EEUU priorizará sus intereses en un eventual deshielo con Rusia
EEUU acepta cooperar con Rusia pero solo si esta colaboración sirve a los intereses de Washington, afirmó el secretario de Estado, Rex Tillerson, mientras el presidente, Donald Trump, defendía «una buena relación con Rusia». La postura de Trump sigue en una longitud de onda diferente a la de cargos republicanos y a las agencias de Inteligencia.
«Estados Unidos considerará cooperar con Rusia mientras podamos encontrar áreas de cooperación práctica que sirvan a los intereses del pueblo americano», afirmó el secretario de Estado, Rex Tillerson, tras un encuentro con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, rebajando así la expectativa de una colaboración entre ambas potencias en un momento en que Rusia se ha instalado en el centro del debate político estadounidense. «Cuando no estemos de acuerdo, EEUU defenderá sus intereses y sus valores, y los de sus aliados», añadió Tiellerson, que se encontró con Lavrov aprovechando la reunión de ministros de Exteriores del G20 en Bonn.
Tillerson siguió con el tono de dureza al exigir a Moscú que «respete los acuerdos de Minsk y contribuya a la desescalada de la violencia en Ucrania».
Por su parte, Lavrov se limitó a señalar que ambos países deben poder «seguir adelante» cuando sus intereses coincidan, y negó que hablara con Tillerson de las sanciones decretadas por Washington contra Moscú.
Este primer desplazamiento del secretario de Estado en el G20 era esperado como una oportunidad para aclarar la serie de señales contradictorias que está enviando la administración Trump, en particular sobre su relación con Rusia.
En un primer momento el presidente prometió un acercamiento a Moscú que preocupó a sus aliados europeos, si bien su equipo se mostró más reservado. Pero esta misma semana el portavoz de la Casa Blanca pidió a Rusia que se retire de Crimea si quiere que se levanten las sanciones. Y ayer, poco después de la declaración de su secretario de Estado marcando distancias, Trump aseguró que «si tenemos una buena relación con Rusia, créanme, eso es una buena cosa, no mala». Añadió que sería «mucho más fácil ser duro» con ese país, pero él quiere «hacer lo correcto» para los intereses de EEUU y el mundo.
Mientras, Moscú parece impacientarse por ver pasos concretos de un acercamiento con EEUU. Así, el presidente ruso, Vladimir Putin, pidió «el restablecimiento del diálogo» entre los servicios de inteligencia rusos y estadounidenses en la «lucha antiterrorista». «La reanudación del diálogo con los servicios secretos de EEUU y otros países miembros de la OTAN es mutuamente beneficioso», dijo Putin. Para el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, Rusia y EEUU «están perdiendo el tiempo en lugar de normalizar sus relaciones» y el ministro ruso de Defensa, Sergueï Shoigou, advirtió de que cualquier intento estadounidense de negociar desde una posición de fuerza llevaría al fracaso.
A la vez, en Bruselas, el secretario de Estado de Defensa, James Mattis, que fue quien la víspera habló de negociar con Rusia «desde una posición de fuerza», advirtió de que no contempla «ahora» colaborar en el plano militar porque «Rusia debe adecuarse al derecho internacional como se espera de toda nación razonable».
Servicios secretos
Los mensajes contradictorios se unen a la pugna en el seno del partido republicano en el Congreso, donde algunos electos quieren ampliar la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones a las revelaciones sobre contactos de cargos de la Administración de Trump con el Kremlin, mientras otros congresistas se niegan.
El dilema de los republicanos se mueve entre el deseo de castigar a Rusia y el temor a dejar en mala posición a su presidente, al que necesitan para llevar a cabo las grandes reformas que quieren acometer.
Esta falta de sintonía entre Trump y los cargos republicanos se extiende nada menos que a los responsables de los servicios de Inteligencia de EEUU, que han retenido información sensible para no entregársela al presidente, por temor a que sea filtrada o se vea comprometida, según “The Wall Street Journal”.
En algunos casos anteriores, no se daba toda la información al presidente por proteger a la fuente pero con Trump la medida se debe a que los responsables de Inteligencia no confían en que el mandatario mantenga la discreción, por los contactos de su equipo con Rusia y porque ha mostrado su enemistad con las agencias de Inteligencia.
Ya tiene listo el nuevo decreto migratorio
El desmarque de Donald Trump –en su encuentro del miércoles con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu– respecto a la defensa de la «solución de los dos Estados» en Palestina, fue reiterado ayer, con matices, por la embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, quien aseguró que su país sigue apoyando «absolutamente» esta opción «pero también estamos pensando fuera de lo establecido».
El giro suscitó la satisfacción en Israel, que ya no ve límites a su actuación en el territorio ocupado. «Es el fin de una idea peligrosa y errónea: la creación de un Estado terrorista palestino en el corazón de la tierra de Israel», clamó la ministra israelí de Ciencias, Ofir Akunis. Su homólogo de Cultura, Miri Regev, opinó que comienza «una nueva era diplomática». Para los palestinos, el cambio es preocupante porque «significa un solo Estado, igual de racista», según el editorial del diario “Al Quds”. Los dirigentes palestinos que aún están dispuestos a negociar con Israel consideran que un solo Estado israelí ampliado a Cisjordania y Jerusalén-Este supondría vivir en un régimen de apartheid para la población palestina.
De facto, la creación de un Estado palestino se ha convertido en inviable debido a la constante colonización que confina a la población palestina a un territorio cada vez más reducido, aislado con un muro, y con una movilidad muy limitada. Así lo apunta el mismo editorial al señalar que «después de veinte años negociando y de haber aceptado no conservar más que el 22% de la Palestina histórica, la gran cuestión es ¿qué debemos hacer?». Para el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, la alternativa es «un solo estado secular y democrático con iguales derechos para todos, cristianos, musulmanes y judíos en toda la Palestina histórica». Pero la presidencia de la Autoridad Palestina (AP) reiteró su implicación con la solución de los dos Estados y dijo estar «dispuesta a interactuar de forma positiva con la Administración Trump para construir la paz».
En cambio, el portavoz de Hamas, Hazem Qasim, señaló que la Administración Trump ha dejado clara su parcialidad –y la de los anteriores gobiernos– y que las últimas declaraciones son solo un paso más. Por ello pidió a la AP que abandone la intención de negociar con Israel y la creencia de que EEUU es capaz de actuar como mediador. «EEUU nunca ha sido serio sobre dar al pueblo palestino sus derechos. Solo ha provisto a Israel de la cobertura adecuada para continuar su agresión al pueblo palestino y a la confiscación de sus tierras. El dirigente de Fatah Rafatt Elayyan urgió a adoptar una nueva estrategia de unidad: «Si el encuentro Trump-Netanyahu no es suficiente para unificar nuestro frente nacional, entonces nunca seremos capaces de enfrentarnos a este reto».GARA
El giro sobre la «solución de los dos estados» alegra a Israel y alarma a los palestinos
El presidente de EEUU anunció que la próxima semana firmará una nueva orden ejecutiva por paliar el golpe que ha supuesto la suspensión de su veto migratorio. Trump firmó el 27 de enero un decreto que paralizaba el programa de acogida de refugiados e impedía la entrada al país de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. Un tribunal suspendió cautelarmente su aplicación por dudas sobre su legalidad. «Promulgaremos una nueva orden muy completa para proteger a nuestro pueblo», anunció el mandatario. El Departamento de Justicia también anticipó que Trump sustituirá su controvertida orden migratoria y que no recurrirá la suspensión del veto, por lo que los tribunales no tendría por qué reconsiderarla. «Heredé un desastre. En casa y en el extranjero», explicó Trump para justificar su actividad política de las últimas semanas.GARA