Madurez en su máxima expresión
Cuatro años después de su bronce en Londres, tiempo en el que su vida personal ha cambiado y ha mejorado, Chourraut aspira al oro.
Las opciones reales de metal para nuestros deportistas están puestas en una Maialen Chourraut que llega a sus terceros Juegos con una madurez exquisita en su objetivo de alcanzar, por fin, la gloria olímpica. Lejos queda ya aquella joven palista que dormía hasta doce horas al día, que en Beijing 2008 se estrenó con una notable 16ª posición y que en Londres 2012 se quedó a tan solo 97 centésimas de colgarse la medalla de oro. El bronce fue el broche a su gran actuación en tierras británicas y a su trayectoria hasta la fecha.
Algo más de cuatro años han pasado desde que la de Lasarte-Oria se bañara en bronce, y muchas cosas han cambiado en su vida. En lo deportivo, la guipuzcoana afincada en La Seu d’Urgell desde hace ya varios años, ha seguido acumulando éxitos en la Copa del Mundo y en los Europeos. Sin embargo, el gran cambio de su vida se ha visto reflejado en lo personal. En 2013, en aquel pueblo leridano situado en los Pirineos catalanes, nació su Ane, que sigue a su madre allá donde la palista compite y se concentra. «Maialen requiere la presencia de Ane para su motivación», explica Xabi Etxaniz, su marido y entrenador. Como no podía ser de otra manera, los tres han viajado a Río de Janeiro.
Chourraut comenzó con 17 años en el equipo estatal de piragüismo. Las facilidades de todo tipo y la gran infraestructura para entrenar que presentaba La Seu d’Urgell, sumadas a la tranquilidad del entorno, la motivaron para cambiar de residencia y finalmente irse a vivir allí.
La localidad pirenaica está muy ligada al piragüismo. Esta disciplina de slalom, surgida en Suiza en 1932 y que se disputa en aguas bravas, se estrenó como deporte olímpico de exhibición en Múnich 1972, y no reapareció, ya para quedarse, hasta los Juegos de Barcelona 1992. El canal de La Seu acogió dicha competición.
El idilio que mantiene Chourraut con la localidad es tal, que «ha sido el pueblo donde ha nacido Ane», indica la piragüista, quien ha visto cambiar radicalmente la manera de organizar su tiempo. «Ahora vivo por ella», recalca. «Lo que más ha cambiado es que me siento realizada. Teniéndola a mi lado me siento muy tranquila», añade orgullosa la guipuzcoana.
Gran capacidad de superación
Lejos de bajar su excelente rendimiento tras la cesárea que le practicaron, la palista volvió a la competición con más fuerza. «Quería ser madre y seguir siendo piragüista», declara enérgicamente. Ya demostró su fortaleza en el año 2004, cuando tuvo que ser intervenida del hombro izquierdo tras sufrir repetidas sub-luxaciones dos semanas después de lograr su primera medalla en el Campeonato de Europa sub-23 en el que quedó segunda. Un parón en su gran trayectoria del que se recuperó pero que se frenó de nuevo cuando, en vísperas de su regreso, en el Campeonato de Europa, sufrió una nueva luxación que le volvió a llevar al quirófano.
Más recientemente, después de ser madre, ha vuelto a demostrar sus cualidades de sacrificio y esfuerzo. Las primeras paladas fueron algo complicadas, «parecía que la piragua pesaba 20 o 30 kilos en vez de 9», pero poco a poco volvió a ser no solo la de antes, sino mejor, más madura y más respetada y temida por sus rivales.
Su reto era llegar a Río, y lo consiguió. Su competición de K1 arranca hoy, con los preliminares que comienzan a las 18.10. Sin embargo, habrá que esperar al jueves para que el público admire y compruebe de qué pasta está hecha la guipuzcoana, con la disputa de las semifinales y la gran final. Su deporte consiste en bajar por un canal de aguas bravas de entre 250 y 400 metros con puertas de paso obligado. Es decir, cualquier mínimo fallo en el canal Whitewater Stadium manda al traste la preparación de cuatro largos años.
Amplio ramillete de favoritas
Chourraut ya conoce el canal de aguas bravas, situado a una hora y media de donde se aloja en la Villa Olímpica. Lo probó entre noviembre y diciembre, y en estos días previos ha tenido la oportunidad de entrenar allí y «de poder cogerle el truco para navegar más rápido y para sentirme segura», explica.
Entre las favoritas, la guipuzcoana enumera a varias, pero destaca por encima de todas a Jessica Fox, «mi rival directa», recalca. La australiana superó a Chourraut en Londres 2012, logrando la plata y solo superada por la francesa Emilie Fer, una de las grandes ausencias en Río.
Otras de las favoritas a medalla son la brasileña Ana Satila, que en sénior aún no ha conseguido medallas pero «es muy rápida», o la austríaca Corinna Kuhnle, octava en Londres 2012 pero que «se suele acercar mucho a los tiempos de los chicos», al igual que la británica Fionna Penny, «aunque le cuesta ser regular», explica Chourraut.
De las 21 participantes, las 15 mejores pasarán a la semifinal, y de ahí 10 lo harán a la final.
Favoritas al margen, la palista guipuzcoana es consciente de su poderío, por lo que aspira a todo. Eso sí, más allá de la forma física o mental, dependerá mucho del momento: «Navegar bien, sacar la competición y hacer una buena bajada. Ese es el objetivo». Los pilares ya están puestos y afianzados, solo falta bañarlos en oro.