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Sobreinformar como fórmula de escape

Iñaki Iriondo

El consejero de Salud, Jon Darpón, acudió ayer a la comisión parlamentaria al frente de una legión de altos cargos con el objetivo no confesado de apabullar a la oposición con todo tipo de datos innecesarios, para al final intentar escapar indemne por agotamiento e incluso hambre de sus señorías. La comparecencia comenzó a las 9.30 de la mañana y acabó cerca de las 4.00 de la tarde. Detallaron con exhaustividad todo el proceso de convocatoria de la OPE de Osakidetza, acuerdos con los sindicatos, aplicaciones informáticas utilizadas, formato de los documentos, y los pasos dados con fechas y casi hasta con horas desde que trascendió la evidencia de que se habían producido irregularidades en varias de las pruebas. En el momento oportuno, se incluyó la noticia de que Osakidetza va a investigar los exámenes de otras cuatro especialidades, lo que sirvió para alimentar titulares de los boletines de radio y las páginas web mientras Darpón y los suyos no callaban dentro del Parlamento.

Tanta sobreinformación saturaba pero no aclaraba lo esencial: ¿Qué ha ocurrido en las pruebas en las que ya se han comprobado irregularidades?, esas que, según el propio consejero, escapan a las reglas de la lógica. Que había «problemas» –como reconoció Darpón– ya lo sabíamos desde que hace semanas los sindicatos pusieron las pruebas sobre la mesa, lo que ayer cabía esperar del Gobierno y de Osakidetza es que desvelaran la razón de esos ataques a la lógica, las explicaciones o excusas que les habían dado los miembros de los tribunales afectados, qué les habían dicho los afortunados con el premio gordo del puesto en propiedad.

Es decir, lo exigible al Gobierno eran conclusiones, siquiera iniciales, de una investigación que, por lo mucho visto y escuchado ayer, nadie parece haber realizado. Y, como consecuencia, la depuración de las responsabilidades ajenas y la asunción de las propias. Lo que ofreció Darpón fue mucha tinta para, como el calamar, confundirse tras ella y huir.