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Tres jóvenes en Soto del Real: la gran vulneración de derechos en Altsasu


Comete un error el Gobierno del cambio en Nafarroa si cree que por mirar hacia otro lado van a desaparecer las duras acusaciones formuladas por el Ejecutivo español a cuenta de la trifulca de Altsasu. Carlos Salvador, diputado de UPN, buscó el miércoles que el Ejecutivo de Madrid se saltase todas las reglas de cortesía y embistiese contra el gabinete de Uxue Barkos como un Jandilla en Chapitela. Lo logró. No es habitual que un ministro lea así la cartilla a un Gobierno autonómico. Que se haya producido, y con tanta desfachatez, demuestra que la derecha española considera que la administración del cambio en Nafarroa es una especie de anomalía en Matrix, una molesta irregularidad que se subsanará en las próximas elecciones y a la que hay que hostigar bajo cualquier excusa. Por eso me preocupa que desde Iruñea se responda con tanta timidez.

Que el ministro español del Interior, Juan Ignacio Zoido, acuse al Gobierno de Nafarroa de no comprometerse con las «libertades», es un hecho muy grave. Que su base sea que el Ejecutivo no comparte los dogmas ideológicos de la derecha española lo es todavía más. Por eso resulta alarmante que, en lugar de poner pie en pared, su portavoz, María Solana, se escudase en un supuesto error de las agencias para restar importancia al ataque que llegaba desde Madrid. Un teletipo erró y donde debía poner «apoyo» colocó «condena» (quizás producto de la costumbre). Pero esto es aleatorio. Lanzarse a la carrera de «quién-condenó-más» es entrar en un terreno de juego pantanoso que, además, controla el antiguo régimen. Aquí hay dos hechos irrefutables: que ahora mismo la gran vulneración de derechos es que tres jóvenes estén en la prisión de Soto del Real y que hay élites que no aceptan el cambio. Exigir la libertad de los tres que faltan y defender los principios del acuerdo a cuatro forman parte de un nuevo sentido común que se afianza cuando se explica y se reivindica.