Instrucción hacia las rositas
No es la primera vez que sucede. Tanto la jueza instructora como quienes mandan en la Audiencia Provincial de Bizkaia evidencian que tienen como único objetivo de la investigación de la muerte de Iñigo Cabacas «hallar al autor material del hecho», a sabiendas de que eso es prácticamente imposible. Porque allí había varios ertzainas que por su situación pueden ser los autores del mortal disparo y los propios jueces son conscientes de que algunos están imputados y otros no. Los peritajes policiales pueden establecer en base a las grabaciones y otras pruebas qué posición puede ser la más compatible con el lanzamiento del pelotazo que quebró la cabeza de Iñigo Cabacas, pero nunca lo harán con la seguridad total necesaria para una condena.
La instrucción, tal y como la están desarrollando los jueces ante la actitud meramente contemplativa de la Fiscalía, solo tiene como final lógico que todo quede en nada por falta de pruebas suficientes para determinar el agente exacto que lanzó ese pelotazo entre decenas de disparos. Y con ello quedarán tapadas las responsabilidades de quienes dieron las órdenes, de quienes mandaron callar, de quienes no cumplieron los protocolos sobre escopetas y munición, y las de los cargos políticos que mintieron. Todos se irán de rositas.