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La Fiscalía pide dos años para los seis acusados de la muerte por un desprendimiento en Donostia

La Fiscalía de Gipuzkoa pide dos años de cárcel para cada uno de los seis acusados –tres técnicos municipales y otros tantos responsables de varias empresas– de la muerte del joven Mikel Arzak, quien falleció el 7 de agosto de 2013 tras ser alcanzado en la cabeza por una roca desprendida del monte Urgull cuando caminaba por el Paseo Nuevo de Donostia.

Una de las rocas desprendidas golpeó mortalmente a Mikel Arzak. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

Los procesados son el director del departamento de Infraestructuras y Servicios Urbanos del Ayuntamiento; el responsable municipal de Proyectos de Obras, y un ingeniero técnico, así como el coordinador de Seguridad y Salud Laboral de la obra; la técnico de Prevención de Riesgos Laborales, y el gerente de la compañía encargada de los trabajos.

El escrito de acusación provisional del Ministerio Público considera a todos ellos responsables de un delito de homicidio por imprudencia grave, por el que reclama dos años de cárcel para cada uno y que sean inhabilitados para el ejercicio de su profesión durante tres años.

Solicita también que, por la vía de responsabilidad civil, sean condenados a indemnizar «conjunta y solidariamente» a los padres del fallecido con 200.000 euros y que se declare la responsabilidad subsidiaria del Ayuntamiento de Donostia, así como de la empresa encargada de la estabilización de la ladera del monte Urgull y de la que se ocupaba de la coordinación de la seguridad cuando se produjo el accidente.

Según este texto, los hechos sucedieron sobre las 17.10 del 7 de agosto de 2013, durante la ejecución de un «proyecto de medidas de defensa contra desprendimientos en el Paseo Nuevo», promovido por el consistorio donostiarra, redactado por una empresa externa y ejecutado por la compañía Tesinsa.

El documento concreta que, en este contexto, «se produjo el desprendimiento de varios bloques de piedra desde la ladera», uno de los cuales «golpeó en la cabeza» al joven de 20 años.

Se da la circunstancia de que, según el Ministerio Público, «unas dos horas antes del desprendimiento, se estuvo trabajando en esa zona» en la que se habían realizado «tres perforaciones con una máquina neumática percutora» equipada con «una broca de 1,5 meros de largo y 89 milímetros de diámetro, sin llegar a inyectarse hormigón ni a instalarse la malla de sustentación de la ladera».

La Fiscalía recuerda que el proyecto de estabilización había sido redactado «como consecuencia de un importante antecedente», sucedido el 29 de noviembre de 2012, cuando un bloque de «grandes dimensiones» se desprendió de esa misma ladera.

El escrito concreta que «pese a estas advertencias» la obra no dispuso de «medidas de seguridad eficaces frente a desprendimientos» del «alcance» del que causó la muerte del joven, ya que presuntamente la zona sólo contaba con «la propia valla perimetral» de Tesinsa que «únicamente actuaba a modo de cerramiento impidiendo el paso a toda persona ajena».