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Jorge Mateos dice que la muerte de su exmujer fue «accidental»

Jorge Mateos Prado, el acusado de matar a su exmujer el 7 de agosto de 2015, aseguró ayer, entre sollozos, que la muerte de Leire Rodríguez fue «accidental» y que, al temer que «nadie» le iba a creer, simuló un atropello en una carretera del barrio bilbaino de Abusu.


Arrancó ayer en la Sección Primera de la Audiencia de Bizkaia el juicio con jurado contra Jorge Mateos Prado, acusado de ser el autor de la muerte de su exmujer, Leire Rodríguez, por la que se enfrenta a penas de cárcel que oscilan entre 23 y 30 años por unos hechos que son calificados por la Fiscalía, Abogacía del Estado, acusación particular que ejerce la familia de la víctima y acción popular impulsada por la Asociación Clara Campoamor como asesinato con alevosía con los agravantes de parentesco y violencia de género. La defensa lo considera un delito de homicidio con los atenuantes de arrepentimiento e intento de reparación del daño causado, por los que plantea 7 años de prisión.

El acusado, que compareció sentado en una silla de ruedas a consecuencia de las lesiones que sufre a raíz de su intento de suicidio al descubrirse su autoría, solo contestó a las preguntas de su letrado. Aquel 7 de agosto de 2015, declaró, acudió al domicilio de la víctima con la que estaba en proceso de divorcio en el barrio de Ollargan, en Arrigorriaga, para «cuadrar» las horas que sus hijos de 2 y 6 años iban a estar con él los sábados.

Según su relato, en el transcurso de una discusión en la cocina, ella le agarró y él la empujó, golpeándose contra la encimera. «Solo la ví en el suelo», apuntó. Después, la acompañó al baño para que se limpiase la sangre que tenía en la cabeza, momento en el que Leire Rodríguez le exigió que se fuera e intentó cerrar la puerta. Entonces, trató de abrirla y ella cayó hacia atrás y se golpeó la cabeza con un escalón del baño.

«La llamaba y no me respondía. La saque al pasillo, tenía mucha sangre», rememoró entre sollozos Jorge Mateos Prado, sin dejar ni un segundo de ocultar su rostro. Aseguró que, entonces, pensó que su exmujer estaba muerta, «se asustó mucho» y se sintió «totalmente bloqueado», al estimar que «nadie» le iba a creer, por lo que decidió «simular» un atropello, dejándola en el arcén de la carretera de Abusu a Buia.

La Fiscalía defiende al igual que el resto de acusaciones que, «de manera sorpresiva y sin posibilidad de defensa», el acusado llevó a la víctima al baño, donde la golpeó en la cabeza con el escalón de la bañera al menos en seis ocasiones. Después, la llevó al pasillo de la vivienda y, tras limpiar el baño minuciosamente, la trasladó en brazos hasta su vehículo y la introdujo en el maletero, para llevarla a la cercana carretera. Allí, la arrolló, al menos en dos ocasiones, al pasar lentamente sobre el cuerpo primero marcha atrás y luego hacia adelante hasta acabar con la vida de Leire Rodríguez, de 34 años.

Todos esos hechos se produjeron, según el escrito de acusación del Ministerio Público, desde las 21.30 a las 01.30 de aquel 7 de agosto de 2015. «No fue un cúmulo de circunstancias desgraciadas», subrayó la letrada de la acción popular, dando valor a esta versión.

Tres ofertas a un joven

El acusado negó que planificase la muerte de su exmujer, algo que choca con el testimonio de un joven, al que en los primeros compases de la investigación también se imputó, que ayer relató que Jorge Mateos Prado le preguntó «si sería capaz de matar a una tía» y le ofreció hasta una pistola en una primera toma de contacto que tuvieron en el taller mecánico donde trabajaba en Santutxu. Durante mes y medio, le llegó a proponer eso, robar la tarjeta bancaria y el móvil a una mujer y, el mismo día de los hechos, ir a robar «a una mujer de La Peña que iba a salir de fiesta y tenía muchísimo dinero». Esas tres ofertas fueron rechazadas por el joven.

La misma noche en que se produjeron los hechos, Jorge Mateos Prado pidió a sus padres y a su hermana, con los que convivía desde abril en el barrio bilbaino de Errekalde a raíz de la separación, que si la Policía les preguntaba por la hora en que había llegado a casa, dijesen que lo había hecho pronto y no en torno a las 1.30, por haber estado «tomando unas copas» con los amigos, para no tener problemas con la tutela de sus hijos. En un primer momento, les informó a su padre y madre que su exmujer había sufrido un accidente, según le había comunicado un amigo, y horas después de que había fallecido.

Sus progenitores mantuvieron esta versión hasta que, después de que su hijo les confesara en el hospital en setiembre tras el intento de suicidio del 18 de agosto que era el «culpable de la muerte de Leire», la modificaron ateniéndose a lo que vivieron y no siguiendo las recomendaciones del acusado.

La hermana explicó que acudió con el acusado a limpiar la casa de Ollargan a los pocos días de producirse los trágicos hechos, llamándole la atención que no estuviera la alfombra del pasillo. A ella y a su madre, según testimonio de ambas en el juicio, les dijo que «Leire decidió quitarla».