Mimos, leña y Leño
Tal y como señaló Floren Aoiz en la presentación del libro, la persona que no haga el esfuerzo de leerlo y se quede con el título corre el peligro de malinterpretar su sentido. Y es un esfuerzo pequeño –porque es un texto breve– y muy fructífero –porque es sintético, está bien estructurado y es fecundo–.
En la fase introspectiva en la que se halla la izquierda abertzale en los últimos años, que un alemán resalte las virtudes que han caracterizado a ese movimiento y ponga en valor algunos de sus logros puede resultar balsámico. Sin embargo, esos mimos no coinciden necesariamente con las heridas del lector, y además pueden provocarle nuevos picores, por así decirlo, al detectar errores no contemplados y aciertos no tenidos en consideración. Que la izquierda abertzale acertase no quiere decir que sus militantes tuviesen la razón en todo, ni mucho menos, ni que esa razón vaya a convertir ese capital político en mayor y mejor comunidad, hegemonía o poder popular.
Porque mensurar su comunitarismo, su capacidad para generar contrahegemonía o su carácter pionero en prácticas políticas transformadoras implica también criticar algunas de sus derivas, señalar tentaciones peligrosas o efectos perversos. Es decir, aunque sea elegantemente y con criterio, además de mimos también hay leña.
El mayor valor del manuscrito de Zelik no es el terapéutico, sino su capacidad para provocar debates. Que el marco sea ajeno a la reflexión orgánica y que la visión sea externa pero empática facilita que esos debates transciendan lo partidario.
En mi opinión, el gran acierto del diagnóstico de Zelik es la importancia en ese movimiento del comunitarismo en clave emancipadora y con un espíritu libertario. El riesgo de ello es no entenderlo en clave política, sino como «maneras de vivir».