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El derecho a decidir da otro paso en las calles de Bilbo

Bilbo se convirtió en otro hito en el camino emprendido por la ciudadanía vasca para que su decisión se haga realidad. Un gran signo de interrogación, de color coral, conformado por 10.000 personas, sirvió para mostrar al mundo que Euskal Herria está preparaa para dar nuevos pasos sin renunciar a nada.


Gure Esku Dago volvió a poner en práctica la máxima de que «lo único imposible es aquello que no se intenta», reuniendo en las calles de Bilbo a 10.000 personas, según el recuento efectuado por este diario, para dar cuerpo a un gran mosaico con forma de interrogación. Desde la plaza Elíptica a la de Euskadi, miles y miles de personas llegadas desde diferentes puntos del país se fueron reuniendo desde una hora antes del inicio del acto para tomar posición, siguiendo las directrices de más de 500 voluntarios.

El color coral de las camisetas que portaban los participantes fue poblando poco a poco ambos espacios centrales para irse extendiendo al resto, aunque costó un poco diluir la saturación que se creó en lugares como la plaza San José, donde componentes de la Assemblea Nacional Catalana de Euskal Herria mostraron una gran pancarta con decenas de ‘‘síes’’. No fueron pocas y pocos los que posaron ante el singular photo call, acompañados de esteladas.

El tapiz humano fue completándose, ayudado por los mensajes que transmitieron desde el escenario de la plaza Euskadi Ainhoa Vitoria y Julen Telleria, que se encargaron de la presentación y dinamización, junto a Galder Pérez, subido en un improvisado atril en la Elíptica. Para entonces, se había proyectado en las pantallas instaladas un vídeo en el que se resumía la andadura de Gure Esku Dago.

Comenzaron los primeros ensayos con los globos rojos, que se pudieron adquirir junto a una tarjeta de compromiso con la iniciativa, para impulsar una tras otra olas humanas de gran vistosidad, que hicieron las delicias de los txikis. Enseñas escocesas y saharauis, junto a esteladas e ikurriñas, al aire con los globos. Llegaron a continuación los testimonios de portavoces de grupos del movimiento por el derecho a decidir de Ezkerraldea, Beasain, Gasteiz y Ziordia, que dieron a conocer sus realidades particulares, y ya el gran signo de interrogación se completó, dando paso a sucesivas olas entre la algarabía de los participantes.

Una gran urna blanca, de 4x2 metros, comenzó a recorrer la distancia desde la plaza Elíptica a la de Euskadi, portada por representantes de las 24 localidades navarras donde el 18 de junio sus vecinos han organizado consultas populares. En el interior de la caja, el Pacto Ciudadano que minutos después iba a ser presentado en sociedad.

Entre gritos de «independentzia», olas humanas e irrintzis, la urna llegó hasta el escenario emplazado cerca del Museo de Bellas Artes, presidido por la palabra ‘‘Erabaki’’.

El acto central comenzó con la intervención de Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural de Catalunya, quien mostró su orgullo por haber podido estar en la singular movilización, recordando los lazos históricos que unen a ambos pueblos.

Afirmó que ha llegado la hora de avanzar hacia el ejercicio del derecho a la autodeterminación. «Os dirán que ahora no toca y que es demasiado difícil, que pone en peligro muchas cosas, pero no es verdad, os están engañando. Una sociedad madura debe poder votar en libertad, decidir cómo, cuándo y con quién quiere gobernarse sin ningún tipo de coacción», dijo.

Cuixart recordó que el 1 de octubre «Catalunya votará y esto no hay quien lo pare», incidiendo en que su organización conoció ya la represión en 1963 cuando Franco la prohibió. Insistió en que el referéndum es la respuesta del pueblo a la «renuncia» del Estado español a proteger los derechos de las clases populares». «Esto no va ya de banderas, sino de construir entre todos y todas una sociedad más justa», reiteró.

«Es la hora de las urnas»

«Estamos seguros de que los vascos y vascas podréis decidir. No abandonéis nunca la lucha, es la hora de las urnas», enfatizó el representante de Òmnium Cultural, quien pidió a la ciudadanía vasca «generosidad, transversalidad y no dejar a nadie fuera» de un acuerdo.

A continuación, los portavoces de GED Angel Oiarbide y Zelai Nikolas tomaron la palabra para mostrar su satisfacción porque después de cuatro años han logrado que «estemos preparados y preparadas para decidir nuestro futuro», advirtiendo del nuevo contexto político y social. Destacaron que para crear las condiciones adecuadas para seguir avanzando, se deben «desatar los nudos que existen en la sociedad y adoptar acuerdos amplios».

El instrumento que plantean es el Pacto Ciudadano, por el que asumen «crear y desarrollar las condiciones necesarias para decidir y, junto con los diferentes actores e instituciones, el compromiso de participar y hacer aportaciones hasta que decidamos nuestro futuro de forma libre y democrática».

Asimismo, consideran «imprescindible impulsar un debate público, plural y transparente» y para ello, se comprometen «a promover e impulsar la participación de la sociedad en el mismo». «Es necesario –afirmaron– organizar y poner a disposición de la ciudadanía instrumentos eficaces, porque, en definitiva, las ciudadanas y ciudadanos queremos decidir sobre nuestro estatus político directamente, sin renunciar a ninguna opción».