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Entrevue
JORDI CUIXART
PRESIDENTE DE òMNIUM CULTURAL

«El referéndum debe ser vinculante, nadie entendería que repitiésemos un 9N»

El 19 de diciembre Jordi Cuixart (Santa Perpetua de Moguda, 1975) cumplió un año al frente de Òmnium Cultural, la entidad soberanista que, junto a la ANC, ha encabezado las históricas movilizaciones independentistas de los últimos años


Como presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart es una de las personas que hoy acudirá a la cumbre sobre el referéndum convocada por el president, Carles Puigdemont. Una cita que deberá servir para empezar a concretar la convocatoria del plebiscito anunciado para setiembre, sobre el que Cuixart habla largamente en esta entrevista telefónica.

Si las del 27S fueron unas elecciones plebiscitarias, ¿por qué hace falta un referéndum?

El 27S dio un mandato democrático muy claro y una mayoría independentista para llevarlo a cabo. Este camino de emancipación nacional lo estamos haciendo intentando que aquello que empezó en las urnas acabe también en las urnas. Nos parece lógico que, una vez creadas en el Parlament las estructuras de estado necesarias, todo culmine con un referéndum que sea impecable para la comunidad internacional. Además, genera un gran consenso de país.

¿No hay riesgo de acabar repitiendo un 9N?

El 9N tuvo un valor simbólico muy fuerte, pero ahora está claro que lo que se requiere es hacer un referéndum con reconocimiento internacional, que tenga como condición sine qua non que participen tanto las opciones del Sí como del No. Y debe ser vinculante, nadie entendería que repitiésemos un 9N.

¿Cómo se consigue ese reconocimiento internacional con el Estado a la contra?

Esperamos y deseamos que el Estado español demuestre un mínimo de sentido democrático. Si no, en el momento en que un policía español retire una urna de un colegio, Catalunya habrá ganado.

En la foto de hoy estará Colau, pero los comunes dicen que no quieren un referéndum unilateral. ¿Cómo conseguir mantenerlos en el bloque a favor del plebiscito?

No tenemos dudas de que estarán al lado del pueblo de Catalunya, como han estado siempre. No se puede hablar de soberanismo en Catalunya sin hablar de sector heredero del PSUC. En cualquier caso, nadie habla de unilateralidad, lo que se está diciendo es que debe ser un referéndum vinculante.

¿Cree que se dará ese reconocimiento internacional si no participa el No?

Estoy convencido, y así lo dicen las últimas encuestas de “El Periódico”, el CEO y el CIS, de que hay una voluntad mayoritaria de votar, más allá de lo que digan los representantes de ciertos partidos. Estoy seguro de que el pueblo de Catalunya saldrá a votar.

Hasta ahora el independentismo no ha superado la barrera del 50%. ¿Cómo se consigue ensanchar la base soberanista?

No somos partidarios de utilizar el término «ensanchar». Esto no va de ensanchadores y ensanchados, ni de convencidos que tienen que convencer a unos no convencidos. Lo que necesitamos es normalizar el imaginario colectivo de país, hacer todos un esfuerzo para reconocernos a nosotros mismos que Catalunya se ha forjado como pueblo y como nación cuando hemos ido juntos, luchando desde la base.

En caso de victoria del Sí sin reconocimiento español, ¿qué fuerza tiene Catalunya para aplicar el resultado?

La que nos ha hecho llegar hasta aquí: la fuerza de la ciudadanía. Es con la que hemos conseguido todo lo que tenemos como país, nadie nos ha regalado nada. Cuando el Parlament proclame la independencia, que nadie tenga ninguna duda de que el pueblo de Catalunya, de una manera cívica, democrática y pacífica, actuará en consecuencia. Siempre decimos que la independencia se gana en las urnas pero se defiende en la calle. Cuando tengamos la ley de transitoriedad jurídica a punto, que nadie dude, habrá llegado el momento en que Catalunya, de una manera serena pero determinada, tendrá que actuar en base a esa legalidad propia.

Fueron de los primeros en advertir de los cantos de sirena de la «Operación diálogo». ¿Qué esperan del Estado español?

Vemos que el Estado está en un callejón sin salida, porque la comunidad internacional no entiende su actitud. Sabemos que los estados y la UE actúan siempre bajo el principio de discreción, pero van a presionar a España diciendo «Rajoy, deje votar a los catalanes, es como se solucionan los contenciosos políticos». De todos modos, si no es así, Catalunya, de una manera adulta, seguirá adelante.

El referéndum se anunció para setiembre, pero se ha especulado con avanzarlo en caso de que el Estado inhabilite a cargos públicos como Carme Forcadell. ¿Es una opción?

Sí. Lo que pedimos a nuestros gobernantes es que sean capaces de adaptarse a los diferentes momentos y a las diferentes circunstancias. No podemos ser prisioneros de nuestras limitaciones y nuestros propios tiempos, nos tenemos que ir adaptando a las reacciones del Estado español. Obviamente, no podemos perder de vista que tenemos una hoja de ruta que es propia y que se debe intentar seguir, pero nos tenemos que ir adaptando, lo cual no quiere decir que haya que renunciar a la consecución de esta república catalana que, a día de hoy y de una forma clara, es la opción mayoritaria en Catalunya.

 

«Representanes de partidos políticos: pónganse de acuerdo»

¿Qué le parece que el Govern supedite el referéndum a la aprobación de los presupuestos?

No entramos a valorar la política de regate corto, pero no entenderíamos que nuestros representantes políticos no se pusiesen de acuerdo. Por eso hacemos una llamada a la unidad de acción y al sentido de Estado que reclama el momento histórico. Entendemos que el soberanismo es diverso y plural, y que lo que están haciendo es muy complejo, no somos ingenuos, pero nos tenemos que acostumbrar a saber gestionar esta complejidad, y saber vivir los desencuentros de una manera más tranquila.

¿Les hace sufrir el constante rifirrafe entre Junts pel Sí y la CUP?

Lo situamos dentro de la complejidad del proceso de emancipación nacional, lo que no quiere decir que seamos laxos o poco exigentes con ellos. Todo lo contrario, siempre les hemos dicho: «señores y señoras representantes de los partidos políticos, póngase de acuerdo». Tienen toda nuestra comprensión, porque lo que están haciendo es complejo, pero si necesitamos unos presupuestos, no entenderíamos que no se pusiesen de acuerdo. La diversidad ideológica de este proceso es brutal, es un tesoro, pero por encima de todo está el interés colectivo de construir una república catalana para ayudar a solucionar los problemas reales de todos, empezando por la crisis económica, que no se ha superado y que nos está poniendo, como sociedad, en una grave situación de desigualdades, con 1,8 millones de personas en riesgo de exclusión social y el Tribunal Constitucional legislando en contra de las leyes de protección social que aprueba el Parlament. No nos engañemos, esto va de esto.

Ambos grupos discrepan también en la utilización de la desobediencia como estrategia para hacer avanzar el proceso. ¿Cuál cree que es la estrategia más efectiva?

Nosotros somos muy respetuosos con la diversidad de la gestión de las estrategias, siempre y cuando haya una estrategia común. De momento la ha habido. De todos modos, más que de desobediencia, nos gusta hablar de obediencia a las instituciones catalanas, a la que invitamos a todos. Y que nadie se equivoque, cuando los mossos actúan como policía judicial, lo hacen bajo las órdenes del Estado español.