El PP siembra en Gasteiz para cosechar ahora en Madrid
El PP posibilitó ayer con su abstención la aprobación de los presupuestos del Gobierno de coalición PNV-PSE que lidera el lehendakari Iñigo Urkullu. Con apenas unos pocos cambios, el PP ha aceptado unas cuentas similares a las que rechazó para 2016. El cambio está en que ahora necesita el apoyo del PNV para que Rajoy pueda aprobar las suyas.
El parlamentario de la oposición fue tajante: «Es evidente que vamos a votar en contra del presupuesto». Explicó los porqués. El pacto del gobierno se negaba a aceptar ninguna enmienda y tampoco «se puede engañar a la gente diciendo que este pacto lo que hace es evitar recortes sociales. No; los consolida». Y su grupo estaba en contra de los recortes del 7% en la RGI, en las AES y en otras ayudas. Tampoco había inversiones en I+D+i que todos consideraban necesarios. Los presupuestos consolidaban organismos y sociedades que «sobran o hay que cambiar enteras». En definitiva, los presupuestos eran inadmisibles.
Ese parlamentario de la oposición era Antón Damborenea, del PP, y los presupuestos, los aprobados por PNV y PSE para 2016. Los mismos que han servido de base para redactar los de 2017. Y ni se han eliminado los recortes descritos, ni se ha incrementado el I+D+i, ni se han eliminado los organismos y sociedades que sobraban o había que cambiar. Tampoco los 29 millones en enmiendas aceptadas al PP alteran la esencia del Presupuesto, como Damborenea reprochaba en 2016 al PSE que no lo hacía el «destinar 1000 euros a una coral, o 5000 a un club de fútbol, otros 5000 a un club de hockey o de bolos», todos de pueblos con alcaldes de su partido. Algo que, por cierto, ha hecho ahora también el PP.
El presupuesto de 2017 no es distinto al de 2016, lo que ha cambiado es que ahora PNV y PSE no tienen mayoría suficiente –que entonces sí tenían– para aprobar las cuentas de Lakua y el PP, a su vez, necesita apoyos en Madrid.
Cumplido el trámite
Con esas premisas, se cumplió el guión previsto. La entente PNV, PSE, PP rechazó todas y cada una de las enmiendas mantenidas por EH Bildu y Elkarrekin Podemos. Las dos formaciones de izquierda acusaron al Gobierno de anteponer sus intereses partidistas a las necesidades sociales. Por contra, el PNV defendió el pacto con el PP porque fue el primero que se ofreció y porque «no vamos a permitir la inhabilitación de ningún partido». A lo que Leire Pinedo, de EH Bildu, respondió que con su formación ni se había querido negociar porque el Ejecutivo de Urkullu ya tenía avanzado el pacto con el PP, antesala del acuerdo que luego ambas partes alcanzarán en Madrid.
Alfonso Alonso, secretario regional del PP, negó que un acuerdo estuviera ligado al otro, pero afirmó que a «España le conviene también la estabilidad, y le conviene un acuerdo como el que hemos cerrado aquí». El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, también dijo que una cosa no tiene que ver con la otra, pero aseguró que el PNV ya está «negociando en Madrid», aunque «hasta que no termine la negociación» no sabe si «habrá acuerdo» pero, en todo caso, la voluntad de los jeltzales es que lo haya.
El presupuesto de la CAV se aprobó con el voto de PNV y PSE y la abstención pactada e imprescindible del PP.
Protesta y expulsión por los recortes en la RGI
Los tres activistas sociales que permanecían en huelga de hambre contra los recortes en la RGI, acompañados de otros, interrumpieron ayer el pleno al grito de «No tragamos» y fueron expulsados de la tribuna. Después, anunciaron que dejan la huelga de hambre. «Volveremos a la carga, con todas nuestras fuerzas, en defensa de los derechos sociales y contra los recortes», aseguraron.