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Celedón aterrizará hoy en una ciudad que ya está de fiesta

Las fiestas de La Blanca arrancan tradicionalmente el día 4, con la llegada del aldeano de Zalduondo a Gasteiz. Sin embargo, este año las txosnas han abierto un día antes. Y los integrantes de GEU Elkartea llevan desde el jueves sirviendo potes en la plaza del Machete.


Hoy a las 18.00 aterrizará Celedón en el centro de Gasteiz, una ciudad con clima tropical que ya disfruta de las fiestas de La Blanca, que, de manera no oficial, arrancaron ayer a las 21.30 con la apertura de las txosnas y la entrega del txosnisaria a la dinámica Okupatu Gasteiz, en la que participan Hala Bedi, gaztetxe, Errekaleor Bizirik! y el frontón Auzolana. Y tras la entrega del premio comenzaron los conciertos, de la mano de Atzembla y Xabi Sarrià. Acordes de los Països Catalans que marcaron el ritmo de una larga noche que, a buen seguro, no habrá terminado para más de uno.

Puede que los más fiesteros hayan aprovechado para desayunar un pintxo y una cerveza en la txosna de GEU Elkartea, que abrió sus puertas el jueves en la plaza del Machete. Pero la mayoría de los mortales regresaron a casa a una hora prudencial, sabedores de que hoy será un día duro, marcado por el calor. Euskalmet augura una máxima de 32 grados, por lo que vale que las cuadrillas lleguen bien provistas a la plaza de la Virgen Blanca.

Es importante llevar gorra o gorro –los naranjas de paja que reparte una conocida empresa de telecomunicaciones son una buena opción–, ropa vieja y unos cuantos litros de cualquier bebida fresca que se pueda llevar en vaso, katxi, botella de plástico o garrafa de cinco litros. Este año, al igual que el pasado, habrá controles para evitar que la gente acceda a la plaza con botellas de vidrio, y tampoco están permitidas las latas. Así, puede que más de uno pase por el aro y se decida a comprar la bota verde de Eroski, que, pese a que no lleva corcho y carece del glamour que da el cava barato, también sirve para mojar a todo el personal.

El morado presente

A las 18.00, minutos antes de que los presentes comiencen a resentirse por culpa de los golpes de calor, Andrea Corres, Aurelia Encarnación Izquierdo, Juan Luis Soriguren y Daniel Uriondo, cuatro jubilados, prenderán la mecha del cohete que marque el inicio de la fiesta y de comienzo el descenso de Celedón, que bajará con un paraguas morado. Un guiño a unas fiestas igualitarias, libres de violencia sexista. El Consistorio ha puesto en marcha la campaña “Jailari, berdintasunaz blai”, en la que se incluye el reparto de 17.000 vasos reutilizables morados y acciones de sensibilización contra el machismo de la mano de educadores sociales y diversos agentes de la ciudad, incluidas las cuadrillas de blusas y neskas. Además, el alcalde, Gorka Urtaran, ha pedido a la ciudadanía que acuda hoy a la plaza de la Virgen Blanca con ropa morada. Esta medida ha sido acogida con recelo por el movimiento feminista de Gasteiz, que hace unas semanas advirtió de que «no acabaremos con las agresiones sexistas con el color morado y los lavados de cara».

Con morado o sin morado, lo importante es que esta tarde todo el mundo disfrute de la fiesta respetando a las miles de personas que se van a dar cita en el corazón de la capital alavesa, una marea humana que, después de recibir a Celedón, se adentrará en las calles de Alde Zaharra para pedir agua a los vecinos. A estos les quedan por delante cinco días de insomnio, en los que se mezclarán la fiesta, protagonizada por los blusas y las neskas; la tradición, marcada por la procesión del Rosario de la Aurora y las ofrendas a la patrona; y la autogestión, que tiene dos puntos de referencia (las txosnas y el gaztetxe).

Allí se darán cita muchos melómanos, que estos días podrán disfrutar de actuaciones para todos los gustos. Desde Rockaina a un tributo a Rocío Dúrcal, pasando por Gozategi, Rosario, Glaukoma o Marky Ramone. Sin olvidar las verbenas de la plaza Arka, donde el lunes actuarán Joselu Anaiak. A los conciertos se suman las vaquillas, los fuegos artificiales y las barracas, que, por cierto, estaban cerradas ayer a mediodía, cuando, en teoría, había «precios populares».