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La feria de Santo Tomás abre de par en par el calendario navideño

21 de diciembre. Santo Tomás. Una jornada cuyo carácter festivo se va extendiendo por la geografía vasca como una mancha de ese aceite que se utiliza para freír la tradicional txistorra. Con todo, Donostia y Bilbo son los puntos que más gente reúnen.

Potxola hociquea entre la paja, ajena a las miradas. (Andoni CANELLADA / ARGAZKI PRESS)

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En la capital guipuzcoana el protagonismo es para Potxola, la cerda de más de 400 kilos que sestea en su trono de la Plaza de la Constitución ante la mirada de miles de curiosos.

La feria cuenta este año con un total de 216 puestos de venta, de los que 53 son de txistorra, 16 de talo, 19 de repostería, 16 de queso y lácteos, y el resto de pan, dulces y otro tipo de alimentos, además de 56 puestos artesanía.

Al margen de las tentaciones para aligerar la cartera, la feria incluye las habituales exhibiciones de animales, concursos de hortalizas, miel o espantapájaros, animación con kalejiras o bertsolaris, o talleres para los más pequeños.

Más novedosas son las competiciones deportivas protagonizadas por mujeres, con la I Copa de Oro Femenina de Aizkolaris –con victoria para Maika Ariztegi– o el I Torneo Femenino de Pelota a Mano, que ha ganado Patri Espinar.

Bilbo

En Bilbo son más de 200 puestos los que se reparten, en su mayor parte en el Arenal, pero también en la Plaza Nueva, donde se dan cita unos 50 expositores. A la venta, el amplio abanico de productos habituales de la cita, desde las verduras y frutas hasta los pasteles, el queso, la miel, la sidra o el txakoli.

Juani Larrazabal, de Madariaga Baserria, comenta que las alubias son, sin género de duda, las protagonistas de una feria que está «entre las mejores», muy pareja al Último Lunes de Gernika. No recuerda cuántos años lleva bajando a Bilbo cargada con lo mejor de la huerta. «Serán unos 40 años», apunta, y comenta que los tiempos cambian pero la gente sigue apreciando «lo de casa».

La otra tradición ligada a la feria es la parada en la txosna para degustar el talo con txorizo, lomo, morcilla o chocolate. A 5,50 euros la unidad. En Magalarte, un puesto clásico, recuerdan que la familia «lleva viniendo desde el primer Santo Tomas, cada año. Primero amama, luego aita… no hemos faltado un año».

Tampoco falta la aportación de Bilboko Konpartsak, que ha preparado un programa de actos a lo largo de toda la jornada.