La impunidad de los crímenes de la transición, recordada 40 años después
La impunidad de los crímenes cometidos durante la transición española por parte de las fuerzas del Estado ha sido el hilo central de la intervención del historiador Josu Chueca Intxusta, que ha participado en la mesa redonda organizada por Sanfermines 78 gogoan dentro de las jornadas celebradas en Iruñea bajo el título ‘La otra transición’. Junto a Chueca han intervenido el también historiador Emilio Majuelo, quien ha dicho no estar seguro de que «la gente joven conozca los hechos sucedidos en aquellos años», y la abogada y feminista Begoña Zabala, que se ha centrado en las luchas y reivindicaciones de las mujeres.
Una pegatina de Germán Rodríguez, con el lema ‘Herriak ez du barkatuko’, ha sido la primera imagen proyectada por Josu Chueca en su intervención, a la que han seguido otras muchas sobre la represión que el Estado ejerció contra los movimientos populares en los años que siguieron a la muerte de Franco.
Esas imágenes han servido para rememorar algunos de los crímenes cometidos por las fuerzas policiales durante la transición, como los cinco muertos de marzo del 76 en Gasteiz. «Nunca había ocurrido algo así en pleno franquismo», ha constatado Chueca, quien ve en esa acción, y en otras similares, «un síntoma de que la dictadura no estaba dispuesta a morir» y de que «iba a responder con represión a las reivindicaciones populares».
Las imágenes proyectadas por este historiador han servido para hacer un recorrido sobre otros hechos que también quedaron impunes, como las muertes de Montejurra en 1976, la represión contra el Aberri Eguna de ese mismo año en Iruñea o los cinco muertos en la Semana pro-Amnistía de 1977 en diversos lugares de Euskal Herria. «José Luis Cano murió de un tiro en la calle Calderería de Iruñea y nunca se ha procesado a ningún policía por ello», ha recordado Chueca.
Las imágenes han ido intercalando actuaciones represivas, como las cargas de la Guardia Civil contra la Marcha de la Libertad que finalizó en Arazuri, con otras que evidencian el giro dado durante la transición por el PSOE, partido que participó en el primer Aberri Eguna legal, celebrado en 1978 en Iruñea, junto a pancartas que pedían la autodeterminación o lemas como ‘Gora Euskadi askatuta’.
Chueca ha recordado también el asalto policial a la sede en Iruñea de LKI, partido en el que él mismo militaba, y la carga policial en la Plaza de Toros en julio del 78, que llevó a la muerte de Germán Rodríguez. «Fueron unos actos que siguen siendo inexplicables de forma racional», ha afirmado este historiador, al tiempo que ha recordado la muerte de Joseba Barandiaran en Donostia y el bestial asalto policial en Errenteria unos días después.
«Pero ningún responsable fue procesado ni juzgado por esos hechos, y además el ministro Martín Villa llegó a decir que ‘Lo nuestro son errores, lo suyo son crímenes’. ¿Qué crimen habían cometido esas personas?», se ha preguntado Chueca al final de su intervención, que ha sido aplaudida por las más de cien personas que llenaban la sala del Palacio Condestable.
A continuación, Begoña Zabala se ha centrado en el movimiento feminista que se gestó al final de la dictadura y se desarrolló con gran fuerza durante los años de la transición, entre 1975 y 1982, «una etapa de gran efervescencia de los movimientos sociales». Zabala ha recordado que el movimiento feminista de aquellos años denunciaba la «impunidad» a la que había aludido Chueca y ha exigido que se conociese la verdad de los hechos, y que las mujeres que participaban en este movimiento querían acabar con la dictadura y defendían postulados «rupturistas».
Zabala, que ya entonces militaba en el movimiento feminista, ha desgranado las luchas de las mujeres en temas como la sexualidad o los espacios públicos, en los que exigían estar presentes y que se resumían en consignas como ‘La calle y la fiesta también son nuestras’. Su intervención también ha sido muy aplaudida cuando ha aludido a los tres grandes campos de batalla en los que pelearon las mujeres en defensa de sus derechos: ‘la familia patriarcal’, el Estado (‘Esta Constitución legaliza nuestra opresión’ era uno de los lemas feministas de la época) y la Iglesia católica.
Por su parte, el historiador Emilio Majuelo no ha centrado su intervención en los hechos ocurridos en los sanfermines del 78, por considerar que «ya son conocidos», sino «en lo que falta por conocer, que son las causas, las razones y las consecuencias». A su juicio, «la mejor manera para poder entender lo que ocurrió en Iruñea y en tantos otros sitios durante aquellos años, es encuadrarlo en el proceso social tan intenso que se vivía en Euskal Herria».
«Ha habido muy poca gente que haya intentado hacer un esfuerzo de inteligibilidad de aquellos hechos. A partir de los pocos ensayos que se hicieron al respecto y de lo que nosotros podemos reflexionar –ha explicado Majuelo-, es que durante el proceso de la transición política española había una situación muy especial en Euskal Herria. Aquí nació un nuevo movimiento nacionalista y popular, y ese es el contexto que lo diferencia del resto del Estado. El funcionamiento y dinamismo de la clase obrera vasca, y en concreto la navarra; las actitudes del clero y su concomitancia con organizaciones de izquierda; las organizaciones de estudiantes y de barrios; el movimiento de alcaldes vascos; las reivindicaciones a favor de la universidad vasca, el potente movimiento ecologista, las organizaciones armadas… Es decir, había una gran efervescencia social, y todo ese compendio de movimientos explican por qué el Estado golpeó muchas veces a ciegas, o como una respuesta instintiva a las movilizaciones populares».
Tras señalar que «Euskal Herria iba mucho más allá que otros territorios» cuando se planteó la reforma o la ruptura con el franquismo, Emilio Majuelo ha echado en falta «una perspectiva de poder entender aquellos hechos». En este sentido, ha dicho que «han pasado cuarenta años y, por desgracia, no hay investigaciones serias sobre la transición política en cuanto a los movimiento sociales en Euskal Herria, y en concreto en Navarra».
«Esta es la gran deuda que tenemos todos, y por eso debemos de colaborar para aportar nuestros testimonios, de tal manera que algún día, que ojalá sea lo más cercano posible, se pueda escribir una historia rigurosa sobre la transición. Se trata –ha remarcado Majuelo- de la recuperación de nuestra memoria histórica, no de la de nuestros abuelos o la de nuestros padres que padecieron la guerra o la posguerra, sino de las generaciones que vivimos aquellos momentos en esas circunstancias tan interesantes y a veces tan dramáticas».
Tras los aplausos a su intervención se ha abierto un turno de preguntas y debate con los asistentes al acto. El primero en hacerlo ha sido Sabino Cuadra, quien ha informado de que, a raíz de los sucesos de los sanfermines del 78, de Donostia y de Errenteria, hubo un debate en el Congreso español solicitado por el propio Gobierno. «Echaron tierra encima de aquellos hechos –ha dicho- porque sacar la verdad era contraproducente para el proceso que estaban haciendo. Es decir, hubo una total impunidad, un amparo del Gobierno a los responsables de lo que ocurrió en sanfermines del 78, y además con la tremenda complicidad de partidos de izquierda».
Otro asistente ha intervenido para recordar que«“hubo tres traiciones colosales de tres fuerzas que fueron responsables de lo que ocurrió entonces y de lo que ocurre ahora: el PSOE, el PCE y el PNV. Los tres se cargaron la ruptura democrática, y fueron los primeros partidos legalizados porque ya habían tragado con todo”»
Otra persona ha preguntado «qué se pudo haber hecho mejor» en aquella época, y Josu Chueca ha apuntado al «sectarismo» como causa del «descalabro y frustración» que hubo entre las organizaciones rupturistas tras conocer los resultados de las elecciones del 15 de junio de 1977, porque «cada uno fue en siglas diferentes».
«Un mes antes creíamos que íbamos a llegar al poder, y resulta que en Navarra ganó la UCD y el PSOE, que estaba dirigido por dos curas. A raíz de aquello, el PSOE se llenó de cuadros de antigua gente de extrema izquierda, se olvidaron de las ideas republicanas y vasquistas, y se dedicaron a hacer políticas de derechas», ha concluido Chueca.
Al principio y final de la mesa redonda se ha pedido a los asistentes su colaboración para levantar en Iruñea, mediante suscripción popular, un monumento de recuerdo a quienes sufrieron la represión en los sanfermines del 78. La información sobre esta iniciativa se puede recabar en info@sanfermines78gogoan.org, y también mediante whasapp en el teléfono 690275539.