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Cinco años de la lección de Bucarest

El Athletic recibió una dolorosa lección en la final de Bucarest. La afición se volcó con el equipo, se vivió una jornada eufórica que terminó con lágrimas porque los jugadores no pudieron estar a la altura del envite. Hubo que levantarse, llegaron otras dos finales de Copa con derrota hasta conseguir ganar la Supercopa con Valverde.

Muniain abatido tras la derrota en Bucarest. (Marisol RAMIREZ / ARGAZKI PRESS)

La final de la Europa League de 2012 en Bucarest es recordada como el principal logro conseguido por Marcelo Bielsa durante su etapa en el Athletic. Esa misma temporada los rojiblancos disputaron también la final de Copa.

El partido ha quedado marcado en la retina de los seguidores del Athletic. La derrota fue muy dolorosa, pero el desembarco de la afición en Bucarest y el ambiente vivido durante todas las jornadas fueron espectaculares.

Errores y Falcao

«Altza gaztiak!», con esta frase del himno rojiblanco titulaba la crónica del partido Joseba Vivanco en GARA. «La imagen de Iker Muniain, derrotado, abatido sobre el césped del Arena Estadio tras la puntilla del tercer gol de Diego a falta de cinco minutos para el final lo dice todo. Lágrimas. Ilusiones volatilizadas. Estaban, estábamos tan convencidos de que esta vez sí. Pero los errores propios, la suerte negada cuando más se necesitaba y un enorme Falcao privaron a los rojiblancos de la gloria europea», resumía Vivanco.

«Fue una derrota inapelable por el resultado. Probablemente también por el juego, porque el Atlético siempre jugó a lo que quiso. Y el Athletic apenas sí se encontró consigo mismo. Errores, mala suerte, Falcao... Demasiado para una final», añadía en la crónica.

«A lo loco» y «Beti zurekin»

El partido no tuvo color. Bueno, mejor dicho fue del todo rojiblanco, pero colchonero. Los madrileños se comieron a los leones. Otra cosa fue el ambiente. La afición de San Mamés se impuso por todo lo alto en las horas previas al encuentro coreando el «a lo loco se vive mejor» en homenaje a Bielsa, aunque después se quedó muda con los goles del Atlético.

En la crónica sobre el ambiente del partido publicada al día siguiente en GARA se mencionaba el «Athletic beti zurekin» que acabó entonando la afición rojiblanca tras el partido. «La tonadilla comenzó a sonar tras el 3-0, cuando ya no se veía la forma de remontar. El golpe había sido muy duro, cuando más lo habían intentado, el fútbol les respondió con crueldad. Sin embargo, el Athletic es un club diferente, su filosofía hace que prácticamente un pueblo entero le siga haya donde vaya. Y es ahora, cuando se cae de una forma tan contundente, cuando coge todo su sentido corear el ‘Athletic beti zurekin’».

El 9 de mayo de 2012 «Loiu quedó bloqueado, incapaz de albergar a tantos aficionados que querían arropar a su equipo. Tomaron las calles de la capital rumana, animaron sin parar a su equipos en las horas previas, bebieron hasta acabar la cerveza, gritaron hasta romperse la garganta. E, incluso, se puede decir que ganaron el partido antes de jugarlo».

La victoria de la identidad

A pesar de la derrota, el Athletic consiguió mostrar a nivel internacional su modelo de club y estilo futbolístico. Ramón Sola, en otro análisis del partido y de lo que supuso la final, destacaba que «la BBC dedicaba su principal noticia deportiva del día a explicar por qué este equipo solo tiene jugadores vascos».

Asimismo, valoraba que la final de Bucarest se convirtió «en la única lección que a Marcelo Bielsa le faltaba por inculcar a sus jugadores. Les ha inoculado una idea futbolística desconocida en Bilbo, les ha enamorado con el balón y con el pase, les ha curtido en la intensidad, les ha especializado en el sufrimiento, les ha transmutado en su confianza en sí mismos, les ha reconvertido como futbolistas y revolucionado como deportistas, y con todo ello les ha imprimido un sello ganador inequívoco».

El último párrafo del texto sigue teniendo vigencia: «Cuando tanto se teoriza sobre conceptos como lo local y lo global, el Athletic es el mejor ejemplo para enseñar en las cátedras. En la época dorada de la mercantilización del fútbol, ha llegado hasta ahí sin necesidad de quebrar sus reglas de mercado. En la era del acomodamiento y de la falta de riesgo, se ha reinventado a sí mismo de modo radical. ¿Caben mayores victorias todavía?»