Una crisis que va mucho más allá del adiós de Martin McGuinness
El anuncio de la retirada de la política por motivos de salud del dirigente republicano ha copado los titulares pero la crisis del proceso político en el norte de Irlanda va mucho más allá y apela a la falta de compromiso real con la reconciliación por parte del actual liderazgo unionista. La formación del nuevo gobierno se anuncia tormentosa.
El anuncio de la retirada de la política por parte del histórico líder republicano Martin McGuinness copó los titulares de los medios irlandeses y británicos. Si su dimisión hace poco menos de dos semanas marcó el principio del fin del Ejecutivo norirlandés, su decisión de no presentarse a las elecciones norirlandesas del 2 de marzo por cuestiones de salud cierra una era de la política norirlandesa.
McGuinness se ha mantenido en el cargo como coprimer ministro norirlandés desde 2007, donde compartía liderazgo con un enemigo histórico del republicanismo, el entonces líder unionista del DUP, el reverendo Ian Paisley. Y ha sido precisamente la reacción del hijo del fallecido Paisley la que más claramente define el compromiso del dirigente republicano irlandés con el proceso de paz.
«Quiero decirle ‘Gracias’», dijo Ian Paisley jr. en sus declaraciones a la BBC, definiendo la trayectoria de McGuinness como «un viaje remarcable que no solo ha salvado vidas, sino que ha mejorado la vida de muchísimas personas». La amistad de McGuinness con el padre del parlamentario norirlandés se reflejó en su declaración ante la muerte del líder unionista: «He perdido un amigo», lamentó.
Aunque la salud de McGuinness ha sido la causa principal de su retirada de la política, no lo fue en su decisión de abandonar el ejecutivo norirlandés, lo que automáticamente provocó la disolución del gobierno y la convocatoria de elecciones para el 2 de marzo, que fueron anunciadas por el delegado del gobierno británico James Brokenshire el pasado lunes. «Me pregunto a mí mismo: ¿eres capaz, físicamente, de enfrentarte a una elección con la intensidad que se requiere? Y, siendo honesto, no soy capaz de luchar por esta elección y por ello no me presentaré candidato» explicó McGuinness durante la rueda de prensa en la que anunció su abandono de la política en la tarde del jueves. McGuinness anunció que Sinn Féin desvelará a su sucesor la próxima semana.
Entre los nombres que se barajan se encuentran Conor Murphy, Michelle O’Neill y Máirtín Ó Muilleoir. Murphy es uno de los miembros claves del equipo negociador de Sinn Féin y ha sido responsable de la cartera de Desarrollo Regional del ejecutivo norirlandés, además de ser el primer diputado republicano elegido para el parlamento de Londres en el distrito electoral de Newry y Armagh en 2005.
Michelle O’Neill ha sido la ministra de sanidad durante los últimos ochos meses del último gobierno norirlandés y ministra de Agricultura y Desarrollo Rural en los cuatro años anteriores, mientras que el periodista y escritor Máirtín Ó Muilleoir fue concejal en el ayuntamiento de Belfast y elegido como diputado en mayo de 2016, donde ha desempeñado el papel de ministro de Finanzas.
Sea quien sea el elegido, tendrá difícil cubrir el hueco dejado por la figura del histórico McGuinness, un aprendiz de carnicero criado en el Bogside de Derry, uno de los símbolos del conflicto de unionistas y británicos contra nacionalistas en el norte de Irlanda.
La discriminación política, social e institucional contra la comunidad nacionalista la vivió McGuinness en primera persona, cuando fue rechazado como aprendiz en un taller mecánico por ser católico. En 1972, a la edad de 21 años, McGuinness era el segundo en la estructura de mando del IRA en Derry, tal y como declaró en la investigación sobre el asesinato de 14 civiles a manos del regimiento paracaidista británico en las calles de Derry durante una manifestación por los derechos civiles. En 1973 fue condenado por posesión de explosivos y municiones y por pertenencia al IRA y ya por aquel entonces fue elegido como interlocutor, junto con el representante de Sinn Féin de Belfast Gerry Adams, en negociaciones secretas con el gobierno británico.
En 1974, McGuinness se decidió a hacer la transición de la lucha armada a la política. En 1993, cuando el proceso de paz se hizo público, McGuinness fue designado como jefe negociador de Sinn Féin. En 1997 fue elegido diputado al parlamento británico, y desempeñó la cartera de Educación en el gobierno de Belfast hasta 2007, cuando se convirtió en coprimer ministro irlandés, puesto en el que se ha mantenido durante las sucesivas elecciones, y en las que ha compartido agenda con el ya mencionado Ian Paisley, su sucesor Peter Robinson, y finalmente Arlene Foster, todos representantes del DUP. Si la relación con Paisley fue amistosa, no fue lo mismo con Robinson, y empeoró con Foster.
Políticos y medios destacan en McGuinness su compromiso con el proceso de paz, que le llevó a recibir a la reina inglesa Isabel II cuando visitó Irlanda. «Mi guerra ha acabado. Mi trabajo como líder político es prevenir la guerra y me siento muy comprometido con ello», declaró McGuinness que apuntó que estaba desencantado con el hecho de que sus esfuerzos no habían sido equiparados por las acciones del DUP.
«En realidad no recuerdo la última vez que escuché a un miembro del DUP usar la palabra reconciliación», acusó McGuinness, añadiendo que la negativa de Foster a asistir a un partido de fútbol entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda con él en el Campeonato de Europa del año pasado fue una gran decepción. «No le pedí que fuera a una conmemoración de 1916, fue un partido de fútbol, fue una oportunidad para llegar, Arlene fue al partido de Irlanda del Norte y yo fui a ambos».
Peter Robinson le deseó lo mejor al líder republicano ante la despedida de McGuinness de la política. «Llegamos desde polos opuestos, pero fuimos capaces de construir una relación basada en hacer lo mejor por todos nuestros ciudadanos. Compartimos las dificultades de los riesgos para asegurar el progreso y la alegría de las mejoras en la vida de los ciudadanos», apuntó.
Sin embargo, la reacción de Arlene Foster no fue tan generosa. El abandono del ejecutivo por parte McGuinness, que forzó su salida del cargo y las acusaciones de Sinn Féin de arrogancia contra la primera ministra unionista, no han sido perdonadas.
Ahora el DUP encara una elección que intentó evitar en los siete días desde la dimisión de McGuinness hasta la convocatoria de elecciones revocando algunas de las decisiones que ocasionaron el enfado nacionalista que culminó con el escándalo de la mala gestión de la iniciativa para la calefacción sostenible.
Sin embargo, la decisión de revocar la retirada de las 50.000 libras esterlinas dedicadas a apoyar el programa de aprendizaje del gaélico llegó demasiado tarde, porque la negativa de Foster a abandonar temporalmente el cargo mientras se investigaba su gestión del programa de calefacción renovable que ella misma inició como ministra de economía en 2013; las alegaciones por parte del ministro Jonathan Bell –también del DUP, que la sustituyó en el cargo–, de que se intentó eliminar toda evidencia sobre la implicación de Foster en el programa que le va a costar a las arcas del ejecutivo norirlandés 495 millones de libras; las acusaciones de misoginia contra Sinn Féin, y la falta de transparencia por parte del DUP para con los diputados en la Asamblea norirlandesa ya habían sentenciado el futuro de un gobierno formado hacía tan solo ocho meses.
Foster encara las elecciones en un momento difícil, con nuevos datos que añaden aires de fraude a la gestión del programa de calefacción, con la dimisión de Andrew Crawford, uno de sus hombres de confianza, al hacerse público que un familiar se beneficiaba de ese programa y las críticas de los otros partidos unionistas y lealistas.
A ello se suma la advertencia de Sinn Féin de que no volverá al gobierno de Belfast en las mismas condiciones de desigualdad y discriminación contra amplios sectores sociales que el DUP ha mantenido desde el ascenso de Peter Robinson al liderazgo del partido.
Estas elecciones podrían marcar el fin del veto del DUP sobre las discusiones y decisiones de la Asamblea de Belfast que les proporciona el tener 30 diputados en la misma. El DUP sufrió para alcanzar ese número de escaños el pasado mayo, y la expectativa es que no los alcance en las próximas elecciones. Ello permitiría debatir cuestiones como el aborto, el matrimonio homosexual o la legislación sobre la lengua gaélica, que el partido de Foster ha bloqueado una y otra vez.
Sinn Féin ya ha iniciado su campaña con la elección de candidatos en las nuevas elecciones y en los próximos días se espera la presentación de su programa electoral. A pesar de que los representantes del partido republicano se han negado a hablar de precondiciones a la formación de gobierno, sí está claro que la implementación de compromisos claves de los acuerdos de San Andrés y First Start serán esenciales para la formación de gobierno.
Como señalaba Ian Paisley Jr. quizás este es el momento de volver la vista atrás y aprender de los grandes avances que se produjeron durante el tiempo en que su padre y McGuinness lideraban el gobierno. «Tal vez si volvemos a algunos de los trabajos de esta fundación de construir una relación apropiada, podríamos salir del lío en el que estamos actualmente», urgió el hijo del finado pastor presbiteriano y líder histórico del unionismo.