La elección de Torra desencalla la legislatura catalana tras 199 días de 155
En un pleno que Ciudadanos trató de enturbiar, Quim Torra fue elegido ayer 131º president de la Generalitat con los votos de JxCat y ERC y la abstención de la CUP. Su primera acción institucional será visitar a Puigdemont, al que volvió a reivindicar como president legítimo.
Ayer, 14 de mayo de 2018, 199 días después de que el Gobierno español suspendiese la autonomía catalana, mientras la Audiencia Nacional daba 10 días al rapero Valtonyc para entrar en prisión por una canción y mientras los Mossos, bajo la batuta del 155, detenían a tres jóvenes de los CDR de Lleida por cortar una carretera, Joaquim Torra i Pla fue elegido por el pleno del Parlament como 131º president de la Generalitat. «No es el Govern el que será excepcional y provisional, es la situación la que es tremendamente excepcional», fueron algunas de las primeras palabras del mandatario electo a la oposición.
Tal y como decidió en el Consell Polític del domingo, la CUP mantuvo ayer la abstención de sus cuatro diputados, lo que permitió a Torra ser investido en segunda votación por mayoría simple: 66 votos a favor (JxCat y ERC) frente a 65 en contra (Ciudadanos, PSC, Catalunya en Comú y PP). Aunque no es lo usual, Torra, visiblemente emocionado, volvió al estrado del Parlament nada más ser proclamado president y dijo, o más bien le salieron, dos cosas: «Gracias a Puigdemont por su generosidad, lo investiremos», y «Visca Catalunya lliure».
Fue una intervención brevísima que nada tuvo que ver con el discurso de investidura previo, y tuvo la virtud de condensar las dos ideas principales con las que Torra asume el cargo. Para demostrarlo, su primera acción como president electo, hoy mismo, será subir a un avión y viajar a Berlín para reunirse con Puigdemont, a quien volvió a reivindicar como «president legítimo». «Gracias Quim Torra por la serenidad, el rigor, el compromiso y la dignidad con la que has tejido tu discurso de hoy», agradeció a través de las redes el dirigente exiliado.
A partir de ahora arranca un periplo burocrático que, en circunstancias ordinarias, no debería llevar más de una semana. Pero lo ordinario y Catalunya no casan últimamente, por lo que ya veremos. El mecanismo es el que sigue: el president del Parlament, Roger Torrent, comunica a Felipe de Borbón la elección de Torra –lo hizo ayer por escrito, declinando pedir una cita presencial con el monarca–, tras lo cual el Borbón debe rubricar con su firma el nombramiento, que será publicado en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC) junto a la firma del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. Es decir, tanto Felipe de Borbón como Rajoy deben firmar el nombramiento, algo para lo cual no tienen un plazo prefijado.
Una vez publicado el anuncio en el DOGC, Torra debe tomar posesión de su cargo en los cinco días siguientes, tras lo cual podrán hacer lo propio los consellers del Govern. Será en ese momento cuando podrá formalmente levantarse la aplicación del artículo 155 de la Constitución, volviendo así el maltrecho y limitado autogobierno a sus manos legítimas. Todo esto, claro está, si los estamentos del Estado cumplen con su palabra, cosa que está por ver. De momento, desde Ciudadanos, Albert Rivera sigue intentando hacer sangre reclamando la permanencia del 155.
El «listín telefónico»
Torra se presentó en el Parlament con un discurso complementario al desarrollado el sábado, en el cual repitió de forma mucho más rápida los fundamentos básicos de su candidatura –son tres: la reivindicación de Puigdemont como president, la lealtad al mandato de «construir un estado independiente en forma de República» y un programa basado en «la cohesión social y la prosperidad económica»–, tras lo cual se sumergió en medidas más concretas.
Algo que en la tradición parlamentaria catalana se conoce como el listín telefónico. Educación (defensa de la inmersión lingüística), sanidad (cobertura universal, mejora de las listas de espera), igualdad (recortar la brecha salarial), inmigración (país de acogida), derecho a la vivienda, cultura, deporte, empleo, salario mínimo de 1.100 euros, industria y energía fueron solo algunos de los puntos que repaso brevemente.
En vano. La misma oposición que el sábado le criticó por no detallar el programa de gobierno ignoró ayer unas propuestas para volver a arremeter contra Torra por sus tuits y artículos. La arqueología digital va a ser una constante durante lo que dure esta legislatura, que arranca ya de forma accidentada. Con el grupo parlamentario más numeroso del Parlament a sus espaldas, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, sube al estrado como víctima de los designios independentistas que, según denuncia, la quieren borrar del hemiciclo. La agresividad de la bancada de Ciudadanos no se había visto en décadas en el Parlament y marca una pauta preocupante para el devenir de la actividad parlamentaria.
Aunque pasan por el mismo agujero que abre Arrimadas, muy diferente es el tono de Miquel Iceta (PSC), de Xavier Domènech (Catalunya en Comú), e incluso del PP, relegado a la irrelevancia en el Parlament, aunque su líder, Xavier Garcia Albiol, se permita el lujo de hacer de la amenaza un discurso parlamentario: «Está en su mano que el autogobierno no se tenga que volver a suspender».