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Talento femenino, abono para generar riqueza

Cuatro mujeres con talento que han llegado lejos dialogando en Donostia Tech Week sobre igualdad de oportunidades, talento y futuro. Ellas, el 50% de la población, están pisando fuerte, pero no se les visibiliza como a los hombres. Sumar su sabiduría y equilibrar la balanza, clave para la riqueza.


En el sector de la programación informática las mujeres representan el 15%, en las tecnologías ascienden al 20%, pero apenas superan el 10% en ciberseguridad, pese a suponer seis millones de puestos de trabajo. Al añadir talento femenino, se estima que las empresas serían un 35% más productivas. ¿Por qué las mujeres no se acercan a la tecnología? ¿Qué es lo que las echa para atrás?

Las jornadas Donostia Tech Week, que concluyen hoy, lograron reunir en torno a una misma mesa a cuatro grandes talentos con nombre de mujer: Susana Zaballa, presidenta de Emakumeekin, asociación de apoyo a mujeres emprendedoras; Gema Climent, fundadora de la empresa Nesplora (cuyo objetivo es tratar el comportamiento humano utilizando tecnologías) y finalista del premio mujer innovadora Europea 2017; Cristina Juesas, consultora de comunicación y Eunate Ramírez de Miguel, gerente de Esle, asociación de empresas de tecnologías libres y conocimiento abierto de la CAV.

En opinión de Juesas, en parte es cuestión de «creérnoslo», a lo que Ramírez de Miguel añadía que ve a las mujeres «muy potentes», sin embargo se arrastra «un problema social tremendo». «Aún los roles están diferenciados. Recuerdo la vez en que me aconsejaron ser un poco Latin King; no permitir ciertos comentarios o comportamientos. Yo, directamente, en algunas conversaciones ni entro, es que no doy pie a seguir», apuntó esta directiva que ha ocupado tres altos cargos y que admitió nunca haber sufrido discriminación o un trato diferente por razón de sexo.

Las cifras no solo están descompensadas en el mundo empresarial, también en la propia universidad. Por ejemplo, según apuntó Climent, en las ingenierías solo el 5% del alumnado son mujeres, mientras que en Psicología son el 95%. «Hay algo que está ocurriendo, pero no se qué es. Y no es cuestión de números o proporciones», opinó.

Zaballa es de las que cree que «nosotras nos formamos pensando en qué vamos a cambiar el mundo, por encima del dinero». Citó los intentos que se han hecho por «dulcificar» los nombres de ciertas carreras para atraer a mujeres, pero una oyente puso en duda tal medida. «Creo que es tan peligroso como vender aspiradoras en el Día de la Madre». Las ponentes le dieron la razón.

Los cupos, naturales

Hay miles, millones de mujeres con nombres y apellidos que destacan en sus profesiones, que han cosechado grandes logros a base de esfuerzo, pero lamentaron que no se les visibilice igual que a los hombres. «No te sacan hasta que no te dan no se qué premio. Dan ganas de decir ‘oigan, que llevo años en esto’», decía Climent. «Imaginemos que tenemos el poder político y legislativo para cambiar las cosas», propuso la moderadora.

«Las condiciones de saque han de ser iguales», pidió la gerente de Esle. Fijar tasas de paridad, visibilizar a la empresas que lo hacen bien y superan los porcentajes estipulados, un compromiso institucional real «pero real de verdad», con penalizaciones y premios. «Hay muchos y buenos ejemplos que se pueden copiar, ¡es que no hay que inventar nada!», exclamó Zaballa. Con camino por andar, la verdadera riqueza consiste en equilibrar talentos y tener en cuenta al 50% de la población. Que los cupos no sean invocados, sino naturales, y no formen parte de crónicas periodísticas.