Un viaje más a París, esta vez para cargarse de solidaridad
Dicen de París que es la ciudad eterna, la ciudad del amor, de la luz. La capital francesa es, sin embargo, un lugar amargo para muchas familias. Hablar de París es hablar de viajes relámpago, no hay paseos románticos. Hablar de París es acudir a una visita en la cárcel, no hay cafés reposados. Los familiares entrevistados tienen a sus hijas e hijos en una prisión francesa, pero el de ayer fue un viaje diferente.
ANA AIERRA
«Tenemos la moral muy alta, ha sido grandioso»
Ana Aierri quería aprovechar estas líneas para agradecer a todas las personas que les ayudan y apoyan tanto a ella como a su marido. Ambos están enfermos, pero no se rinden y siguen viajando cada mes para ver a su hijo Asier Ezeiza, preso en Tarascón, a 40 kilómetros de Marsella, a 750 de casa. Lo hacen desde hace nueve años y medio. «Tenemos la moral muy alta», afirmaba.
Estaban igual de agradecidos a las miles y miles de personas que viajaron desde Euskal Herria a París. «Nos hemos sentido muy bien, toda su solidaridad nos ha llegado. Ha sido muy grandioso, muy hermoso», declaraba a GARA tras la marcha.
Las posturas, más abiertas
Muy escéptica con Madrid, de quien «no espero nada», agregaba que quizá los pasos vengan desde el Estado francés: «Quiero pensar que algo se va a mover». Los mensajes sobre los derechos humanos escuchados al término de la marcha, el apoyo plural recabado… todo eso cree que resulta positivo, aunque es consciente de que «nadie ha prometido nada». No obstante, si cree que las posturas pueden ser ahora algo más «abiertas». Cita, por ejemplo, la importancia que se le ha dado en la marcha por las cárceles a la situación de los presos enfermos. «La cuestión no es que tienen que estar cerca de casa, es que tienen que estar en libertad», pedía.
Como el resto de los hijos e hijas de los entrevistados, Aierra cuenta que su familiar preso esperaba la jornada con atención, aunque es prudente: «Hasta que no vea que las cosas ocurren, no se las creerá».
TXELIS MORENO
«Babesak indarra eman digu bidean aurrera egiteko»
«Babestuta» sentitu ziren Pariseko kaleetan Itziar Morenoren gurasoak. Senideei berotasuna ematera milaka pertsona, zein eragile eta alderdiak gerturatu izana oso positiboki baloratu zuen manifestazioaren amaieran Txelis Moreno presoaren aitak GARAri eskainitako adierazpenetan. «Ez gara bakarrik egon, hori asko estimatzen dugu senide bezala, eta indarra ematen digu bidean segitzeko».
Bidaia «guztiz ezberdina» izan dela ere adierazi zuen. Sei urte eta erdi daramatzate Estatu frantseseko kartzeletara bidaiatzen, duela denbora bat arte Parisera egiten zituzten joan-etorriak; gaur egun, ordea, Roanneko espetxean dago Itziar, etxetik 850 kilometrora. «Zer da ba Paris? Guretzat beste gauza bat da», aitortu zuen, «duen karga oso bestelakoa da». Edozein kasutan, bidaia hauek guztiak «sentimendu oso sakonez beteak» izaten direla azpimarratu zuen.
Urratsen zain, itxaropentsu
Manifestazioak ezer mugituko ote duen galdetuta, «Frantziaren aldetik zerbait espero» duela adierazi zuen, itxaropentsu. Urratsak, «txikiak badira ere», eman beharko direla uste du Morenok. Lehenik eta behin, preso gaixoen berehalako askatasuna eman beharko litzatekeela uste du. Hori da, bere iritziz, premiazkoena. Ondoren, euskal presoei jartzen zaien arriskuaren estatusa kentzea. Urrunketarekin amaitu eta «apurka-apurka» etxera gerturatzea aipatu zuen azkenik.
Roanneko espetxetik Itziarrek eguna «ikusminaz» espero zuela aitortu zuen. Bizitakoaren eta ikusitakoaren xehetasunak datorren bisitan emango dizkiote.
JOXE aNJEL ARAMENDI
«Que se haya tejido una red tan plural es grande»
En la llamada de veinte minutos que tienen concertada hoy para comunicarse con su hija Alaitz Aramendi, encarcelada en Roanne, le contarán los detalles de la manifestación celebrada en París. Su padre, Joxe Ángel Aramendi, valoraba de forma muy positiva que 11.000 personas hubieran viajado hasta la capital francesa para apoyar a los familiares. «Tengo sensaciones buenas, nos vamos con más fuerza, con las pilas cargadas. Esto nos da cierto impulso para no tirar la toalla», decía a GARA.
Seguir trabajando
Valora de forma especial la red que han tejido personalidades y agentes de diferentes sensibilidades. «Eso es muy grande», agregaba, y cree que puede abrir un resquicio para dar otros pasos. En qué medida no se atrevía a vaticinarlo, pero le resultó significativo que en los mensajes lanzados ayer se hablara de vulneración de derechos humanos porque «se reconoce una situación de excepción».
A punto de coger el autobús para regresar a Euskal Herria, hacía alusión al poso que esta movilización ha podido dejar. «La red que lo ha hecho posible ya se ha tejido», destacada, y ahora espera que de puertas para adentro se siga trabajando.
En setiembre se cumplieron diez años desde que los padres de Alaitz Aramendi comenzaran a viajar a cárceles del Estado francés para poder verla, aunque también ha estado presa en el Estado español. En cualquier caso, su aita admitía que este último viaje ha sido diferente al resto. Según contaba, su hija esperaba la jornada expectante.