, pero la sonrisa le delató.

Fueron también líderes del UKIP quienes gritaron y aplaudieron interrumpiendo a la presidenta de la comisión electoral, Jenny Watson, cuando anunció oficialmente la victoria del abandono de la UE. El UKIP ha subido en adeptos, sobre todo entre la población con más edad, y eso ha beneficiado al resultado del referéndum.M.S.

 

Diputados laboristas se rebelan contra su líder, Jeremy Corbyn

Una de las consecuencias políticas del resultado del referéndum la está sufriendo el Partido Laborista. Dos de las diputadas de la formación, Margaret Hodge y Ann Coff, descontentas con el resultado de la consulta, trasladaron ayer un escrito al presidente de su grupo parlamentario en el que se pide que el líder de su formación, Jeremy Corbyn, se someta a una moción de confianza. La posibilidad será estudiada el lunes y, en caso de ser aceptada, se someterá a votación el martes. A la petición se sumaron posteriormente más miembros del grupo laborista. Critican el fracaso de la campaña de cara al referéndum, y culpan de ello a Corbyn, a quien acusan de haber adoptado una actitud pasiva y de hacer «fallado a la hora de hacer llegar el mensaje de la formación a los votantes».

El líder laborista ya se esperaba una reacción así y esta misma semana declaró en una entrevista en televisión que se negaba a cargar «con la culpa» si el «Brexit» finalmente salía victorioso en el referéndum. Además, Corbyn cuenta con el apoyo de una docena de los principales dirigentes de los sindicatos del Reino Unido, entre ellos Unite y Unison, que piden la unidad del partido en torno a Corbyn, quien ya ha descartado dimitir. «Un primer ministro ‘tory’ ha dimitido, el Reino Unido ha votado por dejar la UE, hay enormes problemas políticos que deben ser atendidos. ¿Es realmente una buena idea abrir un gran debate en el Partido Laborista, cuando fui elegido hace menos de un año?», preguntó.

Las tensiones en el seno de la formación vienen dadas porque, según varios analistas, parte del voto antieuropeo de este referéndum partía de una clase laborista trabajadora, descontenta con la situación económica actual y deseosa de un cambio que mejorase sus vidas.

Es algo que se ha reflejado en territorios como Gales, de amplia tradición laborista, donde los votos por el abandono de la UE superaron el 52%.

Algunos expertos van más allá e incluso vaticinan un éxodo de votos laboristas a la formación antieuropeísta UKIP.M.S.