La alternativa a Macron se dibuja en clave local y a su cabeza está EH Bai
Los partidos tradicionales bajan a los infiernos y los candidatos de Macron tocan el cielo. El diagnóstico queda cojo si no se acompaña de la constatación de que hay una alternativa en expansión llamada EH Bai.
El primer asalto del escrutinio legislativo deja en Euskal Herria algunas constataciones y unas cuantos interrogantes, en algunos casos a corto y en otros a más largo plazo. Conviene ponerse las gafas progresivas para buscar distintas perspectivas de análisis.
Con la mirada a corto, la sentencia no puede ser más clarificadora, sobre todo para los dos grandes perdedores del recuento: la derecha jacobina y la izquierda que en el ciclo electoral de 2012 alcanzó cotas inusitadas de representación institucional.
La derecha hexagonal llegaba a esta cita electoral con un grado de estrés considerable tras el varapalo sufrido en la elección presidencial, pero albergaba, a la vez, una tímida esperanza. Les Républicains contaba con recibir algún beneficio, siquiera colateral, del descalabro anunciado del Partido Socialista.
La familia conservadora, entonces con su marca UMP, recibió una sonora bofetada con la ola rosa de 2012. Pese a que entonces se vio obligada a renovarse, ya que el electorado vasco mandó al cementerio a las que fueron sus indiscutibles referencias en décadas –Michèle Alliot-Marie y Jean Grenet–, cinco años después ha recibido un golpe que corta en seco cualquier proceso de regeneración.
Si la derrota presidencial dejó en estado de shock a la derecha hexagonal, la primera vuelta de las legislativas ha echado toneladas de sal en la herida abierta.
En Euskal Herria, la UMP logró retener 38.923 votos en la primera vuelta de las legislativas de 2012. Anteayer, su marca de recambio, Les Républicains, se quedó en menos de la mitad de esos votos –15.406– y vio cómo solo uno de sus candidatos pasaba a la segunda vuelta. Cara a la liza definitiva su única esperanza se llama Maider Arosteguy. La de Biarritz disputará en condiciones complejas la que fuera una circunscripción segura para la derecha. Eso sí, el aspirante de La République en Marche, el alcalde kanboarra Vicent Bru, le sacó una ventaja de más de 12.000 votos, lo que le sitúa como claro favorito a calentar el escaño en la Asamblea Nacional.
La resaca electoral en el seno de Les Républicains se anuncia larga y dolorosa, y seguramente es parco consuelo el que su aliado en el Hexágono –que no en Euskal Herria–, la UDI, haya obtenido también unos modestos resultados. La formación que lidera el alcalde baionarra, Jean-René Etchegaray, presentaba sus propios candidatos en las tres circunscripciones. Solo uno de ellos, Laurent Inchauspé, logró superar la barrera del 5%.
Con seis puntos más de abstención que en el anterior escrutinio legislativo, el PS vio cómo la ola que levantara en 2012 se convertía, un quinquenio más tarde, en un charco. Merced a los 43.267 votos obtenidos aquel 10 de junio de 2012, la formación rosa allanó el camino a la elección de dos de sus tres candidatos. El pasado domingo, con menos de 12.000 votos en el conjunto de Ipar Euskal Herria, solo la diputada saliente, Colette Capdevielle, logró el pase a la segunda vuelta. Eso sí, en segunda posición y sin un horizonte claro, ya que la candidata de LREM casi le triplicó en votos. La abogada baionarra apelaba ayer a «reagrupar el voto de las gentes progresistas y de izquierda». No olvidaba el reproche a su oponente, Florence Lasserre-David, de quien dijo que «no hizo contribución alguna a la jornada de desarme (de ETA) del 8 de abril».
Capdevielle tiene a su favor la posición claramente refractaria hacia LREM que ha exhibido durante su campaña, al igual que una vez conocidos los resultados, la candidata de Les Républicains, Caroline Oustalet.
Compañera de toga de Capdevielle, la conservadora, que llegó tercera, ha mantenido una posición propia, por ejemplo en relación al estado de urgencia que rige desde hace casi dos años en Francia y que fue prorrogado recientemente por Emmanuel Macron. Su mentor, el alcalde angeluarra, Claude Olive, sin embargo, dio ayer su respaldo a Lasserre-David.
Por su parte, la France Insoumise, que quedó en cuarto lugar, apenas a 2.000 votos de distancia de la todavía diputada, no respondía ayer a su llamamiento. De repetirse el escenario de la presidencial, la formación insumisa dejaría en manos de sus partidarios esa decisión. Su cabeza de lista, Jérémy Fargé, se ha pronunciado en campaña en contra de apoyar a una candidata que, aunque lleva la etiqueta PS, se declara dispuesta a secundar algunas medidas del nuevo Gobierno francés.
La France Insoumise ha obtenido un resultado remarcable en su bautizo en estas legislativas. Ciertamente, no ha hecho una marca equiparable a la presidencial, cuando fue segunda fuerza en Baiona, pero ha sido la cuarta fuerza más votada en la circunscripción que reúne a la capital labortana y a Angelu. Y ha quedado a solo unas décimas del PS en el cómputo global de votos en territorio vasco.
La formación de Jean-Luc Mélenchon ha realizado una campaña pegada al terreno, especialmente en los entornos urbanos, y ha desarrollado una labor de encuentro con los medios asociativos, a fin de reforzar los efectos de una dinámica estatal muy favorable.
Su campaña se ha basado casi a pies juntillas en el programa hexagonal, pero sus candidatos han mantenido una posición un poco más neutral que su fundador en materias identitarias.
No han lanzado mensajes furibundos ni contra el euskara ni contra la colectividad vasca, aunque se han refugiado a menudo en frases del tipo «si el pueblo lo quiere, Mélenchon no será un obstáculo» que no les servirán de gran ayuda para jugar en la escena política vasca una vez pasadas estas elecciones. En un ámbito más interno, la formación insumisa ha dirimido a su favor la querella con «la izquierda de la izquierda». El Front de Gauche, que en 2012 se acercó al umbral de los 6.000 votos, ha retenido, con candidatos 100% PCF, apenas 2.000.
Por su parte, las candidaturas de Europe Ecologie-Les Verts mantuvieron algo más el tipo, ganando incluso dos centenares de votos, pero sin despejar las muchas incógnitas que pesan sobre el ecologismo político.
Estas legislativas no han dado grandes réditos a PNB, que presentaba por primera vez candidatos en las tres circunscripciones. Efectivamente, en 2012 hubo candidatos jeltzales en la cuarta y sexta, mientras que en la quinta circunscripción este partido pidió el voto para el candidato de centro-derecha Jean-Baptiste Mortalena. En la suma de dos circunscripciones obtuvo 1.445 votos. Ahora, en tres ha recogido solo 700 votos más. La mitad de sus apoyos los ha recibido en la sexta circunscripción.
EH Bai, que había apuntado ya maneras en las anteriores legislativas, ha ido desde entonces superando barreras en las distintas citas con las urnas. El domingo, se convirtió en la única sigla de las que concurrieron a las precedentes legislativas en aumentar su cuota tanto en votos como en porcentaje. Pese al contexto de fuerte abstención, pasó de 11.423 a 12.665 votos.
En base a un programa que liga la agenda social y la urgencia climática, sin relegar reivindicaciones históricas como el reconocimiento territorial y la resolución integral del conflicto político, EH Bai se ha asentado como tercera fuerza política, y ha ganado 1.242 votos.
Particularmente significativa es la progresión de EH Bai en la sexta circunscripción, la de la costa y la zona media de Lapurdi, aunque ese empate técnico arrancado por su candidata, Anita Lopepe, al veterano Jean Lassalle en la cuarta –ciñéndonos al contorno vasco de este distrito compartido con Bearn– tiene un fuerte valor simbólico.
Puestas las gafas progresivas, estos resultados llevan a identificar a EH Bai como la clave de bóveda de una alternativa plural, que sirva para transformar la realidad vasca, dando réplica, con alianzas en las calles y en las instituciones, a las recetas involucionistas que se cocinan en lejanos despachos de París.