Un McGuffin como única opción
La expresión es de Alfred Hitchcock, que llamaba McGuffin a un elemento de suspenso que, pese a no aportar gran cosa a la trama, permitía que esta avanzase. Los resultados de ayer en Catalunya son prácticamente idénticos a los de hace seis meses, más allá del trasvase de un diputado del PSC al PP.
Un cambio cosmético pero doloroso, teniendo en cuenta que el cabeza de lista por Barcelona era un siniestro señor llamado Jorge Fernández Díaz.
Por lo demás, la fotografía es idéntica a la del 20D. Es decir, mientras en el Parlament se mantiene el bloqueo de una mayoría independentista inoperativa, una fuerza no independentista ha ganado por segunda vez unas elecciones. No son buenas noticias para lo que queda de «procés», cuya supervivencia pasa inevitablemente por tener en cuenta al espacio representado por En Comú Podem.
Y para ello cobra fuerza hace semanas la demanda de un referéndum. El peligro de repetir un 9N y seguir en el bucle interminable es evidente, pero cuando la vía unilateral parece imposible, resulta difícil adivinar alternativas. El refuerzo del bipartidismo debería ayudar. Como un McGuffin, un referéndum no acordado difícilmente resolvería por si solo la trama del «procés», pero podría ayudar a salir del bloqueo y avanzar. A Hitchcock le funcionaba.